Nathalie Becquart : « Il y a de nombreuses façons d’être Église et aucun modèle unique de vie ecclésiale ne doit s’imposer »

Nathalie Becquart : « Il y a de nombreuses façons d’être Église et aucun modèle unique de vie ecclésiale ne doit s’imposer »

Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo y considerada una de las mujeres más influyentes del Vaticano, se ha convertido en una voz de referencia en la arquitectura del actual proceso sinodal. Su autoridad no es menor: coordinadora cercana a los organismos centrales, experta en teología y promotora activa de la sinodalidad, fue incluida en 2024 entre las cincuenta mujeres más influyentes del mundo por la revista Forbes. Sus palabras, por tanto, son la expresión del pensamiento que anima al núcleo responsable de aplicar el proyecto sinodal hasta 2028.

En una reciente conversación con Katholisch.de, Becquart dejó ver tanto el entusiasmo oficial que rodea al proceso como las tensiones internas que este ha provocado en diferentes regiones del mundo. Sus afirmaciones ofrecen una radiografía clara: la sinodalidad avanza, pero lo hace en medio de resistencias, incertidumbres y diferencias profundas entre las iglesias locales.

Resistencias que el Vaticano atribuye al miedo y la ignorancia

Uno de los puntos más llamativos de sus declaraciones es la admisión abierta de que existen resistencias significativas dentro de la Iglesia. Becquart explicó que el papa León XIV ha abordado directamente el problema, atribuyendo la oposición al miedo y la falta de conocimiento. Esta lectura, repetida en diversos ámbitos vaticanos, revela un diagnóstico que coloca la responsabilidad del conflicto del lado de quienes dudan del proceso, no del proceso mismo.

La subsecretaria reconoce que sacerdotes y obispos se muestran reticentes, especialmente ante la percepción de que la sinodalidad pueda debilitar la autoridad episcopal. Sin embargo, insiste en que estas reservas desaparecerían si los críticos vivieran la sinodalidad por dentro. Según su enfoque, la resistencia nace de observar el proceso desde fuera y se transformaría al experimentar sus frutos. Esta interpretación, aunque coherente con la línea oficial, ignora uno de los riesgos más citados entre sectores eclesiales: la falta de claridad doctrinal y la preocupación por la posible deriva hacia modelos de Iglesia más fragmentados y sujetos a dinámicas sociológicas.

Un proceso sin modelo definido y abierto a la experimentación

Becquart subraya que el Papa descarta cualquier estandarización del modelo sinodal. No habrá una forma única de aplicar la sinodalidad, y cada país deberá adaptarla según su realidad local. Esta flexibilidad, presentada como una riqueza, también abre la puerta a una nueva fuente de incertidumbre: la posibilidad de que la Iglesia evolucione en direcciones divergentes según sus contextos culturales.

La entrevistada reconoce que ya se están abriendo espacios para experimentos pastorales en ministerios, procesos de toma de decisiones y estructuras de participación. El vocabulario empleado —experimentos, creatividad pastoral, nuevas prácticas— refleja una voluntad de transformación que va más allá de la simple consulta o participación fiel. Aunque Becquart afirma que estos cambios deben enmarcarse en el discernimiento y en el derecho canónico, la amplitud indefinida de estos experimentos genera preguntas legítimas sobre su alcance y sus límites. En un contexto global ya marcado por tensiones litúrgicas, doctrinales y disciplinares, la introducción de prácticas novedosas según la región podría acentuar aún más la fragmentación interna.

Velocidades distintas según los continentes

La propia Becquart admite que el ritmo de la sinodalidad varía de forma significativa entre regiones. América Latina, Europa y algunas zonas de Asia muestran un impulso más decidido, mientras que África y buena parte de Asia permanecen más cautas, cuando no abiertamente escépticas. Esta diversidad, reconocida por Becquart, evidencia que la sinodalidad no ha logrado un consenso universal ni un entusiasmo uniforme.

La desigualdad en los ritmos no es menor. La subsecretaria afirma que el Papa considera normal que cada Iglesia local avance a su paso y que será necesario tener paciencia entre unos y otros. Sin embargo, esta disparidad expone un riesgo de peso: que el proceso sinodal genere diferencias estructurales entre regiones, con modelos pastorales y ministeriales distintos, asimetrías en la gobernanza eclesial y tensiones entre conferencias episcopales —como es el caso de la Iglesia en Alemania—.

Una Iglesia que avanza, pero sin despejar las dudas esenciales

Las palabras de Becquart dejan claro que la sinodalidad no retrocede. El calendario está fijado, los equipos continentales trabajan, los experimentos ya están en marcha y las evaluaciones se sucederán hasta 2028. Pero también dejan al descubierto la principal tensión del proceso: una transformación profunda impulsada desde el Vaticano que avanza sin un modelo claro, con fuerte resistencia interna y con un mapa mundial eclesial que reacciona a ritmos muy desiguales.

Dejamos a continuación la entrevista completa y traducida:

Pregunta: Señora Becquart, durante el acto del Año Santo para los equipos sinodales, siete representantes de distintas regiones presentaron al papa León XIV los primeros resultados de la fase de implementación. ¿Cómo los valora?

Becquart: Las presentaciones de los siete representantes continentales en el Jubileo de los Equipos Sinodales mostraron una apropiación notablemente diversa de la sinodalidad en todo el mundo. Los informes de las distintas conferencias episcopales continentales muestran que la implementación ya ha comenzado en las iglesias locales y está generando una creatividad pastoral que se adapta a los contextos locales y, al mismo tiempo, remite al documento final del Sínodo. Varias regiones se caracterizan por una implementación particularmente dinámica. América Latina está, en muchos sentidos, a la vanguardia de la sinodalidad con el proceso del Consejo Episcopal CELAB sobre la recepción del Concilio Vaticano II. También vemos cómo Asia ha establecido con entusiasmo una comisión para la sinodalidad. Pero otras regiones también se esfuerzan…

Pregunta: ¿Hay también regiones especialmente reticentes?

Becquart: El papa León XIV abordó directamente la cuestión de la resistencia al proceso sinodal, en particular la preocupación de algunos de que se trate de un intento de debilitar la autoridad de los obispos. Invitó especialmente a los sacerdotes —incluso más que a los obispos— a abrir sus corazones y participar en estos procesos, señalando que la resistencia a menudo surge del miedo y la falta de conocimiento.

Pregunta: El papa León XIV habló de diferencias culturales en el proceso de implementación. ¿Cómo puede vivirse la sinodalidad en contextos tan distintos sin poner en riesgo la unidad de la Iglesia?

Becquart: El Papa fue muy claro al explicar que la Iglesia no busca un modelo estandarizado. La sinodalidad no consistirá en un modelo en el que todos y cada país diga: así debe hacerse. En su respuesta al Secretario General de SECAM, enfatizó que la realidad local debe ser respetada. Hay muchas maneras de ser Iglesia y ningún modelo único de vida eclesial debe imponerse. Subrayamos la Iglesia local, pero al mismo tiempo destacamos la importancia de fortalecer el diálogo entre las iglesias locales —a nivel de provincias eclesiásticas, conferencias episcopales y el continente.

Pregunta: ¿Es un problema que existan visiones tan diferentes sobre qué significa realmente sinodalidad?

Becquart: El documento final del Sínodo sobre la Sinodalidad ofrece una comprensión clara: la sinodalidad es tanto una forma de ser Iglesia —como pueblo peregrino de Dios— como una manera de llevar adelante juntos la misión de la Iglesia, como bautizados llamados a ser discípulos misioneros. Va de la mano con el ecumenismo, pero también con el diálogo interreligioso, el diálogo con la sociedad y con todas las personas, y subraya la importancia de escuchar a todos, especialmente a los pobres y marginados. El papa León deja claro que la sinodalidad —como también subrayó el Sínodo— está siempre orientada a la misión.

Pregunta: ¿Qué significa misión en este caso?

Becquart: Ser misionero significa anunciar el Evangelio. No es una campaña, sino un modo de vida y una forma de ser Iglesia. Como dijo el papa León, promueve una actitud que comienza escuchándonos unos a otros.

Pregunta: La Secretaría del Sínodo ha propuesto que las iglesias locales realicen experimentos locales en ámbitos como el ministerio, los procesos de toma de decisiones o los organismos de participación. ¿Cómo podrían ser esos experimentos concretos?

Becquart: El documento para la fase de implementación subraya que debemos invertir en prácticas que implementen la sinodalidad. No se trata solo de hablar de ella, sino de abrir experimentos concretos —y estos ya han comenzado. No hay un único modo de hacerlo. La sinodalidad debe basarse en la situación y el contexto respectivos. El mejor enfoque es contar con equipos sinodales a nivel diocesano o parroquial que trabajen creativamente con el obispo o el párroco para diferenciar prioridades y pasos concretos según las orientaciones del documento final. Esto podría significar, por ejemplo, introducir el diálogo espiritual en el consejo parroquial, organizar asambleas sinodales parroquiales, establecer una conferencia pastoral diocesana, involucrar a más laicos —especialmente jóvenes y mujeres— en roles de liderazgo, formar a seminaristas y sacerdotes en liderazgo sinodal, etc.

Pregunta: ¿Existen límites para estos experimentos?

Becquart: El documento recuerda que la experimentación debe formar parte de los procesos de discernimiento y toma de decisiones previstos por el derecho y por el propio documento. En su homilía en el Jubileo, el papa León XIV subrayó que el discernimiento exige libertad interior, humildad, oración, confianza mutua y apertura a lo nuevo. Esto nunca es simplemente la expresión de opiniones personales o de grupo, ni la suma de visiones individuales. La primera tarea es, por tanto, promover y profundizar una espiritualidad de la sinodalidad. Los experimentos no deben ser solo respuestas técnicas o estructurales. La sinodalidad debe encarnarse en la vida de cada bautizado y de cada comunidad.

Pregunta: El Papa subrayó que la resistencia nace del miedo y la ignorancia. ¿Qué es necesario para que estos experimentos funcionen sin conflictos ni riesgos para la unidad de la Iglesia?

Becquart: El papa León XIV insiste en priorizar la formación y la preparación en todos los niveles. A veces se ofrecen respuestas prefabricadas, dijo el Papa, sin la preparación necesaria para llegar a conclusiones que algunos pueden haber alcanzado, pero otros no pueden aún compartir o siquiera comprender.

Pregunta: En otras palabras?

Becquart: La mayoría de las resistencias y temores provienen de personas que miran la sinodalidad desde fuera. Cuando tienen la oportunidad de experimentarla y ver sus frutos, cambian. Por eso debemos permitir que los miedos se expresen y sean reconocidos, y abrir espacios para experiencias auténticas de escucha, diálogo y discernimiento compartido.

Pregunta: Cuando dice que no todos avanzan al mismo ritmo, ¿es concebible que algunas iglesias estén más adelantadas que otras?

Becquart: Sí, esto no solo es concebible, sino que fue solicitado explícitamente por el papa León XIV. En el Jubileo, dijo que no caminamos todos al mismo ritmo y que a veces debemos tener paciencia unos con otros. En cualquier caso, el Papa espera que diferentes agrupaciones en la Iglesia, como las conferencias episcopales regionales, sigan creciendo: una expresión de comunión en la Iglesia.

Pregunta: El mejor ejemplo es el diaconado permanente. ¿Por qué no podría ocurrir lo mismo en otros ámbitos?

Becquart: El ejemplo del diaconado permanente muestra precisamente que existe una diversidad legítima en la Iglesia, según el contexto. Fue restaurado en el Concilio Vaticano II, pero se dejó a las conferencias episcopales y a los propios obispos decidir si introducirlo. Por eso hay más diáconos permanentes en Europa y Norteamérica, pocos en América Latina y casi ninguno en Asia y África —y eso no es un problema. Probablemente veremos incluso una mayor diversidad de ministerios según las necesidades locales.

Pregunta: Su Secretaría del Sínodo debe apoyar a las iglesias locales. ¿Cómo será esto en la práctica?

Becquart: Nuestra tarea es escuchar y acompañar a los obispos y equipos sinodales, principalmente mediante el diálogo con las estructuras correspondientes a nivel continental. También estamos disponibles para acompañar a iglesias locales, órdenes religiosas, comunidades, movimientos u otras instituciones eclesiales que soliciten apoyo, dando prioridad a las iglesias con menos recursos. Además, una de nuestras misiones es promover la sinodalidad animando a las personas a recorrer el camino de manera sinodal. En términos prácticos, esto significa muchas reuniones en Roma con obispos y otros miembros de las iglesias locales, pero también numerosos viajes a las iglesias locales para impulsar, escuchar y descubrir cómo se implementa la sinodalidad en la diversidad de contextos culturales y eclesiales.

Pregunta: ¿Habrá tareas adicionales, especialmente con la vista puesta en 2026?

Becquart: Con miras a octubre de 2028, también tendremos la tarea de apoyar la organización de las asambleas de evaluación continentales (en los primeros cuatro meses de 2028) y de la asamblea eclesial en Roma en octubre de 2028.

Pregunta: La fase de implementación para las iglesias locales se extiende hasta diciembre de 2026. ¿Dónde cree que estaremos dentro de un año?

Becquart: El período de junio de 2025 a diciembre de 2026 está dedicado a los caminos de implementación en las iglesias locales y sus asociaciones. Sabemos que la implementación de la sinodalidad en todos los niveles lleva tiempo; es importante avanzar paso a paso. Se ha establecido un marco de tres años con etapas definidas, que concluirá en octubre de 2028 con una asamblea eclesial en Roma para compartir los frutos y evaluar el proceso. Para noviembre de 2026, las iniciativas locales deberían estar bien establecidas, con el inicio de un intercambio de experiencias entre diócesis y conferencias episcopales, en preparación para las reuniones de evaluación diocesana previstas para el primer semestre de 2027.

Pregunta: ¿Cuándo podemos esperar los resultados de los grupos de estudio introducidos por el papa Francisco?

Becquart: Los grupos de estudio debían presentar originalmente sus informes provisionales en junio de 2025, pero ha habido retrasos debido a la muerte del papa Francisco y la elección del papa León XIV. El plazo para presentar los informes finales con propuestas se ha ampliado ahora hasta el 31 de diciembre de 2025.

Puede ver la entrevista original aquí