En la tarde de este martes, durante una conversación informal con periodistas en Castel Gandolfo, el Papa León XIV abordó una amplia variedad de temas internacionales y pastorales, desde la guerra en Ucrania hasta la crisis migratoria en Estados Unidos. Sin embargo, uno de los puntos más sensibles llegó cuando se le preguntó por la situación del obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, acusado de abusos sexuales cometidos en la década de los noventa. El Pontífice subrayó que la Iglesia dispone de protocolos claros para estos casos y recordó que la causa ya está siendo investigada conforme a derecho. Zornoza ha insistido en su inocencia, pero —indicó el Papa— será la investigación la que determine responsabilidades y consecuencias.
La herida abierta del caso “Lute” y la credibilidad comprometida
Dirigiéndose puntualmente a las presuntas víctimas, afirmó que espera que “encuentren siempre un lugar seguro donde puedan hablar, donde puedan presentar sus casos”.
Resulta inevitable enlazar este comentario con el caso del sacerdote Eleuterio Vásquez —“Lute”— en Perú, cuando en el pasado, él mismo —como cardenal Robert Prevost— habría sido designado para garantizar ese espacio seguro y sin embargo las víctimas de Chiclayo quedaron sin investigación judicial, ni canónica.
Protocolos, tiempos y consecuencias
León XIV recordó que la Iglesia cuenta con procedimientos detallados para afrontar estas situaciones y que todos los implicados deben someterse a ellos. Recalcó que los procesos requieren tiempo, y que la seriedad de las acusaciones obliga a respetar cada paso previsto. El Papa insistió en que la investigación abierta deberá seguir su curso, y que las conclusiones derivadas de ese examen determinarán la respuesta institucional.
