Hipocresía dolorosa: mientras habla de protección, la Iglesia bloquea la justicia a víctimas de abusos

Hipocresía dolorosa: mientras habla de protección, la Iglesia bloquea la justicia a víctimas de abusos

El Papa León XIV envió hoy un mensaje solemne al taller organizado por la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, titulado Construir comunidades que tutelen la dignidad. En él, insistió en la necesidad de proteger a los menores y a los más vulnerables, prevenir toda forma de abuso y rendir cuentas con verdad y humildad.

Sin embargo, apenas cuatro días antes, el 13 de noviembre, se comunicó a las víctimas del caso del cura abusador de Chiclayo que su agresor, Lute, responsable de abusos cuando ellas tenían incluso 9 años y que denunciaron ante el propio Robert Prevost, había sido dispensado del estado clerical. Esta decisión hace que cualquier investigación abierta contra él decaiga, bloqueando de facto la búsqueda de investigación y justicia que las víctimas reclamaban.

La contradicción entre el mensaje del Papa y los hechos no puede ser pasada por alto. Hablar de dignidad, protección y rendición de cuentas mientras se bloquea la investigación sobre abusos sexuales graves mediante «dispensas» que contravienen el espíritu real de las mismas, es doloroso e inevitablemente percibido como una hipocresía institucional. Las víctimas y la sociedad observan cómo los discursos sobre justicia y cuidado se enfrentan a decisiones que perpetúan la desconfianza y la sensación de impunidad.

El riesgo para la Iglesia es evidente: mientras las palabras sean más cuidadas que los hechos, su credibilidad moral se erosionará. Las promesas de protección y acompañamiento solo adquieren valor real cuando se aplican sin excepciones, sin privilegios y con plena transparencia. De lo contrario, los discursos más bellos quedan reducidos a meras declaraciones, incapaces de transformar la realidad de quienes más necesitan ser defendidos.

La verdadera autoridad moral no se construye únicamente con mensajes solemnes o talleres internacionales. Se construye con decisiones que demuestran coherencia entre lo que se predica y lo que se practica, especialmente cuando están en juego la justicia y la vida de los más vulnerables. Solo así la Iglesia podrá acercarse a lo que el Papa mismo define: comunidades donde la dignidad de cada persona, incluso en su fragilidad, sea realmente protegida y promovida.

El Papa reclama prevención, transparencia y acompañamiento para menores desde la vida consagrada