Saint John Henry Newman, Docteur de l'Église

Saint John Henry Newman, Docteur de l'Église

En la Solemnidad de Todos los Santos, y al cierre del Jubileo del Mundo de la Educación, el Papa León XIV proclamó a San John Henry Newman Doctor de la Iglesia. En una homilía centrada en la dignidad humana y la misión educativa de la Iglesia, el Pontífice presentó al cardenal inglés como una luz para los tiempos de incertidumbre y oscuridad.

Une proclamation à sens prophétique

En una Plaza de San Pedro colmada de fieles, el Papa León XIV elevó a Newman al rango de Doctor de la Iglesia Universal, el número 38 en la historia. La ceremonia coincidió con la clausura del Jubileo del Mundo de la Educación, dedicado a la reflexión sobre el papel de la Iglesia en la formación integral de la persona.

«Newman nous enseigne —a dit le Pape— que la connaissance sans foi devient stérile, et que l’éducation véritable fleurit quand elle est au service de la vérité et de la sainteté.»

«Former des personnes qui brillent comme des étoiles»

En su homilía, León XIV destacó que la educación cristiana no se mide por el éxito económico, sino por la capacidad de ayudar a cada persona a descubrir su vocación. «En el corazón del camino educativo —afirmó— no hay estadísticas, sino personas reales. Estamos llamados a formar personas para que brillen como estrellas en su plena dignidad.»

Nuevo Copatrono de la educación católica

Durante la Misa, el Papa anunció que San John Henry Newman será Copatrono de la misión educativa de la Iglesia, junto a Santo Tomás de Aquino. Ambos, dijo, representan la unión entre la razón que busca la verdad y la conciencia iluminada por la fe.

«Su figura será un faro para las nuevas generaciones que tienen sed de infinito y que, por el camino del estudio, buscan el rostro de Dios», afirmó el Santo Padre.

Las universidades como laboratorios de profecía

León XIV describió la educación como «una semilla indispensable de esperanza». «Cuando pienso en escuelas y universidades —añadió— las imagino como laboratorios de profecía, donde la esperanza se estudia, se discute y se alimenta.»

Pidió a los docentes que vivan su vocación con alegría, brillando «como estrellas en el mundo» a través de su servicio a la verdad y su entrega a los jóvenes, especialmente a los más pobres.

Contra la oscuridad del nihilismo

El Papa advirtió contra «la enfermedad más peligrosa de nuestro tiempo: el nihilismo, que amenaza con cancelar la esperanza». Recordó el himno de Newman Lead, Kindly Light («Guíame, Luz amable»), compuesto cuando aún era pastor anglicano, como símbolo de esa fe que ilumina incluso en la noche más oscura.

«La educación cristiana —dijo— consiste en aprender a seguir esa Luz amable, aun cuando no veamos todo el camino.»

Educar para la santidad

León XIV concluyó recordando que «educar, desde la mirada cristiana, es ayudar a cada persona a hacerse santa». Citó a Benedicto XVI en la beatificación de Newman: «Lo que Dios quiere más que nada para cada uno de vosotros es que seáis santos».

El Papa cerró su homilía evocando a San Agustín, tan admirado por Newman: «Somos condiscípulos con un solo Maestro; su escuela está en la tierra, pero su cátedra está en el cielo».

El legado de un converso

San John Henry Newman (1801–1890) fue sacerdote, teólogo y cardenal inglés. Convertido del anglicanismo al catolicismo, dejó una profunda huella en la teología moderna con su pensamiento sobre la conciencia, la fe y la educación. Su proclamación como Doctor de la Iglesia por León XIV reconoce su influencia duradera y su ejemplo de fidelidad a la verdad.

«Guíame, Luz amable» resonó en el ofertorio de la Misa, como eco del espíritu de Newman y de la misión educativa de la Iglesia: conducir las almas hacia la luz de Cristo.

 

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