The CEE denies an agreement with the Government on the configuration of the LOMLOE

The CEE denies an agreement with the Government on the configuration of the LOMLOE

La Comisión Episcopal para la Educación y Cultura publicó una nota oficial en la que rechaza de forma categórica que la Conferencia Episcopal Española (CEE) hubiera alcanzado algún tipo de acuerdo con el Ministerio de Educación para permitir que en Bachillerato no exista una asignatura alternativa —la llamada asignatura espejo— a la de Religión Católica. El comunicado responde directamente a lo afirmado en la Sentencia del Tribunal Supremo (R. CASACIÓN/6342/2023), que menciona un presunto entendimiento negociado entre la Administración y la CEE durante la tramitación de los currículos de la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE).

La CEE denuncia una afirmación rotundamente falsa

Según el comunicado episcopal, es rotundamente falsa cualquier afirmación que implique que la Conferencia Episcopal Española hubiese llegado a un acuerdo con el Ministerio de Educación para que, en la LOMLOE, no existiera una asignatura alternativa a la de Religión Católica en el Bachillerato. La Comisión subraya que jamás se produjo una negociación específica con el Gobierno para definir el tratamiento académico de la Religión en esta etapa.

La CEE señala que la única referencia normativa aplicable es la contenida en los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede de 1979, donde se reconoce un marco distinto para el Bachillerato al no tratarse de una etapa obligatoria. De acuerdo con la Comisión Episcopal, es posible que la letrada del Principado de Asturias se refiriera a este punto de forma indirecta, pero insiste en que la sentencia redactada por el Tribunal Supremo no lo refleja así, generando confusión en los medios de comunicación y en la opinión pública.

La Iglesia advierte del riesgo de una falsedad asentada en un documento jurídico

La Comisión Episcopal afirma que la versión difundida por la letrada del Principado es contraria a los hechos y que, para sostenerla jurídicamente, debería acreditarse mediante documentación real. Expresa su preocupación por que esta falsedad quede fijada en una sentencia del Supremo como verdad, y anuncia que explorará las vías jurídicas necesarias para evitar que la afirmación quede validada en un documento de esta relevancia.

La CEE recuerda que, durante la tramitación de la LOMLOE, defendió siempre el cumplimiento estricto de los Acuerdos de 1979, que exigen que la enseñanza de la Religión se imparta en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales, tanto en carga lectiva como en dignidad curricular. En este sentido, vuelve a calificar de inapropiada la solución aplicada a la asignatura de Religión en Bachillerato por el Ministerio y por algunas comunidades autónomas.

El origen del conflicto: el caso del decreto asturiano y el giro del Tribunal Supremo

La polémica se desencadena a raíz del recurso presentado por el Arzobispado de Oviedo contra el Decreto 60/2022 del Principado de Asturias, que regula el currículo de Bachillerato. Este decreto incluye la Religión en 1.º de Bachillerato, pero sin establecer una asignatura alternativa para quienes no la eligen, rompiendo la equiparación existente en Primaria y ESO.

El litigio llegó al Tribunal Superior de Justicia de Asturias, que inicialmente dio la razón al Arzobispado y anuló parcialmente el decreto por considerar que la ausencia de alternativa discriminaba a la asignatura de Religión y vulneraba los Acuerdos Iglesia-Estado.

Sin embargo, el Tribunal Supremo revocó esa sentencia. En su fallo, el Supremo sostiene que en Bachillerato —al tratarse de una etapa no obligatoria— el legislador no está obligado a establecer una materia espejo y que la diferencia de carga lectiva no supone discriminación. En este contexto, la letrada del Principado argumentó que esta situación era fruto de un entendimiento negociado con la CEE, una afirmación incorporada al texto de la sentencia y que ha provocado la reacción enérgica del episcopado.

Es precisamente esta frase, contenida en la sentencia del Tribunal Supremo, la que ha motivado el comunicado de la CEE, que considera imposible dejar sin respuesta una afirmación sin soporte fáctico y contraria a la posición que la Iglesia ha mantenido de manera constante.

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