Es sábado, terminamos semana y nos nos dejan los temas abundantes de actualidad y las interesantes noticias que analizan la situación con más detenimiento.
Empezamos con lo más vistoso. El Papa León respondió a las preguntas de cinco jóvenes católicos, en el primer encuentro directo del pontífice con adolescentes estadounidenses a través de una transmisión en vivo. Una joven católica, Mia, de Baltimore, Maryland, le preguntó al Papa León: “¿Le resulta difícil aceptar la misericordia de Dios cuando comete errores o siente que ha decepcionado a la gente?”. “La verdad es que ninguno de nosotros es perfecto”. “San Pablo enseña que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios”. «Puede que nos cueste perdonar, pero el corazón de Dios es diferente. Cuando confesamos sinceramente nuestros pecados y aceptamos nuestra penitencia, el sacerdote nos absuelve y sabemos con certeza que somos perdonados. Así que sí, puede ser desalentador cuando pecamos, pero no se centren solo en sus pecados. Miren a Jesús, confíen en su misericordia y acudan a él con confianza». «Jesús no solo comprende nuestras luchas desde la distancia», «Él quiere que se las entreguemos porque nos ama. Y ese tipo de confianza comienza cuando tenemos una relación real. No podemos confiar nuestros problemas a alguien que apenas conocemos». “Necesitamos tener una relación con Él. En silencio, podemos hablar con sinceridad sobre lo que hay en nuestro corazón”. “Durante la Adoración Eucarística, puedes mirar a Jesús en el Santísimo Sacramento. Sabes que Él te mira, y te mira con amor. A menudo nos habla con dulzura en silencio”. “Por eso son tan importantes los momentos de silencio diarios, ya sea mediante la adoración, la lectura de las Escrituras, la conversación con Él o buscando esos pequeños momentos para estar con Él”. “Poco a poco, aprendemos a escuchar su voz, a sentir su presencia, tanto en nosotros como a través de las personas que nos envía”.
Otro joven católico, Christopher de Nevada, preguntó: “¿Cómo sugiere que equilibremos todas estas excelentes herramientas (redes sociales, teléfonos inteligentes, tabletas y cualquier otro dispositivo) y, al mismo tiempo, establezcamos conexiones de fe fuera de la tecnología?” El Papa León hizo referencia a San Carlo Acutis, recientemente canonizado, quien equilibró la tecnología con las relaciones personales, incluyendo la adoración eucarística. «La IA no discernirá entre el bien y el mal, ni se maravillará ante la belleza de la creación divina. Por lo tanto, sean prudentes, sean sabios, tengan cuidado de que su uso de la IA no limite su verdadero crecimiento humano».
El Papa León animó a los jóvenes a tener esperanza, en lugar de miedo, respecto del futuro, citando la promesa de Jesús a San Pedro de que “las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia”. “No es cierto que la vida se trate solo de hacer lo que te hace sentir bien”. “Te hace sentir cómodo, como dicen algunos. Claro, la comodidad puede ser agradable, pero como nos recordó el Papa Benedicto XVI, no estamos hechos para la comodidad. Fuimos creados para la grandeza. Fuimos creados para Dios mismo”. “Uno de mis héroes personales, uno de mis santos favoritos, es San Agustín de Hipona, lo aprendió de joven. Buscó la felicidad por todas partes, pero nada lo satisfizo hasta que abrió su corazón a Dios”. Por eso escribió: «Nos hiciste para ti, Señor, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti». Agustín «descubrió que su deseo de grandeza era en realidad un deseo de relación con Jesucristo». Los jóvenes católicos son conocidos por su devoción a la tradición de la Iglesia, particularmente a la Misa tradicional en latín. La Generación Z, aquellos entre 18 y 24 años, también está liderando un resurgimiento del interés religioso. Según una encuesta reciente realizada a sacerdotes católicos estadounidenses, las generaciones más jóvenes son más ortodoxas teológicamente y están menos interesadas en temas LGBT que sus homólogos mayores.
El Papa León XIV recibió en audiencia a los participantes del Curso de Formación Jurídico-Pastoral de la Rota Romana . Ante una sala repleta de jueces, canonistas y profesionales del derecho eclesiástico, abordó el tema elegido para el décimo aniversario de la reforma del proceso de nulidad matrimonial iniciada por su predecesor: «Dimensión Eclesiológica, Jurídica y Pastoral ». Recordó que la verdad de la justicia en la Iglesia es una realidad única, donde la teología, el derecho y la pastoral son partes inseparables de un mismo servicio. Se centró en el poder sagrado ejercido en los tribunales eclesiásticos. Citando la Lumen Gentium , recordó que todo poder en la Iglesia es «un verdadero servicio, significativamente llamado diaconía » . La jurisdicción judicial es parte integral de este servicio: es la forma en que la Iglesia ejerce una diaconía de la verdad , porque las familias y las comunidades necesitan una verdad declarada sobre su condición eclesial para caminar en la fe. El segundo presupuesto se refiere al objeto del proceso: el matrimonio mismo .
El Papa recordó su discurso durante el Jubileo de las Familias, donde afirmó que «el matrimonio no es un ideal, sino el canon del amor verdadero». Recordó la enorme responsabilidad de los operadores de justicia, recordada con fuerza por Benedicto XVI : el proceso de nulidad es «un instrumento para la constatación de la verdad». ¿Por qué la Iglesia sigue prefiriendo el proceso judicial al administrativo? Citando el Preámbulo de Mitis Iudex , reiteró que el proceso judicial ofrece las mejores garantías para proteger la verdad del vínculo matrimonial. No se trata de una técnica, sino de presupuestos eclesiológicos: la búsqueda de la verdad y la salus animarum . El Papa concluyó afirmando que las tres dimensiones —eclesiológica, jurídica y pastoral— conducen a un único propósito: la salus animarum , la ley suprema de la Iglesia.
Muchas reflexiones sobre el discurso de clausura del Papa León XIV en la 81.ª Asamblea de la Conferencia Episcopal Italiana. Un discurso claro y ordenado, centrado en Cristo, que no acaricia la realidad, sino que la atraviesa. El cardenal Zuppi había elegido el tono del clima social: fragilidad, distancia, fraternidad, aceptación, diálogo, pero le faltaban algunos pilares esenciales para quienes deben fortalecer a sus hermanos en la fe. León XIV, volvió a poner a Cristo en el centro, no como marco espiritual, sino como criterio decisivo para interpretar la historia. Cristo crucificado y resucitado es la medida del ministerio episcopal, y todo parte de ahí. El Papa pide consultas más amplias y participativas, una escucha sincera de las comunidades y una colaboración más estrecha con la Nunciatura para nombrar obispos.
Por otra parte se echa en falta que no hay ninguna referencia explícita a la confusión doctrinal, la crisis litúrgica ni el colapso educativo que afecta a parroquias y familias. No se juzgan las derivas teológicas que contaminan el sentido común. No se analiza la fragilidad de la fe en su contenido, su transmisión, sus formas. Es un silencio que pesa mucho, y que la CEI probablemente llenará con el lenguaje tranquilizador de los últimos años. Aquí es donde se jugará la partida. Es positivo que el Papa se dirigió a los obispos como sucesores de los apóstoles. No los trató como mediadores culturales ni como administradores de un sistema. Les recordó que el corazón de la misión es Cristo. Este es un avance decisivo en comparación con un período en el que las asambleas episcopales parecían estar agotadas, más preocupadas por gestionar los equilibrios que por confirmar la fe.
Los obispos italianos también están llamados a afrontar el documento final aprobado el pasado 25 de octubre por la Asamblea Sinodal Nacional, que introduce directrices pastorales controvertidas : desde las relaciones con las personas que se identifican como LGBT hasta el estudio del diaconado femenino, así como pautas para la reforma litúrgica y nuevas formas de gobierno. El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI, el inefable Zuppi, ha dicho que la secularización fue la voluntad de Dios para privar a la Iglesia de su hegemonía cultural. Zuppi explicó a sus cohermanos por qué el secularismo no debe considerarse una derrota, sino más bien una oportunidad providencial para repensar la forma en que los cristianos viven su fe: «Lo que se desvanece es un orden de poder y cultura, no la fuerza viva del Evangelio». «El creyente de hoy ya no es el custodio de un mundo cristiano, sino el peregrino de una esperanza que sigue abriéndose paso en los corazones. En este horizonte, el fin de la cristiandad no es una derrota, sino un kairòs : la oportunidad de regresar a lo esencial, a la libertad de los comienzos, a ese «sí» pronunciado desde el amor, sin miedo ni garantías».
Esta visión de Zuppi pertenece a una corriente teológica ahora muy extendida —compartida, por ejemplo, por el cardenal arzobispo de Marsella, Aveline, según la cual la secularización occidental debe considerarse un punto de partida para repensar la fe, la misión y la organización de la Iglesia. Zuppi también se refirió a la firme insistencia del Santo Padre en la dignidad de toda persona, desde la concepción hasta la muerte natural, y el llamamiento del Papa a que los pastores tomen decisiones valientes mirando al futuro con confianza. Citando el discurso papal del 17 de junio a los obispos italianos, Zuppi reafirmó el papel insustituible de la cercanía con el pueblo, el servicio a los pobres y la proclamación del Evangelio como la tarea primordial de toda la Iglesia. Recordó también el discurso del Papa al Cuerpo Diplomático, centrado en la tríada “paz, justicia, verdad”, en el que se destacaron temas como la defensa de la libertad religiosa, la revitalización de la diplomacia multilateral, la crítica de la carrera armamentista, la centralidad de la familia y la atención a los más vulnerables. Muy triste el panorama religioso italiano que describe Zuppi marcado por nuevas formas de distanciamiento: no hostilidad, sino indiferencia y soledad, a menudo agravadas por las dificultades económicas y la falta de apoyo familiar. Muchos viven ahora lejos de la práctica eclesial no por elección polémica, sino porque están inmersos en un contexto cultural diferente. En este escenario, afirmó, el cristianismo no desaparece, sino que se sitúa dentro de una forma de adhesión más personal.
En su discurso ante los obispos estadounidenses reunidos en Baltimore la semana pasada para su encuentro anual, el cardenal Christophe Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos, argumentó —casi obsesivamente— que el Concilio Vaticano II debe considerarse la guía para el presente y el futuro de la Iglesia. Y aclaró que el Concilio es la interpretación que recientemente ofreció el papa Francisco. («El papa León también está convencido de esto»). Es significativo que Pierre sintiera la necesidad de insistir tanto en este punto ante los obispos estadounidenses, dando a entender que sabe que no están del todo de acuerdo Algo que nadie pudo prever en la época del Concilio, todos los países desarrollados del mundo se enfrentan a una crisis demográfica. Los obispos estadounidenses, salvo algunas raras excepciones, siguen estando mayoritariamente alineados con Juan Pablo II y Benedicto XVI. Como grupo están fundamentalmente comprometidos con mantener su postura en temas como la vida, el matrimonio, la familia y la libertad religiosa. No se puede decir lo mismo de todas las conferencias episcopales, especialmente de las italianas y alemanas. El Papa León XIII —al menos hasta ahora— parece haber seguido el ejemplo de figuras como el Cardenal Cupich de Chicago, que representan una clara minoría dentro de la jerarquía estadounidense. El Papa incluso ha hablado de «problemas» entre los obispos estadounidenses.
El obispo Strickland, por ejemplo, el obispo destituido de Tyler, Texas, se puso de pie durante una sesión la semana pasada y señaló que el padre James Martin, SJ, había recibido recientemente en la Iglesia y dado la comunión a una figura prominente de los medios de comunicación de Nueva York que estaba «casado» con otro hombre. pidió a los obispos que reaccionaran, como hicieron públicamente casi dos docenas de ellos cuando el cardenal Cupich intentó otorgar un premio a la trayectoria al senador Dick Durbin, promotor del aborto y del «matrimonio homosexual», porque era «bueno» en materia de inmigración. Y reaccionaron… ignorándolo.
El arzobispo de Oklahoma City, Paul Coakley, fue elegido presidente, calificado de «guerrero cultural conservador», lo cual debería considerarse un honor, dado que es un firme defensor de la vida, al igual que el arzobispo de Portland, Sample, quien fue elegido para dirigir el Comité de Libertad Religiosa. El obispo Daniel Flores de Brownsville fue elegido vicepresidente. Flores es, en esencia, un ciudadano ejemplar —o al menos eso le han dicho—, a pesar de haber ocupado el difícil cargo de representante de Estados Unidos en la sinodalidad. Ha expresado opiniones extravagantes sobre inmigración, afirmando en 2017 que la detención de inmigrantes indocumentados era una «cooperación formal con el mal intrínseco», similar a acompañar a una persona a una clínica de aborto.
El gobierno mexicano ha retirado un plan para regular el discurso religioso en el mundo virtual al encontrar una inmensa oposición. La modificación de la ley restringiría significativamente la libertad de expresión religiosa en línea y podría establecer un régimen de censura draconiano. El texto presentado era: «Los ministros de culto o asociaciones religiosas que operen medios digitales, incluidas plataformas de distribución de contenido multimedia digital, redes sociales o cualquier otro servicio en línea, deben cumplir con las directrices emitidas por la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones en coordinación con el Ministerio del Interior, garantizando el respeto de los derechos digitales, la neutralidad de la red y la prevención del discurso de odio». El grupo Activate.org.mx lanzó una petición que recabó más de 12.000 firmas a través de una campaña titulada «Quieren silenciar a nuestras iglesias». La legislación conduciría a un estado de vigilancia sin precedentes y al control político de la vida religiosa en México.
Zen no se calla y esta semana ha publicado otra dura crítica al Sínodo sobre la Sinodalidad y al difunto Papa Francisco que dejó tras de sí “caos y división”. “Nuestra mayor esperanza es que el Papa León una a la Iglesia sobre el fundamento de la verdad, impulsándonos a todos a la misión de la evangelización. Debemos ofrecer nuestras oraciones y sacrificios por el Papa León”. Zen expresa su preocupación por que la Iglesia Católica se ha “convertido en algo parecido a la Iglesia Anglicana” y que aparentemente se esté “suicidando al asimilarse” al mundo. «Por supuesto… los fieles deben participar en los asuntos de la Iglesia, pero no se puede excluir el liderazgo de los obispos»; «el reciente Sínodo sobre la Sinodalidad [de 2024] ya no fue un sínodo en el sentido tradicional… se convirtió en una “asamblea consultiva híbrida de los bautizados”». También acusó a Fiducia Supplicans , que permite la bendición de “parejas” homosexuales, de haber causado “una gran conmoción y profundas divisiones dentro de la Iglesia”. “Mi crítica a ciertas acciones papales proviene precisamente de mi profunda reverencia por el Papa”. Zen denunció la peregrinación LGBT dentro de la Basílica de San Pedro. «El Vaticano sabía de este evento de antemano y, sin embargo, no emitió ninguna condena posteriormente. ¡Nos resulta verdaderamente incomprensible!».
Y terminamos con el último ‘ajuste’ legal en el Vaticano que intenta poner orden en el inmenso caos heredado del Papa Francisco, lleno de mentiras y contradicciones. La Santa Sede hizo público un motu proprio firmado por León XIV el 19 de noviembre de 2025 , mediante el cual el nuevo Pontífice modifica la Ley Fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano del 13 de mayo de 2023, interviniendo directamente en la composición de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano . La disposición publicada hoy deroga el artículo 8, n.º 1, y lo sustituye por un texto que permite la presidencia de miembros designados por el Papa que no necesariamente son cardenales. Técnicamente, se trata de un ajuste legislativo, ya que el nombramiento de la hermana Raffaella Petrini como presidenta de la Gobernación no era compatible con la ley vigente. Hoy ya sabemos que dicha modificación del Papa Francisco, anunciada por la Oficina de Prensa el 25 de febrero mientras el Papa Francisco entraba y salía del Hospital Gemelli, no existía.
La nota del 25 de febrero era clara en su redacción, pero carecía de lo esencial: la ley . De hecho, la Oficina de Prensa hablaba de una enmienda legislativa jamás promulgada y jamás publicada. Este detalle arroja una luz inquietante sobre todo el pontificado del Papa Francisco, caracterizado por decretos firmados y luego ocultados, y por un acceso informal a Santa Marta que permitía aprobar cualquier cosa sin controles. Lo sucedido es muy grave: no se trata de un error sustancial, sino de un intento de presentar una ley inexistente como válida para justificar un acto despótico del Pontífice. León XIV hereda un sistema institucional que en los últimos años ha funcionado conforme a todo menos a la lógica jurídica hasta el punto de poner en riesgo la propia estructura de la Santa Sede y de la Iglesia católica que que se ven golpeadas, día tras día, por decisiones improvisadas y declaraciones públicas que crean continúa confusión. La imagen que emerge —entre declaraciones falsas, actos fallidos y cobertura periodística— es la de un gobierno que ha priorizado la arbitrariedad sobre la transparencia. Será muy complicado pensar en cambios serios contando con la la maquinaria averiada que ha acompañado al Papa Francisco. ¿León XIV será capaz, y libre, para cambiarla?.
«Pero no es Dios de muertos, sino de vivos; todos viven para Él».
Buena lectura.
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