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Los numerosos usos del mito del racismo blanco

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Por David Carlin

Una de las grandes deficiencias en la teoría sociopolítica marxista siempre fue la creencia de que los intereses económicos superan a los otros. Ahora bien, las personas sin duda tienen intereses económicos, pero también otros: religiosos, morales, culturales, nacionales, etc. Además, estos otros intereses a veces sobrepasan a los económicos. Por ejemplo, antes de la Primera Guerra Mundial muchos marxistas sostenían que en el caso de una guerra entre las naciones capitalistas, las clases trabajadoras de Europa no estarían dispuestas a pelear entre sí; sin embargo, los primeros se equivocaron por mucho. Resultó que la lealtad nacionalista —en otras palabras, los sentimientos de patriotismo— fue más importante para los trabajadores que la solidaridad internacional basada en la clase socioeconómica.

Vemos un ejemplo de este tipo en los Estados Unidos de hoy. Si usted es marxista, podría pensar que las personas blancas de la clase media baja y trabajadora formarían una alianza política con las personas negras que pertenecen a las mismas clases, ya que tanto los negros como los blancos de estas tienen intereses económicos similares; pero no existe tal alianza. Los blancos de estas clases, aunque tienen tradición demócrata, cada vez más tienden a votar a los republicanos, como sucedió en buena medida en las elecciones presidenciales de 2016. Por otro lado, el 90 por ciento (o más) de los negros de estas clases votan a los demócratas.

¿A qué se debe esto?

Entre los afroamericanos existe la creencia generalizada de que los blancos suelen ser racistas en contra de los negros. Se reconoce que este racismo no es tan extremo como lo fue hace muchas décadas, pero aún está presente aunque ahora de manera más sutil; todavía hace que la igualdad entre las razas sea imposible. Tampoco se lo encuentra en todos los blancos, y en particular, no está entre los blancos liberales, quienes a los gritos se oponen al racismo. Sin embargo, mientras los negros crean que el racismo es corriente entre el común de los blancos, esta opinión ocasiona que a los negros de la clase media baja y trabajadora no les sea posible cooperar en política con los blancos de las mismas clases sociales. Para los votantes negros, la raza supera a la clase socioeconómica.

Supongamos que esta creencia en el racismo blanco generalizado es errónea, un mito. Dada la falta de espacio, no intentaré probar que en realidad es un mito, como creo que lo es. Simplemente, lo postularé en aras de la discusión de hoy.

Aunque si la convicción está equivocada, ¿de dónde proviene? ¿Por qué predomina tanto? Una fuente para ella y su popularidad es, por supuesto, los demagogos negros como por ejemplo el «reverendo» Al Sharpton y los miembros de Black Lives Matter (Las vidas negras importan). Son los recursos que tienen; promueven la falsa creencia porque les da fama, influencia e ingresos.

No obstante, detrás de los estafadores de la raza como Sharpton y BLM se encuentra una fuerza más poderosa: el liberalismo blanco. Son los liberales blancos, sobre todo aquellos que dominan los medios de comunicación masivos nacionales, quienes colocaron a Sharpton en la posición de líder de los derechos civiles. Lo elevaron y les dijeron a los negros estadounidenses, «Miren, he aquí a su vocero principal».

Más recientemente, lo dejaron de lado y, en cambio, nominaron al movimiento BLM como el vocero oficial de los negros en Estados Unidos; esto es un acontecimiento extraordinario. Al menos Sharpton tuvo que trabajar muchos años para ganar el apoyo de los liberales blancos; realmente se ganó el ascenso que le dieron, pero BLM lo logró de la noche a la mañana. Un día apenas existían, al siguiente eran los sucesores oficiales de Martin Luther King Jr. Con la promoción repentina de BLM, los medios de comunicación masiva de los liberales blancos estaban diciendo en forma clara, «Podemos construir y destruir líderes negros».

Sin embargo, ¿por qué los liberales blancos desean promover la creencia de que todos los blancos (excepto ellos mismos, por supuesto) son racistas contra los negros? Hay tres razones. (1) Les brinda un gran sentimiento de superioridad moral. Si el racismo blanco es el mayor de los pecados en Estados Unidos, y si ellos son los únicos blancos libres de racismo en este país, entonces los liberales blancos deben ser, sin duda, muy buenas personas; casi santos (en un sentido secular de esa palabra).

(2) El mito justifica los numerosos privilegios que tiene la clase media alta de los liberales blancos. «Ya que somos tan buenos moralmente, nos merecemos la cantidad de beneficios que tenemos».

(3) El mito impide la posibilidad de una alianza política más o menos conservadora entre los negros y blancos de la clase media baja y trabajadora. Esta podría servir para dificultar el avance de varias causas liberales predilectas, por ejemplo, el derecho al aborto, el matrimonio del mismo sexo, el transgénero, y el debilitamiento y la marginalización del cristianismo tradicional tanto en su forma católica como protestante (estos días mayormente evangélica).

Si la atención nacional está en la raza y no en la clase socioeconómica, la audiencia tiene menos probabilidades de advertir que los liberales blancos pertenecen a una clase social relativamente pequeña y muy privilegiada. Por lo general, son muy instruidos y a menudo asistieron a las mismas universidades de élite; tienen buenos trabajos e ingresos; viven en buenas casas y buenos (y muy seguros) barrios; sus hijos asisten a escuelas privadas o muy buenas escuelas públicas (o sea, en suburbios con altos ingresos, lejos de las de los guetos); poseen muy buenos automóviles; viajan a lugares interesantes; beben buen vino y café; y demás.

A estas personas no les interesa si la audiencia está molesta con el exclusivo uno por ciento en la cima; pero no quieren que se ofendan con el cinco o diez por ciento, dado que ese resentimiento apunta directamente a ellos. Entonces, les es importante llevar la conversación hacia el asunto del racismo blanco.

En síntesis, los blancos liberales adinerados no quieren que pensemos a la sociedad en términos de clase social, porque dicha forma de pensar servirá los intereses de las clases algo bajas de la sociedad. Además, sin duda no desean fomentar una política con identidad o la búsqueda de intereses basada en las categorías más antiguas de familia, nación y religión. En cambio, quieren que pensemos en función de la raza ya que ello protegerá los intereses de la clase media alta liberal. Sus propios intereses.

Acerca del autor:

David Carlin es profesor de Sociología y Filosofía en el Community College de Rhode Island, y es autor de The Decline and Fall of the Catholic Church in America.

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