PUBLICIDAD

Benedicto acerca de la pérdida del fervor misionero

|

Por Jude P. Dougherty

Hace algunas semanas, el Papa Emérito Benedicto XVI fue entrevistado por el padre Jacques Servais, S.J. La entrevista, originalmente publicada en alemán, está disponible en inglés aquí. Este es un documento extraordinario que se puede interpretar como Benedicto defendiendo la fe católica contra algunas tendencias teológicas actuales.

Al comienzo de la entrevista, Benedicto habla acerca de la naturaleza de la fe. «La fe no es el producto de la reflexión ni es un intento de entrar a las profundidades de mi propio ser… Para que yo crea, necesito testigos que hayan conocido a Dios y que lo hayan hecho accesible a mí».

Luego continúa:

La comunidad de fe no se crea sola. No es una reunión de hombres que tienen algunas ideas en común y que deciden trabajar para difundir esas ideas… Una Iglesia construida de esta manera no puede ser para mí el garante de la vida eterna ni requerir decisiones que me hagan sufrir y que sean contrarias a mis deseos.

La Iglesia no se creó sola: «Fue creada por Dios y se forma de manera continua por Él. Esto está expresado en los sacramentos y sobre todo en el bautismo. Ingreso a la Iglesia no a través de un acto burocrático sino a través del sacramento [del bautismo]».

Lamentablemente, Benedicto encuentra en algunos círculos, la noción de que Dios está obligado a justificarse a la humanidad debido a las cosas horribles que suceden en el mundo por las cuales se lo toma como responsable por ser su Creador. Al desarrollar este punto de vista, algunos hasta han tomado la postura herética de que Cristo no sufrió por los pecados del hombre sino para cancelar la culpa de Dios.

Al abordar otra distorsión de la fe, Benedicto identifica una que él considera ser una señal de los tiempos, específicamente, la idea de la misericordia de Dios como pilar de las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia. Benedicto encuentra esto expresado en la noción de que, «Solo con misericordia se vence al mal y la violencia. Es la misericordia lo que nos eleva hacia Dios, mientras que la justicia nos atemoriza frente a Él».

Aunque Benedicto no lo dice de manera explícita, se puede encontrar en esto una versión de una doctrina promovida por Lutero y los Reformadores; concretamente, “la justificación a través de la fe en la misericordia de Dios”.

Luego de leer cerca de dos tercios del texto, se llega al corazón del documento donde Benedicto declara que la concepción de San Anselmo de la Iglesia desafortunadamente se ha vuelto incomprensible para muchos de nuestros contemporáneos. Desde su limitada perspectiva, «Los sacerdotes y los teólogos de la Edad Media creían que, en esencia, toda la raza humana se había convertido al catolicismo y que el paganismo existía en forma marginal».

Sin embargo, esa perspectiva cambió de manera radical durante la era de los descubrimientos: «En la segunda mitad del siglo pasado, todavía se afirmaba que Dios no puede permitir que los no bautizados vayan a la perdición y que hasta una felicidad puramente natural para ellos no representa una respuesta real a la pregunta de la existencia humana».

Los grandes misioneros del siglo XVI estaban convencidos de que aquellos que no eran bautizados estaban perdidos para siempre y, por lo tanto, buscaban llevar el cristianismo a aquellos que no lo conocían. Benedicto explica, «Luego del Segundo Concilio Vaticano, esta convicción por fin se abandonó».

Y la consecuencia, por supuesto, fue una pérdida del sentido de la urgencia acerca de la tarea de la evangelización y el trabajo misionero: «¿Por qué se debería tratar de convencer a las personas de aceptar la fe cristiana cuando ellas se podrían salvar sin ella?»

En un párrafo clave, Benedicto llega a la conclusión:

La naturaleza obligatoria de la fe y su modo de vida comenzaron [a la luz de esta nueva actitud] a parecer inciertas y problemáticas. Si algunos se pueden salvar de otras formas, no queda claro por qué el cristiano está atado al requerimiento de la fe cristiana y su moral. Si la fe y la salvación ya no son interdependientes, la fe misma se desmotiva.

Él rechaza dos intentos de reconciliar esta actitud con la tradición antigua. Una versión declara que cuando un hombre acepta su “ser esencial”, es un cristiano sin saberlo. La otra sugiere que todas las religiones, cada una a su modo, llevan al hombre hacia Dios.

Es importante para la humanidad que la verdad del cristianismo sea reconocida y practicada. «Creo —dice Benedicto— que en esta situación actual se vuelve claro lo que que el Señor le dijo a Abraham, concretamente, que diez justos serían suficientes para salvar a la ciudad, pero que se destruiría si ni se llegara a ese número tan bajo».

¿Se puede encontrar a esos diez hombres? Seguro, cada uno de nosotros puede nombrar algunos, pero su influencia es mínima dentro de los rangos de la elite intelectual y las clases dirigentes de Europa y Estados Unidos. La unidad que una vez creó “la Cristiandad” ya no existe. El secularismo y el ateísmo han permeado el Viejo y el Nuevo Mundo, no brindan contenido moral y militan en contra de la búsqueda de cualquier bien común.

Europa, en particular, se encuentra en una situación peligrosa. Debido a su fracaso en mantener la cultura que la creó y la pérdida de identidad que resultó de esto, es difícil evadir la conclusión de que no puede ser salvada de la autodestrucción, excepto por un resurgimiento del cristianismo. Y nosotros, en Estados Unidos, los seguimos muy de cerca por ese mismo camino.

Acerca del autor:

Jude P. Dougherty, decano emérito de la Facultad de Filosofía en la Universidad Católica de América, es el autor de la reciente obra Briefly Considered (St. Augustine’s Press, Noviembre 2015).

Comentarios
0 comentarios en “Benedicto acerca de la pérdida del fervor misionero
  1. Me cansan las disquisiciones y disputas : vayamos al Maestro y a la obligación de creer en él : San Juan 15 ,22 – 24; donde está claro como la luz del día de una vez y para siempre.

  2. La verdad si despeja el gran problema de fondo.
    Para el mason o para un sacerdote Jesuita a quien le han lavado la cabeza o para una corriente rupturista de algunos cuantos teologos.. La fe es el producto de la reflexión y es un intento de entrar a las profundidades de mi propio ser…
    Personas muy inteligentes y cultas pueden caer en la tentacion del iluminismo y precisamente la masoneria es una dialectica del devenir del ser..pero aplicado a la Iglesia es retar a Dios.
    Actualmente..cuando escucho qye Francisco habla de la Iglesoa como un poliedro de religiones..de iglesias..cuando va a Lesbos..cuando en un exhoto escribe 60000 palabras y en lugar de onvocar a la tradicion invoca sus propios pensamientos..cuando crea un C9..y habla de Ecologia e inmigracion..y cuando recibe personas con serios problemas a quienes no evangeliza..ciando habla de una cultura..del encuentro..del descarte ..de la cariñoterapia y jubileos que no llevan a la converdion..cuabdo cambia el sentido de la palabra e invita en sus deseos del mes a amar a la humanidad sin darles el alimento espiritual.. estamos ante una estructura por la que no se merece entregar la vida.
    por eso sacerdotes…consagrados…obispos..laicos… hay que plantarse a quien vamos a ofrecer la vida..a esa estructura dialectica humanistica y engañosa .
    o a Cristo y su Evangelio..a su Santa Iglesia..

    Para que yo crea, necesito testigos que hayan conocido a Dios y que lo hayan hecho accesible a mí».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *