La canción triste arquetípica es probablemente encontrada en el Salmo 137, que dice: “Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion… Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: ‘Cantadnos algunos de los cánticos de Sion,’ ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová en tierra de extraños? Las canciones tristes disparan memorias que provocan llanto, y al mismo tiempo generan sentimientos de injusticias y alegrías.
La opera más triste que conozco es Madama Butterfly. La trama intercultural se basa en nada menos que una promesa, una expectativa sin cumplir, traicionada. Le pregunté a un amigo que sabe mucho de ópera si el Teniente Pinkerton, el oficial estadounidense quien había dejado a su futura esposa, tenía alguna característica redentora. No se pudo enumerar ninguna.
Las canciones tristes están en el corazón de la música de muchos países clásicos del oeste. Las casas de retiro como las nuestras suelen ofrecer músicos locales para el entretenimiento de la tarde. Hace poco tuvimos alguien que imitó a Dean Martin. Una de las canciones que cantó fue “With the Small Exception of Me” (Con la pequeña excepción de mí).
Fue muy difícil para mí recordar otra versión de esta canción. En la web encontré fácilmente: Seldom Scene’s haunting version of “With the Small Exception of Me.” Este video hizo que me de cuenta de que ya los había escuchado cantar en vivo en Alexandria Virginia
Las palabras son conmovedoras: “Todos saben que me estás dejando para siempre / Ahora todos me dicen que sabían que lo ibas a hacer / Es un secreto sabido que yo no pude ver / Y todo el mundo conocía la pequeña excepción mía.”
Tomemos la letra de “The Tennessee Waltz”: “Estaba bailando con mi querido Tennessee Waltz / cuando luego me encontré con un viejo amigo / Le introduje a mi amor, / y mientras ellos bailaban, / mi amigo me robó al amor de mi vida”. Esto no es precisamente ‘Butterfly’. En el amor y en la guerra, todo lo vale, pero el sentimiento de tristeza permanece evidente.
Tal vez la canción mas triste de todas es “I Fall to Pieces” de Patsy Cline. El ex amante exhorta al que está abandonado a que encuentre un nuevo amor. Pero, obviamente no funciona. Ya que “cada vez que te veo, / me caigo a pedazos. / ¿Cómo podemos sólo ser amigos?” La respuesta obvia sin articular es: “Tú no puedes”. Algunas cosas no son meramente aventuras pasajeras.
¿Qué y quiénes somos para hacer canciones tan tristes? Seguramente son parte de nuestra naturaleza. Yo solía tener una pregunta que rondaba mi cabeza, una teóloga: “¿Eliminarías la tristeza si pudieses?” suena completamente irónico decirle a Cristo, Dios hecho hombre, “el hombre de las tristezas”. Este hombre significa que la desgracia y desdicha no serian exterminadas de nuestras vidas en este mundo. “¿Porque no?”, nos preguntamos.
Si volvemos a mirar a ‘Butterfly’ y todas las canciones que fui citando, todas incluyen una libertad que es esencial para las relaciones perdidas o traicionadas. Esa libertad incluye una fidelidad que no debe y no puede ser forzada. La personalidad y el carácter de cada persona es revelada en sus acciones.
Podríamos decirle a ‘Butterfly’: “Mira, el Teniente no valía la pena, estás mejor sin él”. Cuando el oficial americano vuelve a Japón con su esposa americana, espera que Butterfly se haya mudado a su sociedad japonesa de origen. Él no se dio cuenta qué fue lo que ella vio en él. ¿Hubiese la esposa americana entendido el acto final de Butterfly?
¿Eliminarías la tristeza si pudieses? “Cantadnos algunos de los cánticos de Sion.” “Y todo el mundo conoce la pequeña excepción mía”.
A veces pienso que podemos definir nuestras vidas en estos términos – el mundo entero conoce con la pequeña excepción de mí. El conocimiento propio, como Sócrates nos enseñó, es difícil de conseguir.
Leemos en Lucas 13: “Todo lo que hayas dicho en la oscuridad será escuchado a la luz, y lo que sea que hayas susurrado a escondidas será proclamado desde las alturas.”
Escuchando estas canciones tristes, uno no puede esquivar el pensamiento que hacen conocer lo que muestra Lucas. Traen al frente la oscuridad de los incidentes y elecciones que causan tristeza entre nosotros. Una manera de lidiar con ellas es cantar sobre ellas.
Sin embargo todas las canciones tienen este “recordar a Sion” sobre ellas, este sentido de cómo las cosas podrían haber sido pero no lo fueron. El amor del ‘El hombre de tristezas’ fue y será rechazado por muchos. Él no eliminó la tristeza. Él nos redimió a través de ella. Él no es el mayor mal. Esta conciencia de que lo que está en juego es lo que aprendemos por las canciones tristes de nuestro tipo, canciones desde los arroyos de Babilonia hasta las danzas en Tennessee.
Acerca del autor:
James V. Schall, S.J., quien dio clases en la Universidad de Georgetown durante 35 años, es uno de los escritores más profílicos en América. Entre sus libros más recientes encontramos The Mind That is Catholic, The modern Age, Political Philosophy and Revelation: A Catholic reading, Reasonable pleasures, Docilitas: On Teaching and Being Taught, and Catholicism and Intelligence.