Acerca de la festividad de san Juan de la Cruz

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St. John of the Cross by Francisco de Zurbarán, 1656 [Archdiocesan Museum of Katowice, Poland]
St. John of the Cross by Francisco de Zurbarán, 1656 [Archdiocesan Museum of Katowice, Poland]

Por Michael Pakaluk

«En una noche oscura», (en inglés, On a dark night), así comienza su poema más famoso. Lo que se describe y lo que el gran místico quiere evocar no ocurre durante el día sino por la noche; y no en cualquiera que podríamos conocer, sino que en una del siglo XVI.

Sí, las personas dejaron de trabajar y están descansando, durmiendo. No hay nadie y no hay luz solar, por supuesto. Aunque tampoco hay luces humanas. Se extinguieron las pocas velas y lámparas que las personas podrían tener. Como la noche es oscura, podemos asumir que ni la luna brilla.

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Sin embargo, preste atención a la diferencia entre dark en inglés y oscura en castellano (obscured, el significado literal en ese idioma). La oscuridad es superficial, un tipo de color, pero estar oscurecido es una condición profunda: la palabra en castellano deja claro que la oscuridad de la noche viene de cubrir u oscurecer el sol.

Entendido en forma espiritual, podría ser alguien que revisa su teléfono como un maníaco, echado frente al televisor o preocupado con fervor por las compras de Navidad. Como dijo el Papa Benedicto, la luz humana a menudo es la realidad oscurecida. María está fuera de la vista; Dios está en las sombras; y su alma se encuentra en un estado de privación extrema.

«Con ansias, en amores inflamada», (en inglés, With disquietude, though inflamed with love). Algunos traductores usan la palabra «ansias» (yearning, en ese idioma), pero es demasiado positiva, hace fácil las cosas. Después de todo, la palabra es cognado con anxiety. En cambio, entonces, considere el núcleo común de ansiedad y yearning: por ejemplo, inestabilidad (unsettledness), terror (dread), o inquietud (restlessness). «Nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en Ti». La genialidad del verso, y la de quien lo escribió, San Agustín, es para ver que, de manera metafísica, la inquietud debe estar conectada con el amor.

Si presta atención, nota que «inflamada» es femenino y, por lo tanto, el autor nos pide que consideremos a una mujer, sola en esta noche oscura, atribulada y sin embargo profunda y románticamente conmovida por el amor; y, como es mujer, ama haber sido amada primero. Por lo tanto, aunque todo está oscuro, todavía podemos «ver» algo, es decir, podemos ver su amante «en» la respuesta de esta mujer, la amada.

De manera espiritual, la mujer es el alma humana, quizás la del hombre adicto a su smartphone, quien tiene sueño ligero y se despierta a las 3 AM con ese terror tan familiar. No obstante, San Juan de la Cruz desea darle la llave para la interpretación de la condición de su alma en ese momento. Puede ver la acción de Dios en su propia inquietud.

«¡Oh dichosa ventura!» (Oh blessed chance!) Puede parecer un verso extraño, una interjección inusual, pero, como si fuera a asegurarnos que el significado está bien examinado, el autor lo repite de nuevo, en el mismo lugar de la segunda estrofa (como puede ver si lee el poema completo).

Para sentir la esencia, considere nuestras expresiones, What a great stroke of luck! (¡Qué gran golpe de suerte!), To my good fortune (Por fortuna), By a happy fate! (¡Por suerte!). Si no le parece correcto que un santo invoque a la suerte, tenga en cuenta: la principal palabra usada en inglés para todo lo que más deseamos es felicidad (happiness), la cual significa literalmente, el estado de disfrutar el azar o la suerte. (Lo que «sucede» es lo que termina pasando en forma involuntaria).

Se lo puede llamar gracia, si se mira toda la imagen, de Dios observando desde arriba al hombre inquieto, y otorgándole regalos de acuerdo con Su eterna voluntad. Entonces no hay nada de «suerte» en relación a esto, ningún aspecto de «azar». Aunque desde el punto de vista del hombre inquieto, lo que llega luego parece la más absoluta buena suerte. Es por completo secundaria a sus propios poderes, ideas y límites. Él solo no la hubiera encontrado ni en un millón de años. Espiritualmente, el alma siempre está «sorprendida por la dicha», como otro gran guía espiritual una vez lo expresó.

Salí sin ser notada, (I went forth without being noticed). La más pura suerte es que el alma se pone en marcha. En la noche oscura, cuando todo está muerto, se eleva y se va. No obstante, observe que una tarea se le presenta a esta de inmediato: pasa desapercibida y debe querer permanecer de este modo. La vanidad, el pavoneo, el reconocimiento, el elogio humano —la consolación— todo esto debe abandonar. «El Padre quien mira en secreto recompensará en secreto».

Espiritualmente, es un milagro, a la par de la resurrección, si el hombre adicto a los medios acude a Dios en plegaria. Sin embargo, para un cristiano no es si sino que es cuando; y en el momento en que de hecho reza, de inmediato se le dificulta su tarea, ya que en la plegaria vive la vida de una forma diferente, la cual no implica reconocimiento. Nadie hará clic en usted o le dará un «me gusta» a su oración.

Aunque sí, el santo quiere que consideremos la audacia y la aventura de una mujer que sale en secreto a la noche para encontrarse con su amante, porque el misterio en el cual el alma se embarca en plegaria es aun mayor.

«Estando ya mi casa sosegada» (while my house most assuredly was at rest). Este verso también se repite. Por lo tanto va con el otro, y si el anterior se refiere a la gracia de Dios, vista desde un punto de vista humano, este verso debe referirse a la contribución humana, desde el punto de vista de la gracia de Dios.

Casa en castellano puede significar tanto morada u hogar. En el terreno espiritual, decir que la morada está en reposo es decir que el cuerpo humano no tiene injerencia. Decir que el hogar está en reposo es expresar que al alma humana misma no es el origen. Los cristianos y sus plegarias no nacen «de sangre, ni de deseo de hombre, sino de Dios». (Juan 1, 13)

Al final del poema el alma se encuentra «perdida en el olvido»,  deja sus preocupaciones «olvidadas entre los lirios». San Juan de la Cruz, guíanos allí.

Acerca del autor:

Michael Pakaluk, experto en Aristóteles y catedrático de la Pontificia Academia of Santo Tomás de Aquino, es profesor en la Busch School of Business and Economics en la Universidad Católica de América. Vive en Hyattsville, Maryland, con su esposa Catherine quien también es profesora en la Busch School, y sus ocho hijos.

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