Conclusión Jesucristo dio un consejo: vivir el celibato en orden a la disponibilidad total y consagración a la extensión del Reino de Dios. Además, como un adelanto y primicia de las realidades escatológicas. No se trata e un menoscabo del matrimonio, sino de un llamado particular que el Señor da a ciertas personas. Luego de recorrer brevemente el desenvolvimiento del celibato sacerdotal, concluimos que el celibato en el sacerdocio, es un don precioso dado por el Señor a sus ministros y a todos aquellos que quieran consagrar su vida al servicio del Evangelio para dedicarse al Señor y a sus cosas. En el plano escriturístico, hemos visto el consejo directo dado por Jesucristo y su testimonio de hombre célibe consagrado a las cosas de su Padre. Estos testimonios escriturísticos, los hemos leído mediante la Tradición y el Magisterio. Tradición y Magisterio que pacientemente fueron entendiendo y desarrollando esta invitación del Señor, tanto en sus reflexiones como en su normatividad. No estamos pues ante un tema reciente o una normatividad que carece de sustento; todo lo contrario. Nos encontramos con un consejo dado por el Señor y vivido desde la naciente Iglesia. Un consejo que en la Iglesia se convirtió desde temprano en norma y la en Occidente se mantiene como tal hasta la actualidad. Se trata de una verdadera bendición del Señor, un medio en aras de un servicio plenamente disponible para la extensión del Reino de Dios.
Fundamentos del celibato sacerdotal a partir de la lectura de Presbyterorum Ordinis 16 (VII)
| 11 agosto, 2014