Editorial El Semanario de Guadalajara / Arquimedios.- Con la avezada y refinada diplomacia vaticana de siglos, el Cardenal Leonardo Sandri vino a México a decirnos que lo que necesitamos es “superar visiones reductivas que dividen al pueblo”. Bien planteado y claramente pronunciado, pues alguien ya tenía que decirlo.
El Papa Francisco tuvo la cortesía de enviar al Cardenal Sandri como su Legado pontificio para las celebraciones por el bicentenario de la concreción de la Independencia de México, consumada por Agustín de Iturbide el 27 de septiembre de 1821, y fue en el marco de tal celebración que en Palacio Nacional expresó:
“Hoy el pueblo mexicano tiene necesidad de superar cualquier visión reductiva, ideológica o parcial que motive directa o indirectamente el antagonismo de unos contra otros.
Este tipo de visiones dividen y crean enemistad. Sólo respirando aire limpio será posible andar y emprender el nuevo viaje que exige la Independencia. Un viaje que debe trascender el encono, la lógica del conflicto y de la polarización”.
El Cardenal Sandri, quien fue Nuncio Apostólico de San Juan Pablo II para México en el año 2000, posteriormente se desempeñó como Sustituto de la Secretaría de Estado para Asuntos Generales, y a partir del 24 de enero de 2020 es el vice-decano del Colegio Cardenalicio.
En su discurso, el Legado pontificio expresó que “celebrar la Independencia es afirmar la libertad como signo de la dignidad de cada ser humano. Pero, la libertad, es una permanente conquista. Cada generación está invitada a reconquistarla y a volver a proclamar con valentía su Independencia”.
Explicó que “la libertad, más que ser la afirmación de una dimensión individual, es el espacio en el que las personas tienden a alcanzar el bien, no de unos cuantos, sino de todos”. En referencia al proceso de Independencia de México, el Cardenal Sandri recordó que el sacerdote Miguel Hidalgo “presentó a la Virgen de Guadalupe como protectora de una nación mestiza y la convirtió en forjadora de un país
¿Manuel Hidalgo, el sacerdote masón con nueve hijos? ¡Vaya ejemplo!
Méjico tiene un enorme problema que yo identifico con el escudo que han puesto en su bandera ¿Se han fijado ustedes? Es la imagen azteca símbolo de la fundación de la ciudad de Méjico por una de las civilizaciones más crueles que han existido nunca. No dedican el país precisamente a la Virgen de Guadalupe, sino a un ser satánico que pedía sacrificios humanos.
No me extrañan nada las consecuencias.
En el concreto caso de Nueva España, su traición al Rey Fernando VII, que era dueño de aquel territorio y titular de la soberanía sobre sus habitantes, no tuvo otra finalidad que garantizar los derechos feudales de los señores criollos sobre sus vasallos, justo en el momento en que los abolieron las Cortes de Cádiz. Y así siguen, más o menos con el mismo régimen extractivo que no quisieron perder hace doscientos años. Lo demás, retórica.