Silencian voz profética en Chiapas

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Arquimedios Guadalajara.- Símbolo de resistencia y acompañamiento para las comunidades de Chiapas fue el Padre Marcelo Pérez Pérez (1974-2024) durante décadas, defendiendo la dignidad, los derechos de los pueblos y la construcción de una paz verdadera. Su compromiso con la justicia y la solidaridad lo convirtió en un referente para quienes anhelan un futuro sin violencia ni opresión.

Marcelo, indígena tzotzil, recibió las primeras lecciones de fe de sus propios padres, creció y aceptó el llamado al sacerdocio viviendo en un internado que dirigía un Sacerdote. En el Seminario, la disciplina lo ayudó a forjar su carácter; los estudios de filosofía, teología y del magisterio de la Iglesia lo llevaron a madurar en la fe y a comprometerse a servir al pueblo de Dios, con firmeza, valentía y amor. Llegó a decir: “Lo que busco es la paz para el pueblo. Y la paz es más grande que la muerte, que las amenazas y que mi vida”.

El Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel lamentó muchísimo su asesinato y dijo “Fue de los primeros sacerdotes indígenas que ordené como Presbítero. Siempre estuvo comprometido con la justicia y la paz entre los pueblos originarios, sobre todo en Simojovel y acompañando a las víctimas de la violencia interna en Pantelhó. Nunca se metió en políticas partidistas, sino siempre luchando por que los valores del Reino de Dios se hicieran vida en las comunidades. Son los valores de verdad y vida, santidad y gracia, justicia, amor y paz”.

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Sacerdote centrado en su vocación, de mucha oración, pegado al Sagrario, y muy comprometido con su pueblo. Nunca se avergonzó de su origen. Su asesinato nos demuestra, una vez más, el clima de violencia que se ha desatado en Chiapas y en casi todo el país. Hay una descomposición social, que empieza por la destrucción de la familia y se consolida por la impunidad en que actúan grupos armados. No todo es culpa del gobierno, pero es indicativo de que el gobierno y todos nosotros, incluso las iglesias, estamos rebasados. No hemos logrado que la violencia se detenga. Va en aumento.

Los Jesuitas de México han señalado: “Rechazamos cualquier intento de minimizar estos hechos como casos aislados. La violencia en Chiapas refleja un problema estructural que demanda una respuesta integral y urgente del Estado. Hacemos un llamado a las autoridades para que respondan con firmeza y restauren el orden y el estado de derecho.  Su asesinato no puede ni debe quedar impune; imploramos que la justicia prevalezca para honrar su memoria y renovar la esperanza en la construcción del Reino de Dios, donde reine la paz verdadera”.

La Conferencia del Episcopado Mexicano también se expresó “Este acto de violencia, no solo priva a la comunidad de un pastor dedicado, sino que también silencia una voz profética que incansablemente luchó por la paz con verdad y justicia en la región de Chiapas. Como Iglesia, lamentamos profundamente la pérdida de una vida consagrada al servicio de Dios y del prójimo. Este acto no solo afecta a la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, sino que hiere a toda la Iglesia en México y a la sociedad en su conjunto”. El periodista y analista Amado Avendaño asegura que “no existe la autoridad, hay inacción de ella”. Orar es muy bueno, trabajar por la paz, también.

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