San Rafael Guízar y Valencia

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Pbro. Oswaldo Alejandro Sánchez Soto / Pastoral Siglo XXI «El buen pastor que da la vida por las ovejas», no podría encontrarse mejores palabras para definir en una frase el ministerio de este gran Obispo mexicano ¿Qué es dar la vida? Pues eso, dar la vida, esto es, que se te vaya la juventud, las fuerzas, la salud, el tiempo, las energías en amar y evangelizar a las personas para llevarlas a Cristo, autor y consumador de nuestra fe (Hb 12,2). Si eres mexicano y no conoces la vida de este santo Obispo ¡pecado mortal! Te servirá para entender incluso la historia de México en la primera mitad del siglo XX. De la vida de San Rafael, que leí por primera vez siendo seminarista de primero de filosofía y que he vuelto a leer muchas veces, me llama la atención lo siguiente:

1. Su gran alegría: San Rafael sabía tocar varios instrumentos con los cuales amenizó las misiones que hizo por todo el país, Guatemala, Nicaragua, Colombia, Cuba y el sur de Estados Unidos. Él es autor de varios cantos católicos, entre ellos «¡Oh Virgen Santa!».

2. Precisamente, me impactó su fuego evangelizador, impregnado de alegría, valentía y entusiasmo.

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3. Fundó colegios para mujeres, algo bastante extraño para la época. También fundó congregaciones religiosas.

4. Sufrió la gran prueba de ser suspendido del sacerdocio al ser difamado, muy probablemente por envidias. Durante este tiempo él no abrió la boca ni se defendió. Incluso muchos Obispos le ofrecían acogerlo en su diócesis pero él quiso permanecer en Zamora hasta que se esclarecieran las cosas. Dios le defendió y cuando fue rehabilitado continuó su ministerio sin rencor y con todavía más fuego.

5. Durante la Revolución mexicana se disfrazaba de varios oficios como comerciante italiano de baratijas, que vendía muy caras para que no se le acabaran y poder confesar en pleno campo de batalla a los moribundos.

6. Cuando lo nombraron V Obispo de Veracruz, era tan pobre que no tenía para comprar las vestimentas episcopales, no obstante su procedencia de familia hacendada y bien avenida.

7. Ya siendo Obispo de Veracruz, en los primeros meses, la calamidad azotó la diócesis por un terrible terremoto y ni tardo ni perezoso, recorrió toda la diócesis para organizar la asistencia a los damnificados y consolar a las ovejas.

8. Cuando se recrudeció la persecución religiosa en México con el presidente Calles, muchos Obispos se exiliaron. San Rafael Guízar continuó en México camuflado.

9. Fue el único que conservó un seminario clandestino en México, que cambiaba de lugar constantemente, pues decía: «A UN OBISPO LE PUEDE FALTAR MITRA Y BÁCULO PERO NO SEMINARIO PUES DE ÉSTE DEPENDE EL FUTURO DE SU DIÓCESIS».

10. Aprovechó la persecución para seguir misionando como Obispo. Cuando veía que sus curas se portaban mal, les decía: «voy a rezar para que Diosito se lo lleve al Cielo para que deje de hacer el mal»…y se cumplía a tal grado que entre los sacerdotes se decían de broma si alguno se portaba mal: «¿quieres que el Obispo Guízar rece por ti?».

11. No obstante, habiéndose acabado la persecución en México, el gobernador de Veracruz seguía con ella. Un día, valientemente, el Obispo Rafael se presentó ante el gobernador para decirle: «¿me andas buscando para matarme? ¡Aquí estoy, mátame y deja en paz a mis ovejas!» a lo que contestó el gobernador: «respeto su valentía», saliendo el santo Obispo a pie enjuto.

12. San Rafael Guízar y Valencia murió en pobreza aquejado por muchos males, tendido en el suelo pero colmado de riquezas espirituales. Su pueblo le lloró copiosamente, las viudas y los pobres lloraban a su padre: «¡no te vayas padrecito!». Su cadáver fue encontrado incorrupto y canonizado el 15 de octubre de 2006 por el Papa Benedicto XVI.

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