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«Olvidamos la cultura y la educación para construir la paz»

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Editorial Arquimedios / Guadalajara.- Otro hilo que debemos tejer para construir la justicia y la reconciliación en México es propiciar una cultura de paz en todos nuestros entornos, desde los más sencillos y socialmente limitados (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.) hasta donde nuestra influencia pueda llegar (empresa, colectivos, instituciones gubernamentales y no gubernamentales, cámaras, amigos en puestos de decisiones que afectan la colectividad, etc.)

Porque el individualismo, la competencia, el consumismo y la ganancia indiscriminada han propiciado que la cultura dominante sea la que ha impuesto la violencia como estilo de vida.

La cultura que actualmente se impone en el quehacer se muchos ciudadanos es el resultado de un círculo vicioso: al mismo tiempo que el individualismo y las actitudes y acciones que señalamos propician violencia, ésta provoca competencia, ganancia indiscriminada, consumismo, individualismo, etc., además del racismo y la xenofobia que estimulan tantas formas de discriminación.

Para alcanzar una cultura de paz nos tenemos que enfrentar, por desgracia, a una predominante cultura de guerra, de enfrentamiento, de lucha, de ver quién es el más fuerte, etc.

Esto lo hemos permitido autoridades y ciudadanos, y los grupos de la delincuencia se aprovechan de este caldo de cultivo que hemos dejado estancarse y ser forma de vida.

Por eso, es imprescindible un cambio cultural sin el cual todos los cambios políticos y económicos se quedan en la superficie. La ola incontrolable de violencia que estamos padeciendo nos está arrastrando a
buscar soluciones de manera particular, pero al mismo tiempo con tendencia a responder con más violencia, y esto ya se convirtió en una conducta de vida, que se refleja hasta en detalles mínimos de la convivencia cotidiana. La repetición consciente o inconsciente de estos hechos en las personas es lo que va creando una cultura que, en este caso, es una cultura de muerte.

Muy unido al imprescindible hilo que debemos tejer en la sociedad, que es crear una cultura de paz, está la educación, como la principal herramienta que tenemos para las transformaciones culturales.

Aún no vemos una revolución educativa que nos prepare para establecer relaciones de paz. El nuevo modelo de enseñanza que ha propuesto la 4T anuncia algo parecido, pero al mismo tiempo está -como las autoridades mismas lo han señalado- ideologizado, y no es precisamente lo que necesitamos.

Las polarizaciones nos están haciendo daño, por lo que necesitamos transitar hacia la paz mediante procesos de reconciliación con la herramienta de la amistad social, ésta a la que el Papa Francisco hace referencia en la encíclica Fratelli tutti, tan necesaria para la convivencia social, “reencontrarnos especialmente con los más pobres y vulnerables -como él lo señala-, alejarnos de los populismos que explotan la angustia del pueblo, sin dar soluciones, proponiendo una mística que no resuelve nada; huir de la enemistad social que solo destruye, y salir de la polarización”.

Y añade el Pontífice: “Esto no es fácil, especialmente cuando una parte de la política, de la sociedad y de los medios de comunicación se empeñan en crear enemigos para derrotarlos en un juego de poder”.

Como podemos observar, la tarea está complicada, pero no debemos dejarla de hacer.

Olvidamos la cultura y la educaciónpara construir la paz

 

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