En el marco de la proclamación del decreto que eleva el convento de Izamal al grado de santuario arquidiocesano, el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, el nuncio apostólico en México, Joseph Spiteri, el arzobispo emérito de la arquidiócesis, Emilio Berlié Belaunzarán y los obispos auxiliares Pedro Mena Díaz y Mario Medina Balam acompañaron una emotiva peregrinación en el que la Iglesia yucateca festejó este acontecimiento tenido por histórico.
Por decreto del arzobispo de Yucatán, la parroquia de San Antonio de Padua de Izamal fue elevada al grado de Santuario diocesano de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Izamal. Fue en 1949 cuando la Virgen de Izamal fue proclamada patrona de la arquidiócesis y coronada por mandato pontificio.
Aunque ya se conocía como santuario de “Mamá Linda”, el arzobispo Vega Rodríguez indicó que no había documentos fehacientes que constataran que la parroquia tuviera dicha calidad. Igualmente, el decreto enuncia que el custodio de la imagen de la Virgen de Izamal es el arzobispo de Yucatán para procurar la promoción el misterio de la Inmaculada Concepción.
Cerca de cinco mil fieles peregrinaron el sábado 27 de mayo mostrando el colorido de las costumbres de fe de la península por este acontecimiento. Rodríguez Vega destacó la presencia del nuncio Spiteri, cuya estancia en Yucatán, se extendió hasta el domingo 28 de mayo. El representante papal llevó los saludos del Papa Francisco a los fieles de la arquidiócesis de Yucatán
“Ustedes sí saben cómo organizar una peregrinación”, dijo el diplomático. Al pronunciar la homilía, destacó el fervor, participación y amor al Señor y a la Virgen de Izamal, la Inmaculada Concepción, de los peregrinos de diversas poblaciones.
Complacido por las bellezas naturales de la península de Yucatán, el nuncio apostólico aprovechó para dar un mensaje sobre el cuidado de la naturaleza, especialmente del agua de los cenotes, “sin agua no hay vida, de hecho podemos decir que hay muchas realidades en la vida, como lo cenotes, que logramos ver con facilidad y, al no verlas, no conseguimos disfrutar sus bendiciones…”
A la luz de la palabra proclamada, Spiteri refirió a la gracia divina como un don que genera vida como lo hizo la Virgen María al aceptarla en diferente modo haciendo a un lado intereses propios para poner toda la atención en bien de los demás como Ella lo hizo hacia Isabel, la madre del Juan, el Bautista.
“En vez de quedarnos encerrados en nuestros quehaceres, tenemos que abrir los ojos sobre las necesidades reales de nuestro prójimo que muchas veces son las personas más cercanas a nosotros…”
María e Isabel sirvieron en la caridad con un corazón lleno del amor de Dios, indicó el nuncio acentuando las virtudes de esas mujeres en el don del servicio. En encuentro entre ellas fue “casi como la del un Pentecostés anticipado” cuando el Espíritu Santo ya había hecho su morada en el corazón de la Virgen María.
Así, el nuncio exhortó a los asistentes a recibir los dones de Dios con un corazón sencillo y vencer la soberbia. María, “nos enseña a ser peregrinos en los caminos de la vida, claro que no son siempre caminos fáciles, están más bien llenos de obstáculos, dificultades, peligros…”
El representante papal invitó a examinar qué preocupaciones aquejan a cada persona para encontrar la paz y preguntar, de la misma forma, sobre las bendiciones que Dios ha dado. “Es importante tener conciencia de estos donde del Señor, para agradecerle, y para superar la ayuda para superar la ansiedad…” para generar vida espiritual para las personas que viven a nuestro alrededor, exhortó el nuncio.