Este miércoles 8 de noviembre, la diócesis de Apatzingán, encabezada por su pastor, el obispo Cristóbal Ascencio García, peregrinó al Tepeyac para dar gracias a la Virgen de Guadalupe por los trabajos y actividades pastorales en esa Iglesia enclavada en una de las zonas más difíciles del Estado de Michoacán, azotada por la grave inestabilidad y la violencia.
En su homilía, Ascencio García destacó la importancia del discipulado y el seguimiento de Cristo así como abrazar la cruz como condición del cristiano y su testimonio. “Sé un discípulo de Jesús cargando con su cruz… ¿Quieres ser discípulo de Jesús? Carga con su cruz” dijo el obispo a las decenas de fieles que se congregaron en el Tepeyac.
Invitando a los fieles a descubrir las cualidades personales, Ascencio García exhortó a descubrir la misión que Dios ha encomendado a cada persona “y eso es abrazar la cruz”.
Poniendo a la Virgen María como perfecta discípula que también cargó su cruz al estar al pie de la cruz, el obispo recordó que la peregrinación de la diócesis de Apatzingán es también para poner a los pies de la Guadalupana “todo aquello que traemos en la mente y en el corazón, el sufrimiento de nuestros hermanos enfermos, el sufrimiento de tantas personas…”
El prelado cuestionó, en un tono de reclamo y decepción, que la presencia de las fuerzas armadas y de la Guardia Nacional de nada han servido ante la situación de los desplazados de las comunidades. “Decepciona y desilusiona” afirma Ascencio García, porque “mis hermanos ven pasar sólo al ejército y, al ratito, en dos minutos, a los grupos armados… ¡Qué triste! Seguimos orando para que las autoridades encuentren la estrategia correcta porque la estrategia del ejército no debe ser sólo ir levantar a los muertos para dar fa de que sí están muertos. Creo que la estrategia de seguridad es adelantarse a los delitos para que no sucedan…”
El obispo también rogó a la Virgen de Guadalupe para que México termine con su calvario y prolongado “Viernes santo”. Así, pidiendo oraciones por las autoridades a fin de que sus mentes sean iluminadas, Cristóbal Ascencio confío en que los corazones de quienes sufren se llenen de esperanza y para que todos sean “sembradores de paz y sea iluminado la mente y corazones de los responsables de la seguridad ciudadana…” El Viernes santo tuvo la dureza de la pasión y de la cruz, pero llegó el domingo de resurrección. “Pedimos a Dios que en nuestro México no sea un Viernes santo continuo de muertes y muertes… pedimos a Dios seamos buscadores de paz, de fe, sin perder la esperanza. Que en nuestra diócesis podremos tener paz, que en nuestro país podamos tener paz. Nos unimos al Papa también que nos invita a orar por la paz”.
La diócesis de Apatzingán peregrinará a otros lugares significativos de fe. El jueves 9 de noviembre subirán a la cumbre del cerro del Cubilete en Guanajuato y el viernes 10, el obispo celebrará la eucaristía en la Catedral Basílica de la Virgen de San Juan de los Lagos, Jalisco.