En una rápida elección, la Conferencia del Episcopado Mexicano ha renovado 80 cargos de acuerdo con los estatutos del organismo al cumplirse el trienio exigido para llevar a cabo sus funciones.
A medio día del 9 de noviembre, los obispos refrendaron a Rogelio Cabrera López, actual presidente, por otros tres años, lo que era prácticamente previsible cuando está en puerta la Asamblea Latinoamericana y del Caribe de la cual México será anfitrión a finales de noviembre. Además, el arzobispo tiene en sus manos el Encuentro Eclesial de México como capítulo en la implantación del diálogo, equivalente a un sínodo mexicano ante los retos y desafíos de la Iglesia católica y la aplicación del Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033.
Además, el arzobispo Cabrera es presidente del Comité de asuntos económicos del CELAM fortaleciendo su liderazgo en la región latinoamericana.
En tanto se había anticipado, el refrendo de Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, como vicepresidente era prácticamente imposible debido a su convalecencia después de la lucha contra el covid-19. La elección del arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, fortalece al grupo regiomontano que encabeza Cabrera López. Nativo de Nuevo León y formado en el clero de Monterrey, la designación del V arzobispo de Yucatán tiene un plus de centralidad por su papel en el CELAM. Miembro del departamento de Solidaridad y Justicia, fue electo en marzo de 2020 como presidente de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas, la Red Clamor.
En junio de 2021, a pesar de las altas tasas de contagios por covid-19 en la región, el arzobispado de Yucatán fue foco de atención del Papa Francisco y del número dos Vaticano, cardenal Pietro Parolin, al atender personalmente la ordenación episcopal de Fermín Sosa Rodríguez, actual nuncio de Papúa Nueva Guinea. En esa consagración el arzobispo Vega logró una particular sinergia con el gobernador del Estado, Mauricio Vila Dosal, para facilitar la estancia de Parolin en la península.
Al concluir dos trienios y despedirse con un ánimo profundo y agradecido, el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso Miranda Guardiola, cedió la estafeta a Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca. Todo apuntaba a que un obispo auxiliar podría proseguir con la tarea de Miranda, pero la designación de Castro es refrendo de su papel en las finanzas del Episcopado Mexicano, particularmente en los difíciles tiempos de pandemia que mermaron la capacidad económica de la Iglesia. Tuvo en sus manos OCEAS, la obra de Clérigos en Ayuda Solidaria, responsable de la atención y administración de recursos para el cuidado de la salud y de seguridad social de los clérigos a nivel nacional y la modernización de las instalaciones de la secretaria de la CEM. La elección de Castro no es cosa menor. Prácticamente será el gozne en el que se asienten las relaciones con las instituciones públicas, el gobierno de López Obrador y será el vocero de los obispos del país, además de la responsabilidad en la consolidación de los órganos diocesanos responsables de la protección de menores.
Recientemente dio su respaldo a la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. El 10 de octubre, en catedral de Cuernavaca, el colectivo inició la labor humanitaria de búsqueda de personas en Morelos, estado donde se encuentran las fosas clandestinas sobre las que el obispo ha rezado por el descanso de los desaparecidos y la consecución de la justicia y el derecho a la verdad.
El otro cargo con nuevo encargado es el de la tesorería general. Otro obispo regiomontano, Jorge Alberto Cavazos Arizpe, tuvo el merecimiento del Episcopado para confiarle el manejo de los recursos financieros. Dirige una de las diócesis de más arraigo religioso y de devoción popular después de Basílica de Guadalupe en Ciudad de México. Tomó posesión de la Santuario de la Virgen de San Juan de los Lagos en 2016 y, después de superar una enfermedad que mermó su salud, el obispo se recuperó y es un enlace indiscutible entre el grupo episcopal de Monterrey y la zona de mayor influencia católica y religiosa encabezada por el arzobispo de Guadalajara. Consagrado por el cardenal Robles Ortega cuando regia el arzobispado de Monterrey, la influencia de Cavazos quizá sea relevante en la designación del obispo de Aguascalientes, diócesis vacante desde diciembre de 2020 cuando José María de la Torre Martín murió víctima del covid-19.
A estos cargos, se sumaron los dos vocalías de la CEM, ahora en manos del obispo de Tapachula, Jaime Caderón Calderón, miembro del Consejo ordinario del Sínodo de los Obispos y de Enrique Díaz Díaz, obispo de Irapuato, y quien era responsable de la Dimensión Pastoral Educativa y de Cultura de la CEM hasta 2021. Díaz Díaz fue miembro del Sínodo de obispos sobre la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia en Roma en 2008.
Así entre los retos del nuevo consejo de la presidencia están, igualmente, la designación de obispos, al menos para 6 diócesis y arquidiócesis: Xalapa. Aguascalientes, Linares, Cuauhtémoc-Madera y Cuautitlán, aspecto que no pasó desapercibido debido al estado de salud del clero mexicano que, hasta septiembre de 2021, había perdido a seis obispos, 251 sacerdotes, 13 diáconos permanentes y 10 religiosas, víctimas del covid-19 sumando 280 decesos según los reportes del Centro Católico Multimedial.
Que le tocó al Primado?
Al Primado de México, que le tocó?
Alguno de sus auxiliares, que les tocó?