*¿Qué es el Opus Dei? El padre Ricardo Furber Cano, vicario regional en México, lo explica en entrevista
Guillermo Gazanini Espinoza / Mencionar el nombre, Opus Dei, suscita preguntas y controversias. Noventa años atrás, Josemaría Escrivá de Balaguer tuvo una “visión sobrenatural” mientras realizaba un retiro con los padres Paúles en Madrid. De esa experiencia nacería una institución que poco a poco ganó su lugar en la Iglesia no sin pocas dificultades, sospechas y resistencias.
Hablar de la Obra nos lleva por una historia humana y divina. Gozando de la predilección de Pontífices como Juan Pablo II, descolló al final con el traje a la medida para ocupar su lugar entre la miríada de institutos, congregaciones y sociedades de vida apostólica. “Prelatura personal” que asocia a cerca de 90 mil miembros con una meta clara en su vida: la santidad.
El padre Ricardo Furber Cano (Monterrey, 1974), de profesión ingeniero civil, es uno más entre los hijos de san Josemaría. Sin embargo, tiene una responsabilidad mayúscula. Es el vicario regional del Opus Dei para México, hombre de las confianzas del actual prelado, Mons. Fernando Ocáriz, sucesor de san Josemaría y del último obispo prelado, Mons. Javier Echevarría Rodríguez. Ricardo Furber conduce los destinos espirituales y temporales de la Obra en este país. En el 2019, el Opus Dei en México cumplirá 70 desde que, en 1949, tuvo la bendición del siervo de Dios, Mons. Luis María Martínez, arzobispo primado de México.
En ocasión de este 90 aniversario, el vicario regional compartió, en entrevista, algunos aspectos para entender la naturaleza de la Obra y sus retos hacia el futuro.
Gracias padre Ricardo por aceptar la entrevista. El 2 de octubre de 1928 se fundó la Obra. ¿Qué es Opus Dei?
Técnicamente, el Opus Dei es una prelatura personal de ámbito universal y que ayuda a las personas en la misión de santificarse. Se distingue de una orden religiosa equiparándola a una diócesis. Tiene un prelado, su presbiterio y fieles en lo que respecta a esta característica peculiar. La Obra sigue un espíritu meramente laical, pero es una institución donde laicos y sacerdotes colaboran en la misma misión. La mayoría de los miembros son laicos.
¿Quién era san Josemaría Escrivá de Balaguer?
En breves rasgos, es un sacerdote español, diocesano, nacido en 1902 en Barbastro, hijo de José María y Dolores. Alrededor de los 15 años sintió que Dios le pedía algo y se dispone a escucharlo. Se hizo sacerdoten para saber lo que Dios quería de él. Tres años después de su ordenación, en un retiro con los padres paulinos, descubre que Dios le pide difundir un mensaje de la santidad en medio del mundo. Él decía una frase muy interesante al momento de fundar el Opus Dei: “En ese momento contaba con 26 años, la gracia de Dios y buen humor”.
El 2 de octubre de 1928 no es una fecha casual. Tiene importantes implicaciones en la historia del Opus Dei. ¿Qué significa esto?
Esta en relación con los ángeles custodios a quienes san Josemaría tuvo mucha devoción. De hecho, él decía que tenía dos ángeles custodios, uno que Dios le puso y el ángel ministerial al haberse hecho sacerdote. Antes de cualquier encuentro o actividad acostumbraba a rezar a su propio ángel de la guarda y al de la persona con quien estaría.
Los inicios de la Obra tuvieron sus problemas y alegrías desde ese lejano 1928 hasta nuestros días. ¿Qué sería lo más significativo que el Opus Dei ha dado a la Iglesia católica?
Cuando el Papa Juan Pablo II canonizó a san Josemaría, le llamó “el santo de lo ordinario”. Es precisamente de las aportaciones más grandes, luego se desarrolló en el Concilio Vaticano II, la santidad de los laicos. San Josemaría puso énfasis en esto, todo mundo está llamados a ser santo en la vida ordinaria. Ese horizonte puede abrirse para todos, es una gracia de Dios para el mundo.
Fue así que san Josemaría se adelantó a su tiempo…
Exactamente, pero no fue el único. Había otros santos, como san Francisco de Sales, quien habló de la santidad, pero no con el matiz que Dios le hizo ver a san Josemaría, era tema olvidado en la Iglesia, luego lo recoge e impulsa en el Concilio.
Hablando de la personalidad del fundador del Opus Dei, algunos lo consideran un personaje de carácter fuerte y hasta malhumorado. ¿Era así realmente?
Hay un libro que se titula “Maestro del Buen Humor”. Si algo empujaba a san Josemaría era estar alegre y eso no se contrapone a un carácter fuerte. Era una persona muy alegre porque traía a Dios dentro de sí. La alegría, para el cristiano, era saber que se tiene a Cristo y no la alegría de un animal sano. Incluso la alegría puede mostrarse en la enfermedad y dificultades.
El Opus Dei también ha sufrido ataques y denostaciones. Algunos lo ubican como una especie de masonería, de sociedad secreta o incluso de secta al interior de la Iglesia…
Por supuesto que no. Al haber dicho que es una Prelatura personal, figura jurídica que le dio el Papa Juan Pablo II en 1982, quedó muy claro qué es el Opus Dei. Difusión y apertura se han dado. Incluso, ayudados por esas novelas de tono conspirativo, nosotros no hemos tenido reparo alguno en decir lo que en nuestra familia se efectúa; sin embargo, lo que no haríamos es difundir en voz alta las cosas de familia, pero no lo ocultamos. Siempre hay un resguardo natural como el de cualquier familia, pero no hay ningún secreto y cualquier persona que pregunte, tendrá respuestas que daremos gustosamente. Incluso, por esas acusaciones, muchas personas se han interesado en la Obra y llegan a formar parte del Opus Dei. Hay una frase que se dio precisamente por la novela de Dan Brown: “De estos limones agrios, hagamos limonada”. De esas acusaciones, aprovechamos para difundir más la naturaleza del Opus Dei.
Sin embargo, otra de las acusaciones es que el Opus Dei es un instituto exclusivo para gente rica. ¿Qué dice al respecto?
En el Opus Dei hay gente de todo tipo, de todas las clases sociales y razas. A san Josemaría le gustaba decir: “De cien almas, nos interesan las cien”. Gracias a Dios hay muchas obras sociales que hablan de nuestra vocación para ir a todas las personas. Por ejemplo, La Ciudad de los Niños en Monterrey; El Peñón en Montefalco, estado de Morelos y muchos colegios donde acude gente de niveles sociales muy bajos y que traen muchos frutos. Hay miembros de la Obra que son campesinos. De cien almas nos interesan la cien, todos están llamados a la santidad, sin elitismo alguno. Lo que no hace el Opus Dei es tomar bombo y platillo para anunciar las labores que hace. Gracias a Dios hay muchas iniciativas y labores sociales que buscan atender a los necesitados.
En la Obra hay causas de canonización, incluso de matrimonios. ¿Quiénes son los que están más cercanos a la gloria de los altares?
Justo ahora hay una numeraria española que empezó la labor en México, Guadalupe Ortiz de Landázuri, (1916-1975). Sólo estamos esperando una fecha porque ya se ha dado un milagro para la beatificación. Ese es una causa avanzada y tiene que ver con México. En el sitio de la Obra se publicó una Novena a Guadalupe Ortiz de Landázuri que va tomando parte de su vida y donde se le puede rezar. Era ingeniera química, laica en medio del mundo. Otro proceso es el de Dora Del Hoyo, (1914-2004), numeraria auxiliar de España. Se abrió su proceso de canonización y avanza. Otro proceso abierto es el de Arturo Álvarez Ramírez, (1935-1992), ingeniero químico y agregado mexicano de Guadalajara.
En 2019 se cumplirán 70 años de la llegada de la Obra a México por la encomienda que san Josemaría hizo a don Pedro Casciaro. ¿Cuál es el estado de salud de la Obra actualmente en nuestro país?
Gracias a Dios está bien lo que no significa, como siempre, que haya dificultades o contrariedades. En estos últimos años están surgiendo vocaciones y el estado actual de nuestra labor es por cuidar mucho a la persona, a la gente, con cariño, cercanía, comprensión, con la idea que afirma el actual prelado de poner a Cristo en el centro de nuestra vida y decir lo importante que es Nuestro Señor, a Él seguimos a través de la Obra. Esos detalles ayudan a que la Obra en México marche bien y vaya ayudando a que la gente se centre en lo realmente importante: Nuestro Señor.
¿Cuántos miembros de la prelatura hay en México?
Alrededor de 7500 personas. En 14 estados hay labor estable más desarrollada en Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y Aguscalientes.
El Opus Dei en México tiene una particular sensibilidad guadalupana, San Josemaría estuvo en Basílica de Guadalupe en mayo de 1970.
San Josemaría tenía especial amor por la Virgen de Guadalupe. Hace poco un supernumerario, quien tuvo la oportunidad de conocer a san Josemaría en 1972, dos años después de su visita a la Virgen, me contó algo que le dijo personalmente: “Dile a don Pedro Casciaro que ya no tengo corazón… porque lo he dejado en México”. De hecho, él decía que estuvo aquí para ver a la Virgen y “de paso a mis hijos”, afirmando este cariño por la Guadalupana.
De las labores que realiza el Opus Dei destacan las del Estado de Morelos. Montefalco fue particularmente afectado por la devastación del 19 de septiembre. ¿Cómo están las cosas actualmente a un año del sismo?
Gracias a Dios la devastación no fue tan grande como para cerrar. Pudimos arreglar cosas y para seguir funcionado. Montefalco y sus escuelas siguen adelante. Fue muy bonito ver cómo los muchachos que van por la labor fueron a Morelos en apoyo para la reconstrucción. Se consiguieron donativos a través del IPADE y la Universidad Panamericana para levantar casas. Alrededor de Montefalco se hizo un reconocimiento de las familias afectadas y se les ha ido ayudando. El sismo nos dio la oportunidad de reforzar la labor para que la gente de ahí tenga nuestro cariño y cercanía. Gracias a Dios nuestra labor va muy bien ahí, ya son más de 50 años. Nuestros exalumnos han alcanzado niveles de doctorado, trabajan en el extranjero, gente buena que, bien formada, responde bien a la sociedad.
Usted es un sacerdote muy joven de apenas 44 años y su responsabilidad como vicario regional del Opus Dei no es menor. ¿Qué retos enfrentará la Obra en México en el futuro?
El futuro lo veo alentador. Hay gente muy buena en México. Aquí se respira aún una fe fuerte y esto hay que aprovecharlo para despertar la fe en más personas. Lo veo alentador porque Dios no se ha cortado las manos, no ha perdido su influencia y poder. Todo esto lo debemos aprovechar para llegar a más gente ansiosa de escuchar a Dios y tener paz, alegría y serenidad que sólo Nuestro Señor puede dar. Por otro lado, los reto van en la línea de cuidar a la gente, formarla profundamente para transformar su vida. En noviembre del año pasado estuvimos con el prelado en Roma y nos decía: “La principal tarea que tiene el Opus Dei es formar porque la formación transforma lo que hay a nuestro alrededor”. El Opus Dei busca transformar la sociedad a partir de una buena formación, profunda y sólida, para que le gente aprenda a disfrutar todo lo que hace; por lo tanto, se une en ese optimismo. Si formamos bien a la gente, serán buenas personas y redundará en todo lo que hay a nuestro alrededor.
Finalmente, ¿Quisiera dar algún mensaje especial a los lectores de nuestra plataforma?
En la línea del próximo Sínodo de Obispos para los jóvenes, me gustaría animar a todos a descubrir el llamado que Dios ha puesto en nosotros, a no tener miedo y descubrir al Espíritu Santo. Preguntar a Nuestro Señor para qué nos ha traído a este mundo. Descubrirlo, como nos ha dicho el prelado, pedirle luz para ver y fuerza para aceptar lo que espera de nosotros y de lo que podría depender muchas otras personas.