» Constitución está en deuda con la mayoría de nuestra sociedad», obispos de la Arquidiócesis de México

|

Comunicado del Consejo Episcopal de la Arquidiócesis Primada de México Sobre la Nueva Constitución para la Ciudad de México

A los fieles católicos de la Arquidiócesis de México, a quienes creen en Jesucristo y su mensaje, a los políticos de nuestra Ciudad Capital, a los universitarios, los empresarios, las familias, los más vulnerables de nuestro entorno y a todos los hombres de buena voluntad.

<

A un poco más de un año de la visita a nuestro país del Papa Francisco hacemos nuestras sus palabras, ante la necesidad de encontrar “nuevas formas de diálogo, de negociación y de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario. Un compromiso en el que todos, comenzando por los que nos llamamos cristianos, nos entreguemos a la construcción de una política auténticamente humana y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte”. (Papa Francisco, Discurso a las autoridades y al cuerpo diplomático de México en el Palacio Nacional, 13 de febrero de 2016).

Seguimos muy de cerca todo el proceso de redacción de la Nueva Constitución para la Ciudad de México. Desde el trabajo del así llamado Grupo de Notables, las elecciones para definir el 60% del Constituyente, la designación del otro 40%, el trabajo tan arduo que los Constituyentes realizaron, las más de 1900 aportaciones que los Constituyentes y la sociedad civil envió al Palacio de Xicotencatl, las movilizaciones sociales en su entorno, la publicación de la misma y todas las reacciones que ésta ha generado hasta la fecha, incluidos los procesos de impugnación presentados ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ante ellos hacemos votos para que los Ministros puedan revisarlas con la objetividad necesaria y sin perder de vista la dignidad y solidaridad que necesitamos en nuestra Ciudad y nuestro País.

Somos conscientes que el fruto de todo este esfuerzo, la Constitución de la CDMX, es muestra de la cultura que se vive en nuestra Ciudad. Una cultura que nos manifiesta desde las luces de la Fe grandes oportunidades, retos y potencialidades que este proceso ha generado.

En primer lugar quisiéramos agradecer todo el esfuerzo dedicado, desde aquellos ciudadanos que conscientes de su naturaleza política se vincularon al proceso y trataron de poner su grano de arena en beneficio de todos, ya sea desde las Universidades, las empresas, las organizaciones de la sociedad civil o a título personal. A los Constituyentes y sus equipos, al Jefe de Gobierno, las Cámaras de Senadores y Diputados que ayudaron en este proceso tan complejo. Gracias por todo ello.

Reconocemos los logros que la Constitución puede ofrecer a los habitantes de la Ciudad de México, las múltiples libertades que ella nos reconoce, los espacios de participación ciudadana que abre así como las responsabilidades que exige a los funcionarios públicos. La consolidación de la comunidad educativa en participación con docentes, padres de familia y autoridades.

Sin embargo, Comunicado del Consejo Episcopal de la Arquidiócesis Primada de México Sobre la Nueva Constitución para la Ciudad de Méxicoa lo largo del proceso incluso tras su publicación. Nos preocupa la poca participación en las elecciones de Constituyentes, la designación del 40% fuera de una dinámica democrática de participación social, el que la Constitución esté llena de derechos, pero con muy pocas obligaciones. Nos llama la atención que se reconozca la libertad de culto pero no así la libertad religiosa, misma que está reconocida en nuestra Constitución Federal.

Al iniciar el proceso, en el comunicado que lanzamos el mes de junio de 2016, alentamos a no olvidar tres pilares esenciales: estado laico, dignidad y solidaridad. Ahora, concluido el proceso, creemos que siguen siendo retos en los que todos como ciudadanos debemos de comprometernos. El estado laico no es la exclusión de la Iglesia o de cualquier otro credo, ideología o modo de pensar; el estado laico pretende ser un espacio donde se respeten las diferencias y se puedan converger sin imponerse en un proyecto capaz de integrarlas a todas, garantizando la libertad esencial de todo ser humano y la construcción del bien común. En esto no se trata de confrontarnos por ver quién es el más fuerte, sino de comprometernos por consolidar dinámicas sociales incluyentes. Consideramos que esta Constitución está en deuda con la mayoría de nuestra sociedad que no ha sido representada en ella y que incluso se ha sentido agredida por ideologías en ella expresadas; por ejemplo la llamada ideología de género, para una correcta laicidad no deben imponerse ideologías.

Sin bien nos ha ofrecido más de un centenar de derechos, se olvidaron derechos fundamentales para el ser humano como el de la Vida misma, y sin embargo se reconoce el derecho a una muerte digna, lo cual parece contradictorio, y han reflejado pocas responsabilidades ciudadanas. Quedaron poco privilegiados los grandes problemas estructurales de nuestra ciudad, como son la pobreza, la corrupción, la inseguridad creciente, el aumento en el consumo de estupefacientes entre los jóvenes y adolescentes, la trata de personas, la falta en el cuidado de la casa común, la indiferencia ante quienes viven en situación de calle, las condiciones laborales y la atención a la familia que necesita ser custodiada como célula fundamental de nuestra sociedad.

Por último, y considerando en ello un punto esencial como nos lo comentaba el Papa en el texto inicial, tenemos que trabajar en conjunto, en solidaridad, necesitamos un proyecto que nos una hacia lo propio de la vida política: el bien común -y no los bienes particulares-; y por aquello que hace brillar a un pueblo: su capacidad de preocuparse por los más necesitados dentro de los más necesitados y sus condiciones fundamentales: la vivienda adecuada, el trabajo digno, el alimento, justicia real, seguridad efectiva y un ambiente sano y de paz.

A todos los fieles de esta Arquidiócesis Primada los exhortamos a asumir nuestro compromiso social con mayor radicalidad, la caridad cristiana nos impulsa a salir de nuestros templos y ser luz, fermento del amor de Dios en medio de nuestra sociedad. Si queremos una Ciudad de México más digna y que respete y promueva plenamente a todos sus habitantes, tenemos que ser miembros activos de la misma, compartiendo con nuestra creatividad, ilusión y capacidad de entrega la construcción de una Ciudad plena en justicia, paz y gozo para todos sus habitantes y aquellos que nos visiten.

Ponemos a los pies de nuestra madre de Guadalupe quién desde 1531 ha ofrecido a todos los que a ella acudimos su protección y auxilio, quien ha acompañado todos los grandes procesos de nuestra nación en los últimos casi quinientos años. A ella le pedimos no olvidarnos de su manto protector y que nos tome, como al indio Juan Diego como instrumentos en la edificación de esta Ciudad de México de la que es patrona.

Ciudad de México a 29 de marzo de 2017

† Norberto Card. Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México

† S. E. Florencio Armando Colín Cruz † S. E. Carlos Briseño Arch, OAR
Vicario General y Episcopal Vicario General y Episcopal
1ª Vicaría 2ª Vicaría

† S. E. Adolfo Miguel Castaño Fonseca † S. E. Antonio Ortega Franco, CO
Vicario General y Episcopal Vicario General y Episcopal
3ª Vicaría 4ª Vicaría

† S. E. Jorge Estrada Solórzano † S. E. Crispín Ojeda Márquez
Vicario General y Episcopal Vicario General y Episcopal
5ª Vicaría 6ª Vicaría

† S. E. Jesús Antonio Lerma Nolasco † S. E. Andrés Vargas Peña
Vicario General y Episcopal Vicario General y Episcopal
7ª Vicaría 8ª Vicaría

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *