Arquimedios Guadalajara / El pasado 10 de marzo la Conferencia del Episcopado Mexicano convocó a los tres candidatos a la presidencia de la República a la Firma del Compromiso por la Paz, lo que será, sin duda alguna, un hito, un parteaguas en la historia de nuestro País. El Episcopado Mexicano, sumando voces de distintos sectores, visiones de distintos grupos, supo recoger el sentir de millones de mexicanos que a través de encuentros y conversatorios fueron dando vida a una propuesta integral, sólida, que de asumir los futuros responsables de la vida pública del país, seguramente pronto recorreremos el derrotero de la reconciliación, de la verdad, que nos llevará a la justicia y a la paz.
“PISO PAREJO”
Sin duda que una buena noticia fue la presencia de los tres aspirantes a la presidencia de la República. Junto a ellos, la presencia de liderazgos de los más diversos sectores de la sociedad civil: empresariales, académicos, universitarios, de organismos de la sociedad civil, entre otros. Los tres contendientes firmaron el acuerdo que previamente se les hizo llegar a su equipo de campaña.
Uno por uno fue recibido a distinta hora para evitar una especie de debate –no era el caso–. Uno por uno fue escuchado con respeto, y para ninguno hubo ni aplausos de alabanza, ni reclamos airados. Reconocimiento por su presencia y respeto a sus personas. Piso parejo.
EL DATO PREOCUPANTE
Es de llamar la atención la postura de la candidata de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, Claudia Sheinbaum Pardo. Si bien es cierto que firmó, tuvo sus reservas y acusó que el documento presentaba una visión “pesimista” cuando se asegura que hay en nuestro pueblo un proceso de degradación acelerada. Tampoco, aseveró, coincidió con otras partes del texto donde se afirma que prevalece la desconfianza, el miedo, la incertidumbre…, las grandes redes de criminalidad han aumentado y que delincuencia común alimentada por la marginación y la búsqueda de reconocimiento y justicia social crecen de manera alarmante. Tampoco estuvo de acuerdo con lo que ella llamó una supuesta militarización del país. La candidata y su equipo estuvieron incómodos, no había aplausos, ni porras; no supieron jugar en “cancha ajena” y lucieron erráticos. Por eso tampoco estuvieron en la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CNIC) y ya han avisado que no estarán en el encuentro en la Universidad Iberoamericana.
LA ESTRATEGIA DE LOS OTROS DATOS
Claudia Sheinbaum Pardo decidió seguir la estrategia del Presidente Andrés Manuel López Obrador y ha emigrado al país de los otros datos. El documento que se le presentó, recogía no sólo el sentir del pueblo, al que tanta referencia hacen, sino el análisis de especialistas, académicos y presentaba estadísticas oficiales que le incomodaron, particularmente las referentes a la inseguridad y al proceso de degradación social que se ha acelerado en el último sexenio.
Reconocer las cifras de violencia y la grave situación de descomposición que el documento presentaba, significaba para Sheinbaum Pardo, aceptar que su partido y su mentor han fracasado con la estrategia de ‘abrazos, no balazos’. La postura de la candidata es preocupante porque, arropada con el pragmatismo más delirante, prefiere el aplauso del Presidente antes que reconocer lo que es evidente. Y sí, al siguiente día salió quien en la práctica lleva su campaña, el jefe del ejecutivo federal a acusar al episcopado de “crear un ambiente de que no existe” cuando hablan de violencia. Mientras el dolor, la violencia y la impunidad carcomen a la nación el oficialismo y su candidata viven en el país de los otros datos.