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PRIMUM, DENIGRAR. LAS DOS RESPUESTAS A LA CORRECCIÓN: DISMINUIR, ETIQUETAR, SEGREGAR. Y UN SILENCIO, EL DEL PAPA, QUE ES INACEPTABLE

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Primum, denigrar. Achacar al adversario una etiqueta que le cree dificultades con la opinión pública, lo ponga a la defensiva. Es un artificio retórico y antiguo como el mundo, y la Iglesia lo conoce muy bien. Así, a raíz de un acontecimiento excepcional, y excepcionalmente difícil, como es la corrección filial firmada, hasta ahora, por sesenta y dos personalidades del mundo católico, laicos y sacerdotes (nos dicen que cardenales y obispos han sido excluidos a propósito), tenemos dos reacciones. La primera, sobre la que volveremos más adelante, ha sido de silencio por parte del directo interesado.

La segunda, por parte de sus hombres de acción, o de pluma, o de ordenador, o de televisión, lo que prefieran ustedes, ha sido disminuir, etiquetar de manera segregadora, hacer entender que se trata de pobre gente de (¡horror!) derechas: ¿acaso no la ha firmado también Mons. Fellay, cabeza de los lefebvrianos? Otra reacción: recemos por ellos, pobrecitos, que se atreven a decir que el Papa puede escribir cosas equivocadas. ¡No es posible! Pero, ¡si es el Papa el que define hereje a una persona! ¿Cómo podría escribir cosas equivocadas? Dejemos a quien sabe más que nosotros confutar esta tesis, que parece atribuir al Papa, siempre, de cualquier modo y dondequiera, prerrogativas de las que no dispone y que nadie ha reivindicado nunca. Sin embargo, observamos que en los artículos de crítica más o menos velada a esta iniciativa falta claramente un elemento: valorar si lo que se ha dicho en la corrección formal tiene sentido o no lo tiene.

Quien escribe es una persona cualquiera, sin títulos académicos. Ha recibido una formación clásica, en la que ha sido educado a la lógica. Ahora bien, la lógica no es católica: es la base del razonar humano y nada más. También para los católicos, porque la Mente que ha creado todo ha puesto la lógica como fundamento de su creación. Bien. Todo esto para decir, como otros más doctos y más cultos que quien escribe ya han hecho, que cuando los firmantes de la Corrección observan que como consecuencia de Amoris laetitia y de las interpretaciones difundidas «una persona, mientras obedece a la ley divina, puede pecar contra Dios en virtud de esa misma obediencia», no es sólo la fe la que posiblemente es herida, sino también la lógica. Que viene antes que la fe. Y lo mismo podría aplicarse a todas, o casi, las otras seis observaciones. Algo que los corifeos evitan resaltar cuidadosamente mientras repiten: «¡Tradicionalistas! ¡Conservadores!», pensando que así han resuelto el problema o, por lo menos, se han ganado el sueldo de la jornada.

No conozco a los sesenta y dos firmantes. Diría más bien que conozco a muy pocos. Pero dando una rápida ojeada a sus currículos me parece que son personas de estudio y de estudios. Liquidar su sufrimiento y su esfuerzo con una etiqueta es una operación propagandística que, ¡ay de mí!, no es desconocida tampoco a la Iglesia. Ciertamente tienen valor: con el clima que se respira desde hace años en el Vaticano, y fuera, de control, espionaje, castigos y represión no sólo de quien disiente, sino de cualquier idea que no sea conforme a la corriente dominante, el que hayan actuado significa que realmente sienten un gran amor por la Iglesia, la de siempre, y prefieren correr algún riesgo que faltar al deber de la palabra.

Esto nos lleva al inicio de nuestra reflexión. Desde que Amoris laetitia ha estallado con sus devastadoras ambigüedades, deseadas dentro de la Iglesia, el Pontífice reinante ha recibido peticiones, llamamientos, Dubia, cartas personales y privadas de cientos de personas, muchas de las cuales han dedicado su vida a la Iglesia y ciertamente no tienen, a diferencia de otros, ambiciones de poder o intereses que defender. Ahora, como paso extremo, tenemos la Corrección. A todo esto la respuesta ha sido una sola: el silencio. Quien escribe comprende bien que los cálculos erróneos, las buenas intenciones, los consejos venenosos pueden haber llevado al protagonista príncipe del drama a unimpasse. Y quien escribe comprende también el efecto devastador y depresivo que podría tener sobre una personalidad particular reconocer el error. Pero el silencio no es propio de quien es responsable de la fe de mil millones doscientos mil fieles, entre los cuales aumenta la confusión. Sobre todo si lo único que hace es hablar, hablar, hablar… pero de otras cosas muy distintas.

Comentarios
6 comentarios en “PRIMUM, DENIGRAR. LAS DOS RESPUESTAS A LA CORRECCIÓN: DISMINUIR, ETIQUETAR, SEGREGAR. Y UN SILENCIO, EL DEL PAPA, QUE ES INACEPTABLE
  1. TAR HUGO ZOTE
    Lo que tu llamas una Iglesia de aire fresco, es mas rancio que la mojama. Es lo de Lutero y lo de tantos cínicos que como tu pretenden ser católicos y sois o ateos o protestontos.
    La Verdad es una, aunque a ti te escueza. Y lo ha sido siempre y lo será siempre. Y todo ese aire fresco que del que tu hablas es antiquísimo, ya lo decía San Pablo sobre los fornicadores y afeminados. Apesta al aire de la julandra y del adulterio.
    Cristo decía a la adultera, vete y no peques mas, y vosotros lo que quereis es que el Portavoz del Trucho os diga con su panfleto los fornicios de Leticia seguid pecando. No es aire fresco apesta, a cualquier persona normal lo mismo que vuestras aficiones. Ya sabes si te pica hemoal, pero sobre todo sobre todo no nos lo cuentes que estamos harto de histéricas que vienen aquí a intentar justificar y acallar su conciencia por soplar nucas o morder almohadas.

  2. Y porque. contesta a unos curas argentinos a la misma pregunta que no contesta a unos cardenales que representan jerarquicamente a muchos mas fieles?
    Tal vez por la misma razon queno recibe a los familiares de Asia Bib ni la apoya y si recibe a Maradona o matrimonios transexuales y homosexuales, con los que incluso se besa , eso si , no en la boca, sino en las mejillas.

  3. Enteramente de acuerdo con Marco Tosati.
    Respecto de la reflexión final sobre «efecto devastador depresivo sobre la personalidad» quisiera insistir sobre la imperiosa necesidad de abocarse al estudio de esta personalidad.

    Desde 2013 , y para los que lo conocían en Argentina era evidente tipo de personalidad que tiene.

    He leído y releído unas 6 veces un librito de un psiquiatra argentino, y estoy seguro que los debe haber a montones , y muy buenos y quizás mucho más profesionales aún.

    Se titula : «EL JEFE PSICOPATA , radriografia de un depredador. »

    Están allí descriptos también como son los personajes que lo rodean, como se comportan.

    Sabiendo que es lo que son los psicopatas cuando alcanzan el poder, como se comportan, que moral tienen, su absoluta falta de empatía, y otras características, podrán entender y entenderlo, y cómo terminará.

    Es absolutamente imposible un reconocimiento, un acto de humildad verdadera, es imposible. es como esperar que una vaca vuele.

  4. Otra signataria, Anna Silvas de la Universidad de Nueva Inglaterra, dijo: «¿Por qué no firmaría la carta? Casi todos los días las noticias confirman que la agenda del Papa Francisco debe ser resistida. Su cancelación y reinvención del Instituto Juan Pablo II para que sirva a lo contrario del mandato espiritual e intelectual dado por San Juan Pablo (y Caffara) es aterrador. Lo siguiente a demoler, usando el nebuloso y suave lenguaje habitual, de «acompañar», «discernir», es la doctrina de Humanae Vitae.

    «Y ya es visible, justo a la vuelta de la esquina de eso, es el respaldo formal de ampliar la hospitalidad eucarística a aquellos en relaciones sexuales activas del mismo sexo.»

    Silvas predijo que la enseñanza católica será «castrada dejándola como tantos «ideales» que suenan bien y enterrada bajo algo llamado « misericordia ».

    Los signatarios no son los primeros en expresar su preocupación por Amoris Laetitia y sus secuelas. Dos académicos, John Finnis y Germain Grisez, también han pedido al Papa que condene algunas interpretaciones de Amoris Laetitia. El mes pasado, el teólogo P. Aidan Nichols sugirió que una corrección papal podría ser necesaria debido a las acciones del Papa. Los cardenales que presentaron la dubia también pueden emitir una corrección del Papa este año. Hay otras iniciativas de laicos que llegaron a recoger miles de firmas, sin incluir la «llamada filial» que obtuvo al menos 800.000

  5. Tanti auguri Marco. Sei grande. La gran diferencia con Juan Pablo II y Benedicto XVI es que estos fueron doctrinalmente impecables y clarificadores y publicaron unos documentos, como la Veritatis Splendor, el Catecismo de la Iglesia Católica y la Dominus Iesus, que son auténticas joyas. El empeño cada vez más evidente de Francisco I el demoledor, es destruir todo lo que los anteriores construyeron. Los críticos de los papas anteriores lo fueron desde la heterodoxia, cuando tenían que haberse ido con los protestantes; por el contrario, los críticos actuales, entre los que me cuento con mayor convicción si cabe, lo somos desde la ortodoxia, por que queremos seguir en la Iglesia Católica y no en otra protestante y en vías de extinción.

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