Müller, el Papa, la audiencia. Unicuiquique suum. Una carta sobre Bergoglio de Jose Arturo Quarracino

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He dejado pasar unas horas antes de volver a hablar de Müller y del Pontífice.

Hace tres días el portal estadounidense OnePeterFive publicaba una reconstrucción de la última audiencia del Papa al Prefecto de la Congregación para Doctrina de la Fe, aquella en la que le anunciaba que no le renovaría el mandato.

Me ha parecido interesante. OnePeterFive es un portal informado y serio. La autora del artículo, Maike Hickson, es una compañera de profesión extremadamente precisa y de confianza, sobre todo en lo que atañe a Alemania.

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Por lo tanto, decidí traducir una parte, remitiendo para el resto al texto original. Claramente dije y escribí que no era un texto mío. Yo simplemente refería una investigación llevada a cabo por otros. Lo hacía por honestidad: la noticia no era mía, yo no había realizado ninguna investigación en mérito y era justo atribuir honores y cargas a la persona competente.

De hecho, yo escribía: «Hasta este momento no ha sido posible obtener una confirmación o un desmentido de este relato que, no obstante, vista la solidez de las fuente, OnePeterFive tiende a aceptar como verdadero».

Al poco rato llegó un breve email en el que Greg Burke, Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, desmentía la información. Lo publiqué y modifiqué el título teniendo en cuenta el email.

Por lo tanto me he quedado asombrado, y me ha hecho reflexionar, ver cómo algunos compañeros de profesión, que citaban un desmentido del cardenal Müller a la reconstrucción del encuentro escrito por OnePeterFive, me han atribuido el artículo.

No me causa ningún problema correr riesgos y anticipar noticias que otros no dan como, por ejemplo, la del despido injustificado a tres empleados de Müller por orden del Papa; noticia que luego fue confirmada. Más bien diría que es uno de los placeres de esta profesión. Si no lo hiciéramos, nos reduciríamos a ser transmisores de comunicados. Pero no me gusta que lo que pertenece a otros me sea atribuido. O que me atribuyan fakenews, o planes tenebrosos, como se ha permitido hacer un compañero de profesión.

Tengo que confesar que, en cierta medida, tanto la carta de Greg Burke como esta implicación indebida me gustan. Son una señal de atención hacia mi trabajo, minúsculo pero que, evidentemente, deja su rastro. No insignificante. Si Stilum Curiae no fuera leído, estas operaciones, incluida la de intentar atribuirle cosas que no son suyas, no sucederían.

Hay que hacer alguna reflexión sobre el hecho en sí mismo. Incluso si a Müller, en una situación informal, se le hubiera escapado algo que no debería haber dicho; incluso si alguien lo hubiera oído y referido; incluso si los compañeros estadounidenses de OnePeterFive, para defender las propias fuentes, como es justo, prefirieron aceptar un desmentido previsible por parte del Vaticano y del cardenal, en lugar de testimoniar la solidez de su convicción e información… pues bien, todo esto no sería causa de asombro para quien se ocupa de informar desde hace medio siglo. Es algo que estaría, sencillamente, dentro de la normalidad de las cosas. Como tampoco asombra el desmentido de Müller. En estos cuatro años ha tenido que aguantar todo tipo de humillaciones con tal de no irritar a su jefe. ¿Qué le puede costar un desmentido, sobre todo si tiene que ver con una posible indiscreción suya, hecha en un momento de segura turbación emotiva (con el batacazo aún encima, como dirían en Roma)?

Aventuro una hipótesis. No creo que esta historia pare aquí: hay demasiados detalles, demasiadas circunstancias que impiden pensar que sea una invención agradable. Pienso que será interesante seguir, en las próximas semanas, a los medios de comunicación alemanes.

Dicho esto, tenemos que recordar a quien habla de fakenews –»balle» [bulo], en buen italiano– que de lo que se trata es de detalles en un episodio de extrema gravedad. Es decir: nos escandalizamos más o menos y discutimos si la patada en el trasero a Müller se la han propinado con un zapato de baile o con una bota de montaña. La cuestión es que sigue siendo una patada que no tiene precedentes históricos en los últimos decenios y que ha sido dada sin motivo. El propio Müller, el conciliador Müller, que sigue esperando poder desarrollar un papel de mediación entre el Pontífice y sus críticos, lo ha dicho: «No puedo aceptar estas formas». Y el hecho que el cardenal, tan ansioso de no enfrentarse a su jefe, haya explotado con frases como: «La doctrina social de la Iglesia tiene que valer también en Roma» en las relaciones con sus colaboradores en el trabajo, me parece bastante más grave que las presuntas preguntas extrañas que parece ser le ha dirigido el Pontífice o el que éste se haya ido sin despedirse. ¿Fakenews? Por favor…

¿Un caso aislado? Me ha escrito, respondiendo a un comentario en Stilum Curiae, José Arturo Quarracino, sobrino del cardenal Quarracino, arzobispo de Buenos Aires. He aquí el texto: «Soy argentino, sobrino del que fuera cardenal Antonio Quarracino (el predecesor del entonces Mons. Bergoglio en la archidiócesis de Buenos Aires). Conozco a quien es hoy el Papa Francisco desde el año 1973. Le he visto también actuar como «propietario» real de la Universidad del Salvador y como pastor de la archidiócesis porteña. No quiero ahondar en los detalles, pero lo que se ha narrado en el artículo se adapta muy bien al modo de proceder habitualmente del entonces cardenal arzobispo y canciller universitario. Como dice la expresión: ‘si no es verdad, está bien hallado'».

Aquí, el sobrino del cardenal da por auténtica la reconstrucción de OnePeterFive: «No creo de ninguna manera que el cardenal Müller haya mentido. Conozco de primera mano el ‘terrorismo jesuítico’ ejercido por ansia de poder, como también la red de informadores diseminados en las zonas de influencia y los subterfugios y las ambigüedades en relación a cuestiones fundamentales. Entre el artículo y el portavoz vaticano, me quedo, sin duda alguna, con la versión del primero».

Me parece que no se equivoca.

(Traducción de Helena Faccia Serrano)

Comentarios
5 comentarios en “Müller, el Papa, la audiencia. Unicuiquique suum. Una carta sobre Bergoglio de Jose Arturo Quarracino
  1. ¿Qué es lo que está detrás de Bergoglio? Destruye la Iglesia sin apenas resistencia, una piedra por aquí otra por allá. Pero nada más, la quita de en medio ( a veces un poco enojado ) y sigue su camino….No me he tragado todavía el golpe a la «Soberana» Orden de Malta.

  2. El desmentido del Portavoz del Portavoz del Trucho se produce para mentir negando la agenda herética del Trucho que tambien promeve su muñeco de guiñol Bergoglio. Ya lo dijo su mamporrero Bruno Forte, no hay que hablar demasiado claro, sino hacerlo muy poco a poco y por pasos. todavía no toca la ordenación femenina, antes hay que ir a por el diaconado. Y antes cargarse el matrimonio, la confesión y la Eucaristía que es a lo que esta el Trucho y su amiguito tonto Bergoglin.

  3. Visto las actuaciones de Francisco el Misericordioso con el obispo Livieres, con los Franciscanos de la Inmaculada, etc.
    Y conociendo los testimonios de la forma de actuar del cardenal Bergoglio en Buenos Aires, la forma del despido del Muller es muy de acorde, con la personalidad de este Papa. Patadas a los católicos que quieren ser fieles a Cristo y abrazos a los demas.

  4. Con Francisco, visto lo visto hasta ahora y lo que queda por ver, esta mas que legitimida la maxima del piensa mal y, no ya acertaras, te quedaras corto, cortisimo. Su plan demoledor, como le queda poco, ha cogido un ritmo vertiginoso.

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