Vamos con la semana, casi terminada, y las noticias de hoy de centran en el juicio Becciu que se va desarrollando en el Vaticano. Estamos en sus etapas finales, eso nos dicen, y nos anuncian, eso dicen, sentencia antes de navidad. Este tiempo nos ha revelado como funciona, como está constituido el sistema judicial civil de micro estado Vaticano. Este ha sido el pontificado de juicios nunca visto y con métodos nunca vistos, manifestando un mundo fuera del mundo muy complicado de entender para los no adictos. Hablamos de una teocracia pura, este sistema ya no existe en el resto del mundo, es un ejercicio de arqueologia, salvo, con mucha distancia, los regímenes islámicos. Este marco hace que nos sea muy incompresible entender los procesos y su evolución. Sigue la fallida misiòn Zuppi, agarràndose a donde puede, y ahora tememos un posible viaje a Pekin. Parolin admite que la iniciativa de la Santa Sede que luego llevó al cardenal Matteo Zuppi a Kiev, Moscú y Estados Unidos ciertamente no habría dejado fuera al gran actor internacional chino «no queremos excluir a nadie».
Empezamos con Becciu que se defiende como puede, sobre todo atacando, conoce muy bien los engranajes de la casa, ha nacido en ellos y los ha utilizado con maestria: “El dinero de la Secretaría de Estado constituía el fondo soberano del Papa, no formaba parte del presupuesto consolidado de la Santa Sede”. “Este fondo soberano fue creado por Pablo VI y todos sus sucesores disfrutaron de él y se mantuvo la confidencialidad hacia ellos”. Lo explica a los odiados periodistas ante la sordera del tribunal: “El Papa, el secretario de Estado, el sustituto y el administrador lo sabían y lo informaban cada seis meses al Papa y al secretario de Estado. Bastaba en una de las tantas audiencias que nos hubiera dicho que permitiéramos los controles de la Secretaría de Economía y hubiésemos abierto. No tuve problemas, sobre todo porque Perlasca nunca me dijo que había problemas con la inversión de Londres». “No solo el Papa no nos dijo que abriéramos las puertas, sino que en 2016 se entregó un rescripto del Papa que reafirmaba la autonomía administrativa de la Secretaría de Estado. No sé cómo explicarlo”.
“La Secretaría de Estado es distinta de los demás dicasterios, no recibía instrucciones, era la Secretaría de Estado la que daba instrucciones a todos los demás dicasterios, estaba por encima de ellos. Cambiar las reglas no dependía de mí ni del sustituto, era una práctica y una prerrogativa que no me afectaba, no podía cambiar, tanto que fue necesario un Motu Proprio del Papa para cambiar la naturaleza y competencia de la Secretaría de Estado. Así funcionaba la Secretaría de Estado y así teníamos que hacerla funcionar. Digo casi sonriendo que el promotor de justicia me ha degradado de sustitutoa jefe de despacho. Aquí, en los diversos interrogatorios de testigos que han tenido algo que ver con el edificio de Londres, nadie ha mencionado mi nombre, se han oído los nombres de Perlasca, incluso Parolin, pero yo sólo di mi consentimiento al expediente que me preparó la oficina y refrendado por Monseñor Perlasca para el edificio de Londres y sólo porque me lo habían presentado como un negocio ventajoso para la Santa Sede. Ya había sido autorizado por el cardenal Bertone, con una carta fechada el 1 de julio de 2013, para invertir los fondos de la Secretaría de Estado que se encontraban en UBS de Lugano».
“Di mi vida por la Santa Sede y siempre he tratado de defenderla”. El Promotor de Justicia contó «hechos» sobre mi «totalmente alejados de la realidad». “Rechazo enérgicamente cada acusación. Ninguna excluida. Y lo hago por el bien de la verdad. Nos desvela que los 50 millones de euros que el banco del Vaticano, el IOR, “donó al Santo Padre para las necesidades de la Sede Apostólica”, “fue utilizado así: de 18 a 23 millones a Radio Vaticano, 8 millones al Osservatore Romano, de 27 a 33 millones a las nunciaturas apostólicas para su mantenimiento y las nuevas construcciones».
Becciu, en su intento de defensa no deja descansar en paz a su odiado Pell: «Prueba de ello es lo ocurrido con el cardenal Pell, aunque lamento mencionar un fallecido: mientras muchos pensaban que nuestras relaciones, a veces duras, se debían a mi oposición a sus reformas, en realidad sólo pretendía señalar que éstas suponían unos costes desorbitados para la Secretaría de Estado. Imagínate, le asignaba 25.000 euros al mes al personal que traía de Australia, 12.000 euros a su secretaria, así como también trajo a un funcionario de APSA que cobraba 2.500-3.000 euros y le asignó 9.000 euros. No me podía quedar callado, porque la Secretaría de Estado había emitido una circular bloqueando los aumentos de antigüedad y contratación. Esto demuestra que cuando veo cosas que están mal, no tengo miedo de confrontar a la gente y hacer que se corrijan las distorsiones, porque para mí está primero el bien de la Iglesia y de la Santa Sede, en cuyo exclusivo interés he trabajado siempre”.
Tenemos tres citas del tribunal previstas para la semana que viene, el 24, 25 y 26 y llegará el habitual parón estival. En septiembre, las partes civiles comenzarán a pronunciarse: el 27 por la tarde será el turno de los abogados que protegen los intereses del Instituto para las Obras de Religión (IOR); el 28 para el Secretario de Estado; y el 29 para la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA); la Autoridad de Información y Supervisión Financiera (Asif) presentará el expediente de conclusiones. A partir de octubre, los abogados defensores se repartirán los días 5, 6, 19, 20, 26 y 27 y la tarde del 8, 9 y 10 de noviembre; hasta las tres últimas audiencias previstas: la tarde del 4 de diciembre, 5 y 6.
Interesante articulo «Ceguera intelectual en Occidente», de Gotti Tedeschi. «Me gustaría ser provocador y desligado del pensamiento políticamente correcto. He llegado a convencerme de que en «nuestra casa» uno de los peores males es la «ceguera intelectual». Un proverbio latino lo explica así: «Deterior surdus eo nullus qui renuit audire». Hablemos de natalidad y caída de la natalidad, ecologismo, bienestar…». «Cuando escucho que se discute el tema del nacimiento y la población, es mejor que escuche estadísticas y proyecciones. Muy pocas veces percibo el intento de explicar las causas y no sólo los efectos.(…) Hoy las grandes (confusas) preocupaciones que aquejan a las personas con sentido de la responsabilidad son (además del derrumbe del sentido moral y espiritual): las continuas crisis económicas y financieras nunca resueltas, sino sólo reiniciadas; la inflación y su incomprensible cura actual; el paro y la escasez de empleo conviviendo con la exaltación de la IA y con la petición de inmigración para cubrir la demanda de trabajo; las explicaciones confusas y contradictorias de las causas del problema ambiental, etc. etc».
«Afirmo provocativamente que todos estos problemas tienen una primera causa común: la caída de la natalidad, sólo en Occidente. Solo recuerdo que hace 50 años en el mundo había (redondeo para simplificar) 4 mil millones de personas, mil millones de las cuales en Occidente. Hoy hay 8 mil millones de personas y siempre solo mil millones en Occidente. Pero hace 50 años, Occidente controlaba más del 90% del PIB mundial, hoy (no) se conforma con menos de la mitad…». «No te lo vas a creer, pero de repente Occidente descubre, con sorpresa, que la población está envejeciendo (quizás mirando los presupuestos públicos y viendo explotar los rumores de Sanidad y Pensiones), descubriendo también que en 50 años los «jubilados» sobre el total de la población se han triplicado (digamos del 10% a más del 30%). Y por supuesto el impacto de estos costos ha sido absorbido por el necesario aumento de los impuestos (que han pasado de cerca del 25% de los ingresos hace 50 años a casi el 50%).»
Pero ahora viene la sorpresa más curiosa. Se dice que tener hijos daña el medio ambiente, porque el hombre es «cáncer de la naturaleza». ¿Quizás lo contrario es cierto? Al no tener hijos en el Occidente rico, culto y económicamente maduro, el crecimiento del PIB se reduce progresivamente. Pero no queriendo perder sus privilegios asistenciales y queriendo mantener un alto nivel de vida, decide sustituirlo por un crecimiento económico real y sostenible, haciendo que cada vez más personas consuman (y cada vez se endeuden más).
«Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades».
Buena lectura.