Vaticano e Italia, Iglesia y poder en España, las ‘danas’ del mediterráneo, los católicos chinos y su primer cobarde cardenal, cuidado con el sínodo, inter oves locum præsta

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El Papa Francisco está en estos momentos celebrando, presidiendo a medias, hoy con casulla,  la Santa Misa del día de los fieles difuntos. Unos centenares de fieles, como siempre evitando las imágenes de grupo para no ver los pocos asistentes; si restamos los de seguridad, los cantores y el personal de Vaticano, casi nada. No hay día que no tengamos una imagen penosa que ilustra el final agonizante de un pontificado fallido. Susto en vía del Corso en Roma con un herido grave, se ha caído un buen pedazo de cornisa de la puerta de entrada a la iglesia de Santiago. Ha finalizado la cumbre de Montreal, Canadá, dedicada a la repatriación de miles de prisioneros y menores. El Vaticano entre los negociadores oficiales, para Mons. Gallagher la situación sigue siendo muy complicada, sin embargo las nunciaturas están trabajando.  Según el gobierno de Kiev, hasta el momento 860 niños han sido devueltos de los alrededor de 20.000 deportados a Rusia.

En Roma, la Universidad Pontificia Regina Apostolurum acoge «Otra Rusia – para la valorización de la auténtica riqueza literaria, la filosofía filosófica y teológica rusa». Un plantel excepcional de profesores de todo el mundo que culminará el 8 de noviembre, fiesta bizantina de los Santos Ángeles, con la Divina Liturgia en el monasterio italo-griego de S. Maria di Grottaferrata. El Papa Francisco  en su  «Spes non confundit» insta a los gobiernos para que tomaran iniciativas que restablecieran la esperanza; formas de amnistía o condonación de pena destinadas a ayudar a las personas a recuperar la confianza en sí mismas y en la sociedad; caminos de reintegración a la comunidad que correspondan a un compromiso concreto de cumplimiento de las leyes. Por ahora, no hay compromisos concretos, en Italia algo se espera para quedar bien y poco más.

Hoy tememos varias noticias sobre interesantes libros publicados, empezamos con  “Secret Line” de Antonio Preziosi, un libro para comprender las interacciones entre política y fe en el contexto italiano, ofreciendo una visión del poder al otro lado del Tíber.  El espacio temporal que ocupa la obra, que abarca aproximadamente dieciséis décadas, traza puntos fundamentales de diálogo, acuerdos pero también desacuerdos entre las dos instituciones. Preziosi, entonces, nos lleva de la mano a explorar el contexto que tuvo como protagonistas a líderes políticos y figuras papales, desde Alcide De Gasperi a Giorgia Meloni , de Pablo VI al Papa Wojtyla , hasta los recientes encuentros del Papa Francisco con los Jefes de Estado en el G7. Momentos críticos como el referéndum sobre el divorcio de 1974, un «terremoto» sociológico y político que abrió ligeras fisuras pero también profundas en el seno del pueblo de los creyentes y de la Iglesia».  Particularmente intensa es la historia de los episodios vinculados a los pontificados de Juan Pablo II y Pablo VI : el primero intentó promover la inclusión de las raíces cristianas en el preámbulo de la Constitución europea, quedando decepcionado por la indisponibilidad declarada por las instituciones europeas, mientras que el este último hizo todo lo que estuvo a su alcance para salvar a Aldo Moro , su viejo y muy querido amigo, en aquellos dramáticos días de encarcelamiento bajo el dominio incontrolado de las Brigadas Rojas.

Otro interesante libro nos llega de España. entrevista a su autor José Francisco Serrano Oceja que analiza su libro Iglesia y poder en España. Del Vaticano II a nuestros días.  «Sentí la necesidad de hacerme una visión de conjunto de lo que había significado la Iglesia en la España contemporánea, principalmente en el período que llamamos la Transición, es decir, el paso del régimen de Franco a la democracia, ahora que estamos en una segunda Transición y que algunos, desde la historiografía, el periodismo, consideran que fue una Transición engañosa y quieren reescribir esa historia en la que no se ha sido justo con el papel de la Iglesia. Por otra parte, he tenido siempre curiosidad por lo que pudiéramos denominar constelaciones episcopales, es decir, las redes de amistad eclesiásticas que terminaban haciendo que varios de esos amigos fueran obispos. También me interesó analizar cómo ha cambiado el ejercicio del poder en la Iglesia y del poder de la Iglesia en la sociedad. Por último, me he preguntado qué cuestiones de la historia reciente de la Iglesia están aún sin aclarar». 

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«Cuando hablo del poder en la Iglesia me refiero a la definición de Richard Cox, que lo entendía como “la capacidad de efectuar cambios” o a la de Romano Guardini, en su magnífico ensayo sobre el poder, que hablaba de “la facultad de mover la realidad”. Cuando se habla del poder en la Iglesia se habla de servicio, de presencia, de la fuerza del Evangelio que es capaz de cambiar la vida de las personas. En el libro me he fijado en el poder de los obispos, un poder que ejercen cuando gobiernan, cuando enseñan y también cuando celebran la santa misa y los sacramentos. Respecto a las relaciones de la Iglesia con la sociedad, en lo referido al poder de la Iglesia en la sociedad».  «En los últimos años da la sensación de que ha habido demasiado silencio institucional de la Iglesia sobre lo que pasa en España. También porque la capacidad de hacerse oír de los obispos es menor».

Seguimos en España con las inundaciones de Valencia con lo que hoy llaman una DANA –siglas  que correspondes a Depresión Aislada en Niveles Altos , que está dejando en evidencia enormes lagunas en la pobre, casi nula,  reacción de las autoridades. Europa se va convirtiendo en un mundo fallido, basta ver nuestra imagen de hoy. La ciudad de Valencia se ha salvado de las aguas por las importantes obres públicas realizadas después de la última catástrofe de 1957.  El número de muertos sigue creciendo, ya son más de 200 y dada la cifra de desaparecidos, nos tememos que puede ser, Dios no lo quiera,  de un cero más.  El mediterráneo es escenario de inundaciones de una violencia sin precedentes de las que Italia sabe mucho.  En la cuenca de Polcevera llovieron más de 900 milímetros en un solo día. En  Nicolosi en Sicilia el 15-18 de octubre de 1951 fueron 1366 mm en 4 días.  En Sicca d’Erba en Cerdeña el 14-18 de octubre de 1951 hasta 1536 mm en 5 días. En  Calabria el 16-18 de octubre de 1951 más de 1500 mm en tres días. La falta de memoria histórica, o de ignorancia supina e invencible hace que estemos escuchando todo tipo de barbaridades en boca de nuestros patéticos políticos.  Numerosos ejemplos históricos enmarcan nuestro pasado, desde las presas construidas en la Edad Media en Holanda para defender las tierras cultivadas del mar hasta las terrazas construidas en los Alpes y los Apeninos durante la Pequeña Edad del Hielo para proteger los cultivos del frío y las precipitaciones excesivas.

El blog de Tosatti nos ofrece un artículo de  Antonello Cannarozzo sobre el Martirio de los católicos en la China comunista.  La ideología comunista no murió en 1989, pero aún continúa envenenando al mundo con su falta de libertad allí donde está en el poder. Todavía son muchas las naciones que viven y han vivido esta tragedia ideológica.  Fulton Sheen en 1950 contó la historia que le habían contado algunos misioneros jesuitas que huían de la China de Mao . Era la historia de una niña de nombre muy corto Li , que vivía en un pequeño pueblo del norte de China donde la mayoría todavía era católica en aquella época. Los soldados enviados por el partido comunista llegaron a la pequeña ciudad para acabar con la «idolatría» de Dios, resultado de la ignorancia capitalista occidental y del infame Vaticano.  Para demostrar que no bromeaban en absoluto entraron en la pequeña iglesia del lugar y tomando el copón lleno de hostias consagradas las arrojaron al suelo prohibiendo  entrar a recogerlos, bajo pena de muerte. Ll joven Li  intentó encontrar una manera de salvar las hostias esparcidas por el suelo. Por la noche, sin ser vista, entró en la iglesia y con mucho cuidado se inclinó con la lengua para tomar las hostias una a una porque eso era lo que le habían enseñado en el catecismo, solo se puede comulgar una ver y a Jesús  no se le tocaba con las manos para no cometer sacrilegio. La pequeña, con su fe y valentía tomaba una hostia cada noches y ahora sólo faltaba una, pero esta vez fue descubierta por un guardia que no dudó en matar a la pequeña Li  por su transgresión.  Un mártir entre los miles que ha producido el comunismo en su locura ideológica.

Se nos olvida que está lucha no ha terminado porque:  «El objetivo no es erradicar las religiones, sino hacerlas inofensivas y bajo la égida del Partido», “ El presidente Xi Jinping  está intentando establecer un nuevo control sobre la religión, deteniendo su desarrollo. El gobierno chino pretende regular el llamado ‘mercado religioso’ en su conjunto «. En 1946 la  Santa Sede  había nombrado al primer cardenal nacido en China, de triste recuerdo, dándole una estructura organizativa definitiva con la creación de la jerarquía eclesiástica ordinaria. El territorio se dividió en 20 archidiócesis, 85 diócesis y 34 prefecturas apostólicas y los obispos chinos pasaron de 6 a 20. En China había alrededor de 4,5 millones de católicos y de 5.788 sacerdotes la mitad eran chinos, 2.698; las monjas eran  7.463 de ellas 5.112 eran locales. La iglesia contaba con 216 hospitales con residencias de ancianos, 6 hospitales de leprosos, 781 dispensarios médicos, 254 orfanatos, 3 universidades y 189 escuelas secundarias y medias, 2011 escuelas primarias, 2243 escuelas de catequesis, 32 imprentas y una cincuentena de periódicos y revistas, todo destrozado.

Pío XII  publicó la encíclica Ad Sinarum Gentem , del 7 de octubre de 1954, un grito al mundo para una  condena inequívoca de la violencia perpetrada y de la absurda creación de una Iglesia católica china separada de Roma, entre encarcelamientos y crueldades hacia los verdaderos fieles. Si bien el documento papal animó a los pocos católicos que permanecieron fieles, enfureció aún más a las autoridades comunistas. El 2 de agosto de 1957 con la constitución definitiva de la ahora llamada Iglesia Patriótica , nacida del  Manifiesto de las Tres Autonomías y sometida al comunismo que cortó efectivamente todo vínculo con Roma,  comenzaron también las falsas ordenaciones episcopales, así empezó La Iglesia del Silencio .  El 28 de junio de 1958, el Papa  Pío XII,  algunos meses antes de su muerte, proclamó una nueva encíclica sobre China ,  Ad Apostolorum Principis , en la que acusaba la persecución en curso y afirmaba que cualquier nombramiento de obispos por la Iglesia autocéfala era ilícito. El “Gran Timonel”, Mao Tse Tung,  pudo finalmente anunciar triunfalmente que: “ China se presenta al mundo como un país completamente ateo , con la eliminación radical de toda religión y la prohibición de cualquier manifestación de fe ”. El objetivo del Partido Comunista  es claro, transformar a la Iglesia Católica, como otras realidades, en un grupo perteneciente al Partido. Los acuerdos de 2018 entre la Santa Sede  y China,  aunque el texto es secreto,  el Vaticano  ha reiterado que el gobierno comunista  ha reconocido al Papa Francisco  como jefe de la Iglesia católica en China. Este reconocimiento, valdría la pena recordarlo a los promotores de la Santa Sede, es difícil de conciliar con el nacimiento de una asamblea nombrada por el Estado que no incluirá a los obispos fieles a Roma aún no reconocidos por el gobierno.

Y seguimos con China, con su historia católica. El próximo 8 de diciembre el Sacro Colegio contará entonces con 256 miembros, 141 de los cuales tendrán derecho a voto en el próximo cónclave.  El ritual reza así: «Para la gloria de Dios y el Todopoderoso y para honor de la Sede Apostólica, recibid la birreta roja como un signo de la dignidad de cardenalato, significando su disposición para actuar con valentía, incluso hasta el derramamiento de la sangre, por el incremento de la fe cristiana, por la paz y la tranquilidad del pueblo de Dios y para la libertad y el crecimiento de la Santa Iglesia Romana».  En 1946 Pío XII elevó al cardenalato al arzobispo de Pekín Tomás Tien Ken-Sin (1880-1967), dando a la Iglesia Católica su primer purpurado chino. En 1949,  China cayó bajo el poder de uno de los más feroces dictadores comunistas, el revolucionario marxista-leninista Mao Zedong, que ejerció el poder hasta su muerte en 1976.  Mao aspiraba a eliminar toda presencia religiosa y el catolicismo romano era objeto particular del odio de Mao, que no sólo detestaba la doctrina de la Iglesia, sino que temía la organización de ésta a nivel nacional e internacional. A todos los prelados y sacerdotes chinos se los exhortó a renegar de su fe para contribuir a la edificación del estado socialista. Muerte, cárcel y reeducación en campos de trabajo esperaban a quienes quisieran seguir siendo fieles a la Iglesia romana.

Cuando Tien Kinsen, arzobispo de Pequín, tuvo conocimiento de que el presidente Mao tenía intenciones de detenerlo y acusarlo de traición, se las arregló para huir durante la noche y llegó a la ciudad de Roma. Una mañana, el mencionado cardenal se presentó ante el portón de bronce de la Ciudad del Vaticano ataviado de la cabeza a los pies con los atributos cardenalicios. Se esperaba una calurosa acogida por parte del Romano Pontífice, pero quedó decepcionado. Cuenta sor Pascalina: «Aquella mañana el Santo Padre me llamó a su despacho y me dijo que en la puerta estaba un visitante excepcional. Como monseñor Tardini ya había informado a Su Santidad de que el cardenal Tien había huido de China para salvar la vida, la llegada del cardenal a la puerta del Sumo Pontífice no había sido tan sorpresiva. En todo caso, el Santo Padre no estaba en modo alguno contento con aquello». El Papa dio instrucciones precisas a la religiosa para transmitir un mensaje al ilustre purpurado chino. «Si se lo dice una mujer, será más claro, y además nuestra indignación no será tan evidente». Sor Pascalina se presentó ante el cardenal Tien: «Eminencia, el Santo Padre no puede recibirlo hoy, ni ningún otro día en un futuro cercano. (…) El Papa me ha pedido que le plantee una cuestión: quiere saber qué pensaba cuando aceptó la birreta roja. También quiere que le pregunte por qué cree que los cardenales de la Santa Iglesia Católica Romana visten de rojo. Si pensaba que significaban otra cosa que no fuera estar dispuesto a derramar la sangre por Cristo y su Iglesia, ¿qué creía que simbolizaba ese color?  Le dijo que el Santo Padre estaba hondamente dolorido de que hubiese abandonado a su grey en el momento en que ésta más lo necesitaba. Tenía que haberse quedado en el puesto que se le había asignado, aunque ello supusiera la cárcel o la muerte, debía volver a China y correr ese riesgo en vez de quedarse cómodamente en la Ciudad del Vaticano vestido de rojo».  «Si prefiere no volver a China,  creo que debería presentar su dimisión al Santo Padre, colgar los hábitos y dejárselos a otro que sepa por qué son rojos». El cobarde cardenal  no dimitió, y se fue a vivir a Chicago.

Para los se han quedado aletargados en la tranquilidad post sinodal, Benedetta De Vito nos ofrece unas observaciones a tener muy en cuenta:  «En el fondo, los padres y madres sinodales sabían que no podían mover los hilos mucho más, considerando los resultados de la primera sesión de la Asamblea General y el ambiente de la segunda sesión».  El Papa Francisco ha creado un sínodo dentro del sínodo, las diez comisiones encargadas de estudiar los temas más controvertidos, cuyos miembros fueron elegidos directamente por él sin dar a conocer sus nombres.  Lo decisivo es que estamos ante un proceso, iniciado desde arriba, con el objetivo de escuchar, discernir y decidir las formas de la futura Iglesia sinodal. El sínodo sobre la sinodalidad puede haber sido poco irrelevante, lo esto no les impide llevar adelante el proyecto de introducir nuevos criterios en la Iglesia, como la superación de la práctica sobre la doctrina, la descentralización de la Iglesia, la relevancia de la las Conferencias Episcopales, otorgándoles autoridad doctrinal y litúrgica, de modo que sean posibles diferencias entre las naciones en fe, liturgia y moral, lo cual es contrario a la esencia de la unidad de la Iglesia Católica. El propósito perseguido no es llevar el evangelio de Cristo al pueblo, sino establecer un nuevo paradigma de la Iglesia, la Iglesia sinodal, con todas sus consecuencias. Muy recomendable la relectura del libro del padre Charles Murr, sacerdote estadounidense que residió en Roma entre 1971 y 1979 que publicó en 2023 «Massoneria vaticana. Logge, denaro e poteri occulti nell’inchiesta Gagnon». Quizás aquí encontraremos la raíz de tantas cosas que estamos viviendo.

Inter oves locum præsta, et ab hædis me sequestra, statuens in parte dextra.

«…todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?».

Buena lectura.

Sinodo, lo Scopo non Era Portare Cristo alla Gente, ma Stabilire un Nuovo Paradigma di Chiesa.

Il Martirio dei Cattolici nella Cina Comunista. Antonello Cammarozzo.

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