Otro libro de Francesco Antonio Grana que sale hoy, el que no corre vuela, titulado: «Lo que queda del papado»: «Es evidente que las facciones, la progresista decepcionada por el fracaso del pontificado de Francisco, la conservadora que quiere la vuelta al reino ratzingeriano y la bergogliana que quiere continuar con el estilo del Papa latinoamericano, ya se están organizando para no quedar desprevenidos cuando comience la Sede Vacante. También está claro que será decisivo el epílogo del pontificado del jesuita Pontífice, es decir, si se producirá por muerte o por renuncia, y a qué protagonistas de los respectivos campos eclesiales se les abrirán las puertas de la Capilla Sixtina». Tenemos adelantado del primer capítulo: ¿Cuál es el estado de salud del papado en el siglo XXI? ¿Sigue siendo una institución válida o ahora es anacrónica?
Sigue coleando el discutible informe sobre abusos en Francia, sin duda: «Hay una responsabilidad sistémica de la Iglesia. ¿Quién, de hecho, reclutó, entrenó, ordenó y asignó un papel a estos sacerdotes y religiosos dándoles el poder considerable para celebrar los sacramentos, perdonar pecados y acompañar espiritualmente a hombres, mujeres y niños? La Iglesia no supo ver, no supo escuchar, no supo gestionar, no supo prevenir: en eso consiste su responsabilidad ”. Para ejemplos lo macarristas que siguen dando lecciones, y los lacerantes casos de Barbarin y Pell.
Tenemos muchos artículos sobre el proceso, no sabemos si seguir llamándolo así, de Becciu. Llevamos más de un año con este culebrón, el escándalo de los escándalos que no había llevado al macro proceso más grande de la historia del Vaticano, un Papa Francisco justiciero que no perdona a nadie, y todo esto puede queda en nada, Demasiado ruido, solo ruido y pocas, ninguna nuez. Pell pide un proceso justo, y pensamos que lo que está en peligro es el mismo proceso que se puede desvanecer en la nada. Nos siguen diciendo que la jornada de ayer fue vergonzosa y todo lo lejos que se quiera de una mera apariencia de juicio. El juicio se reanudará el 17 de noviembre, veremos si se presentan las grabaciones de Perlasca, la prueba principal, hasta ahora totalmente desconocidas para todas las defensas.
La Marogna está medio contenta: «Una victoria a medias, pero retorcida y contradictoria. En 12 meses todavía estamos en este punto, y es una injusticia». «No quieren dar el video del interrogatorio de Perlasca por razones de privacidad cuando los medios de comunicación mundiales me ridiculizaron, retratándome como la ‘dama del cardenal’, una fanfarrona, una loca, una estafadora. Es monstruoso. Además con la profesión que ejerzo muy sensible ”.
Otro juicio que ha hecho correr ríos de tinta, que ha provocado el cierre del preseminario San Pío X y el final, los dos acusados, Martinelli y Radice, fueron absueltos por el Tribunal Vaticano. Los jueces dictaminaron que «carecen de pruebas» de que cometieron los delitos. «La Corte ha establecido que las relaciones sexuales, de diversa índole e intensidad, entre el imputado y la persona lesionada, que en realidad han durado todo el período de cinco años, deben ser consideradas como comprobadas; por el contrario, no existen pruebas que afirmen que la víctima haya sido obligada a cumplir estos informes por parte del acusado con la violencia o amenaza controvertida». Falta de pruebas, extinto por prescripción, otro tema cerrado en el que no se ha querido llegar hasta el fondo y que solo es posible con complicidades inconfesables.
Benedicto XVI, nos sigue ayudando a iluminar tanta confusión: “[Un mundo sin Dios] de alguna manera simplemente existiría, y estaría desprovisto de cualquier propósito y sentido. No habría más criterios del bien y del mal. Por lo tanto, solo lo más fuerte tendría valor. El poder se convierte entonces en el único principio. La verdad no importa, de hecho no existe. Solo si las cosas tienen un fundamento espiritual, solo si son deseadas y pensadas, solo si hay un Dios creador que es bueno y quiere el bien, incluso la vida humana puede tener un significado. […] Cuando Dios muere en una sociedad, se vuelve libre, se nos ha asegurado. En verdad, la muerte de Dios en una sociedad significa también el fin de su libertad, porque el sentido que ofrece a la vida, muere».
«…quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.»