En esta carrera de obstáculos en que se está convirtiendo el fin del pontificado del Papa Francisco vemos como se insiste en los lugares comunes, mucha sinodalidad y sínodos por todo el planeta, mucha ecología y días de la tierra y mucho, muchísimo, diálogo sin contenido. Los rumores de cónclave no cesan y todo se lee en esta óptica. El fallecimiento de algunos miembros del Sacro Colegio y la edad que avanza hacen pensar que tendremos consistorio antes de fin de año. Al final del año, habrá 120 cardenales menores de 80 años, y por lo tanto votantes en un futuro cónclave. El 7 de noviembre, el cardenal Angelo Scola, arzobispo emérito de Milán, cumplirá 80 años. Hemos tenido consistorio anual desde el inicio del pontificado, el último el 28 de noviembre de 2020 cuando creó 13 cardenales, de los cuales 9 son electores, en 7 consistorios, el Papa Francisco creó 101 purpurados.
En el 2022 habrá 10 cardenales que cumplirán 80 años: Ezzati Andrello, Bassetti, Blazquez Pérez, Rivera Carrera, Rosa Chávez, Salazar Gómez, Bertello, Ravasi, Vingt-Trois y Maradiaga. Se da seguro el Prefecto del Clero, el surcoreano, el de Culto Divino y menos seguro para Vergez Alzaga. En Italia esperan Delpini, arzobispo de Milán, Lorefice, arzobispo de Palermo, Battaglia, arzobispo de Nápoles y Tasca, arzobispo de Génova. Francia, en todo el pontificado del Papa Francisco solo ha recibido una púrpura, Mamberti, de la Signatura Apostólica. Burdeos, Marsella, París y Lyon esperan sin púrpura. España tampoco está en las quinielas y Canadá y Estados Unidos tampoco, Washington, Nueva York, Chicago, Galveston-Houston, Newark, Toronto y Quebec ya son cardenales además de tres curiales Farrell, Czerny y Ouellet. En América del Sur se espera para Belo Horizonte y Lima menos con Cipriani que sigue siendo elector. Es muy probable la designación de al menos un africano y Australia no tiene ningún cardenal elector y la cosa puede estar entre Melbourne y el Sydney. Asia tiene ahora 25 cardenales, de los cuales 15 son electores y no está en las quinielas.
Interesante artículo en el blog de Valli sobre el modernismo como raíz de todos los males que sufrimos, que nace entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, llevándose todo el papado de San Pío X que termina con su muerte en agosto de 1914. El modernismo nunca ha terminado: es un fenómeno intrínseco en la Iglesia como el ácido del estómago. Hay que luchar, pero luego siempre reaparece. Esto se debe a que se trata de la relación que la Iglesia tiene con el mundo, una relación que a menudo tiende a ser desequilibrada. Viendo los antecedentes el Concilio Vaticano II se presenta con una luz más clara y el problema real no es el Concilio en sí, sino todo lo que viene mucho antes y ha dado lugar a él.
El Papa Francisco defiende la salud pública particularmente relevante en el contexto de la globalización. Sobre la eutanasia y el aborto, las palabras del Papa Francisco son, como siempre, muy duras y claras: “Está el desperdicio de niños que no queremos aceptar, con esa ley de aborto que los envía al remitente y los mata directamente. (…) ¿Está bien contratar a un sicario para resolver un problema? Eso es aborto. Y luego, por otro lado, los ancianos: los ancianos que también son un poco de «material de desecho», porque no son necesarios … «. Las universidades católicas y los hospitales católicos no pueden ir por el camino del desperdicio». Vemos que esto choca de lleno con la defensa de la agenda 2030 que incluye el aborto y la eutanasia cómo derechos, son tiempos de confusión y a fin de cuentas nos quedamos con los hechos, los dichos se los lleva el viento.
El Papa Francisco vuelve a pedir que «siempre haya un sistema sanitario gratuito» y en los países que lo tienen, «como Italia y otros países, no lo pierdan», «por el contrario solo llegaría a quienes puedan pagarlo». «, solo ellos» tendrán derecho a la salud». Como bien sabe el Papa Francisco simplemente con mirar su sanidad del Vaticano, todo cuesta y alguien tiene que pagarlo. El todo gratis es un espejismo, los países que cuenta con sistemas sanitarios es porque sus ciudadanos los pagan.
«El Santo Padre participará en la ceremonia final de la Oración por la Paz organizada por la Comunidad de Sant’Egidio la tarde del jueves 7 de octubre junto al Coliseo”, promovida por la Comunidad en el «espíritu de Asís». “Pueblos hermanos, tierra futura. Religiones y culturas en diálogo»
«Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Buena lectura.
Por supuesto nada es gratis. La Sanidad Pública también cuesta dinero y mucho, si es universal y de calidad. La costeamos entre todos lo contribuyentes y es la única garantía de que la población más débil económicamente tenga acceso a los servicios médicos. Es una gran conquista social a la que no podemos renunciar y mucho menos desde la caridad cristiana. Eso no quiere decir que desde el fanatismo ideológico se le pongan trabas a la sanidad privada. En un país desarrollado hay muchísima gente con suficiente capacidad económica para pagarse un seguro médico privado. Estos seguros deberían estar incentivados con desgravación fiscal y deducciones, porque sus asegurados disminuyen la masificación de la pública, y por tanto se podría dar un mejor servicio a sus usuarios y mejor retribución y condiciones de trabajo a sus profesionales. La sanidad privada así tratada sería el mejor apoyo en todos los sentidos que podría tener la p´ública, pero esta es irrenunciable y tiene que tener la ´máxima calidad.
He visto la fotografía de hoy del Papa Benedicto XVI.
Si no estoy equivocado, la ‘Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis’ prescribe la diferenciación entre munus o título pontificio, articulo 53, y ministerium o ejercicio del cargo en sus potestades eclesiásticas de orden y jurisdicción, es decir gobierno y predicación (activa), sufrimiento y oración (pasiva en Ratzinger), artículo 86 y capítulo VII.
El color blanco de la sotana papal simboliza el munus o título pontificio.
La muceta roja es el signo del ministerium, de gobernador, el que ejerce activamente las potestades de orden y jurisdicción pontificia del cargo, y por ello, es el labrador supremo de la viña del Señor, sólo de la Iglesia Peregrina, y debe de cumplir humildemente su función, subordinado a la Cabeza Mística de la Iglesia Total, Jesús (Mt. 9, 37-38; Lc. 10, 2).
Como no hay dos munum, dos Papas, indica quién sigue siendo el Papa con munus. Medio en serio medio en broma, ya ha tenido casi 9 años para buscarse una sotana negra, roja o púrpura…
También observo que Benedicto, si bien no lleva las zapatos rojos, sí lleva las sandalias del pescador.
Por su parte, el posible fajín que lleva junto con el crucifijo colgado, indica la parte del ministerium en su actividad pasiva, sufrir y orar.
Es sugestivo…