La visita de Macron al Papa Francisco sigue ocupando grandes espacios en los comentarios de la prensa de hoy. «Se hace el loco porque en Francia le va muy mal» y por eso sobre actúa utilizando al Papa Francisco. En Macron se presupone un claro afecto por las personas de una venerable edad pero parece un exceso las tantas caricias y abrazos en público en una visita oficial. Hace unos días el mismo Macron se enfadó y no poco porque un jovenzuelo lo llamo «manu». Quizás alguien le tenía que haber recordado que estaba de visita oficial y que el derecho a roce no entraba en el protocolo. El Papa Francisco nos decía hace un año no sabía quien era el tal Macron, al que llamó «el otro» y por tanto viejos amores que sepamos no existen.
Desde que conocimos la noticia hemos defendido que lo de Galantino era un aparcamiento. Cada vez más surgen voces en este sentido. La Conferencia Episcopal Italiana ha caído en su reinado en recaudación y en influencia política a límites jamás conocidos. Su continua presencia pública anulaba a los propios obispos en sus diócesis y oscurecía al propio Papa Francisco del que se estaba convirtiendo en su interpretador oficial. Queda reducido a tareas internas en un cometido que desconoce y rodeado de un aparato que a corto plazo es inamovible. Calcagno, desde su olivar, seguirá controlando los entresijos . Ser presidente del APSA era hasta ahora, lo mismo que el bibliotecario, un cargo cardenalicio pero ahora ya no es seguro y mucho nos tememos que no llegará.
Empezamos a tener entrevistas, pocas, a los nuevos cardenales. Todas en la linea oficial de repetir hasta la saciedad la acogida a inmigrantes y la iglesia de los pobres y sencillos. Nos quieren convencer que la corte no existe pero en momentos así se ve con nitidez que corte existe, también cortesanos, aunque el monarca no lo quiera ver. Algunas intervenciones un poco más sensatas nos ilustran de la invasión que estamos sufriendo y como se intenta cambiar la población europea y se pide que los musulmanes acepten los derechos humanos.
El vaticano es cada día más un parque temático en donde todo se puede comprar. Los sacros muros se abren pero no para acoger inmigrantes sino para ofrecernos al precio de 314 euros el despertar en los jardines vaticanos. Esperemos que esto sea una falsa noticia y que a nadie en su sano juicio se le puede ocurrir pero es estos tiempos todo es posible.
El día del orgullo en la ciudad de María, en Ponpeya, está en sus últimos preparativos y viene presentado como la llegada de la modernidad al atrasado sur. Pompeya es un pequeña prelatura dependiente de la Santa Sede al sur de Nápoles. Su obispo es un diplomático que imaginamos que está de vacaciones. Pompeya renace como ciudad en torno al santuario mariano más visitado de Italia y los orgullosos han elegido un punto estratégico para provocar, veremos las reacciones.
El incienso asciende como ofrenda hacia el cielo. En Roma nos estamos habituando a las grandes columnas de humo que ascienden con fuerza sobre nuestras mortales cabezas . Ayer otro autobús quemado en la Pontina. El degrado de la ciudad eterna es terrible sin que a nadie parezca preocupar lo más mínimo.
Buena lectura.
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Si el nombramiento de Galantino como presidente de la APSA es o no un «aparcamiento» lo desmentirá o confirmará si es o no creado cardenal. Los estatutos de la APSA prevén que su presidente sea un cardenal.