Las cosas van muy deprisa y tenemos que ser prudentes para no perder la cabeza y subirnos al caballo ganador del momento olvidando la objetividad de las cosas. Tantos empeños por crear un el futuro que les gusta a los poderosos del momento no nos puede hacer olvidar de donde venimos. Aprendimos de San Juan Pablo II que con las ideologías muertas no hay que perder el tiempo ni negociar, solo tenemos que defendernos, sacar el escudo, para no sufrir los inmensos daños colaterales. Hemos vivido un siglo XX, sobre todo en Europa, de escalofrío y no aprendemos. Lo que estamos viviendo es un fin de época de gran calado, las cosas no pasan en un día, pero el paso del tiempo nos hace ver tantas cosas.
Los límites del Papa Francisco y de su pontificado son cada vez más evidentes y su forma de exteriorizar opiniones trae frutos envenenados. No estamos ante un orador reflexivo que piensa sus discursos que, se supone, están inspirados en el Altísimo, sino ante consideraciones banales que conducen a la airada disidencia. Las medias reformas, un paso adelante y dos atrás, ya no contentan a nadie. Las palabras en lugar de los hechos no son suficientes, desertan de la realidad agravando los problemas.
El Papa Francisco sigue con sus fraternidades, que pretende que sean las nuestras: “El deporte, con su lenguaje universal, puede construir puentes de amistad y solidaridad entre personas y pueblos de todas las culturas y religiones (…) para que los Juegos Olímpicos hagan crecer un mundo más fraterno». Las audiencias papales son cada vez menos audiencias por los pocos que asisten a oír al Papa Francisco y entre los pocos además se cuelan problemas. En la grandiosa aula Pablo VI, puede gustar más o menos, pero grande es, el eco se nota. Ayer, durante la audiencia general, un hombre de unos 50 años, se puso a gritar frases de protesta, en inglés, hacia el Papa cuando terminaba de leer la catequesis: «Esta no es la Iglesia de Dios». Inmediatamente intervinieron los gendarmes y el Papa Francisco tranquilizó a los presentes: «Oímos gritar a una persona, que tenía unos problemas, no sé si físicos, psíquicos, espirituales, pero un hermano nuestro con algún problema. Quisiera terminar rezando por él, nuestro hermano que sufre, pobre hombre. Si gritaba es porque sufre, tiene alguna necesidad, no seáis sordos a la necesidad de este hermano».
Paco Pepe hace mención en su entrada Grandes coincidencias sin ningún mando común a la ‘fraternidad’ existente sin necesidad de un jefe que decida en la información religiosa. Los hay más leídos y otros que pierden lectores por días que además suelen vivir de ello. Nos encontramos con unos medios oficiales de la iglesia, costosos, pagados por los fieles y que no leen ni los infieles y otros medios libres que son leídos masivamente. Los no leídos pretenden quedarse solos para tener la exclusiva. Hoy el mundo no funciona así y nos alegramos de estar donde estamos, con quienes estamos y ver que no estamos solos. La inmensa mayoría de medios oficiales de la iglesia no los lee nadie y los que los hacen lo saben. Mantienen algún apesebrado y tienen que convencer a quien paga de lo buenos que son y de lo malos malísimos que son los demás. Hay tontos que se lo creen y les gusta verse en los papeles aunque no los lea nadie. El mismo Papa Francisco les dijo no hace mucho a los suyos, que aquí estamos para ser medios y no fines en sí mismos. Los medios oficiales del Vaticano, un conglomerado carísimo, si desaparecen no perdemos nada y ahorramos, para empezar, unos buenos millones de euros.
Hoy el tema de moda con relación a la epidemia son las vacunas. Sabemos que algo ha hecho, negarlo es faltar a la verdad, pero que no son tan milagrosas como el Papa Francisco parece pensar. En el supuesto de que todo el mundo estemos con las dos dosis, más la de refuerzo y lo que venga no habría desaparecido la epidemia. Veremos como evoluciona todo esto, es imprevisible y entendemos que pone de los nervios a los santones del momento. Viganò pregunta , sin respuesta sobre la legalidad moral, la eficacia y la peligrosidad de las vacunas experimentales. El Vaticano apoya sin fisuras la campaña de vacunación con plena adhesión, y sospechosa adhesión. La Iglesia antes de Cristo camina hacia una iglesia estatal, celosa sierva del Nuevo Orden Mundial y apóstata de la Fe. Lo que hasta hace unas décadas era una infiltración se ha convertido en una verdadera invasión en todos los dicasterios romanos.
Valli nos ofrece una interesante reflexión sobre el triunfo de la ideología de género: «El único macho bueno es el gay». San Remo siempre ha sido un festival muy popular en Italia, son esas cosas que a los nuevos órdenes no gustan mucho y se ve que: «Si no podemos eliminarla, la usaremos». Se convirtió poco a poco en una importante vitrina montada por el Poder para imponernos su único pensamiento: qué debemos pensar, cómo hablar y cómo debemos cambiar. La primera sesión, lo que vio el espectador, consciente o inconscientemente, fue la liquidación del varón. Ocho competidores masculinos, con claras alusiones arco iris, luciendo vestidos de mujer o pendientes, y el dúo Mahmood y Blanco, con una fuerte alusión homosexual entre ambos. Los hombres que se salvaron tienen respectivamente setenta y siete y setenta años. Ya no estamos ante niños «sin valores», como se decía, que simplemente ya no reconocen la diferencia moral en sus actos, sino ante niños que experimentan esta indiferencia incluso dentro de sus cuerpos enmudecidos, buenos solo para ser marcados con tatuajes. Asistimos a la satanización del hombre blanco heterosexual, causante de todos los desastres e injusticias de la historia: como lamentablemente los varones nacen muertos, solo tenemos que feminizarlos. Cada día que pasa vemos la construcción de un piso más de la gran torre de Babel que los hombres sin Dios, sin fe ni razón, se afanan en levantar dándole rasgos cada vez más infernales.
Ya tenemos una cierta reacción oficial al tema de Sanremo. L’Osservatore Romano, en un editorial: «Queriendo ser transgresor a toda costa, el cantante ha redefinido el imaginario católico. Nada nuevo. No ha habido mensaje más transgresor en la historia que el del Evangelio. Desde este punto de vista difícilmente olvidaremos el rezo del Padre Nuestro, de rodillas, por un gran artista del rock como David Bowie. Ya no quedan los transgresores del pasado». El obispo de Sanremo que inmediatamente gritó contra la profanación, la blasfemia y el insulto. Muy indignado el hermano Ravasi, que se limitó a un tuit en el que evocaba la importancia del bautismo. El párroco de la zona de Ragusa, Mallemi, pidió a los fieles, desde su página de Facebook, reventar a rosarios para reparar la ofensa.
El culebrón, no llega a opereta, de la justicia del Vaticano no termina y el bróker Gianluigi Torzi vuelve a estar libre. El Tribunal de Revisión de Roma, tras la audiencia del Tribunal Supremo celebrada el 31 de enero, ordenó la anulación de la orden de prisión preventiva del juez de instrucción de Roma. Sus abogados están muy contentos: «Finalmente se ha hecho justicia con respecto a una medida cautelar que no tenía sentido jurídico, aunque sí lógico. Ahora estaremos listos, con la debida serenidad, para afrontar los dos juicios, el Vaticano y el Romano, confiados en que demostraremos la legitimidad de cualquier conducta impugnada a nuestro cliente”.
Tenemos el capítulo de cosas alemanas. El arzobispo de Múnich sigue los pasos de Hollerich y no piensa en la abolición, sino en una «doble disciplina» como en las Iglesias orientales, con un clero célibe y otro casado: «Para algunos sacerdotes, sería mejor que estuvieran casados. No solo por razones sexuales, sino también porque su vida sería mejor si no estuvieran solos. Esta discusión debe ser abordada». No imagina una abolición total del celibato, sino algo diferente: «Si esto se debe tomar como un requisito básico para todo sacerdote, pondré un signo de interrogación sobre eso. Creo que no podemos seguir como hasta ahora. Siempre les digo esto a los sacerdotes jóvenes. Vivir solo no es tan fácil». Hollerich, el Relator General del Sínodo está con lo mismo: «Preguntémonos francamente si un sacerdote debe necesariamente ser célibe Tengo una opinión muy alta del celibato, pero ¿es esencial? Me he encontrado con diáconos casados en mi diócesis que ejercen su diaconado de una manera maravillosa. ¿Por qué no tener también sacerdotes casados?» El tema es delicado y hay una parte de la Iglesia dispuesta a tomar partido “en defensa del celibato”. El Papa Francisco, en «Querida Amazonia» eligió el silencio: «No escuché que el Espíritu Santo estaba trabajando en esto ahora».
«Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa».
Buena lectura
Ojalá esos obispos que llenan la boca de palabras vanas sobre el celibato sacerdotal fueran a estudiar el origen apostólico del mismo sin mencionar la conveniencia práctica del mismo. En la Iglesia antigua existía la «lex continentiae», es decir, que un DIÁCONO, presbítero u obispo casado se sometía a la continencia él y su esposa. De hecho, este error empezó con Pablo VI introduciendo el diaconado permante sin contintencia. En el año 691, se celebró en Constantinopla un Sínodo que trató del tema y con argumento espurios rechazaron la lex continentiae, que según un estudio serio y definitivo del Jesuita francés Cochini el celibato y la continencia de los tres grados se remonta a tiempos apostólicos. Otro Jesuita estadouninsnse llamado Keefe tiene un estudio profundo e importante sobre el tema. La Iglesia a lo largo de los siglos contra viento y marea ha mantenido el celibato sacerdotal. Los argumentos de estos cardenales dan verguenza ajena, son superficiales y no tienen nada que ver con los verdaderos motivos del celibato sacerdotal.
El hombre blanco, europeo y cristianó causó el Holocausto y es culpable.
Ojo por ojo y diente por diente, dice la Biblia.
El jesuita cardenal de Luxemburgo es un tipo peligroso. Representa muy bien lo que es la decadencia de Occidente y en especial de la Unión Europea, por eso es el prelado de la UE.
Diciendo progreces mientras viven en la abundancia, capellán de los monarcas luxemburgueses, castillos de lujo, residencias centroeuropeas, países tapones y artificiales que viven de la banca y del dinero que roban otros en otras latitudes.
Expresa muy bien el pensamiento europeo decadente que ya se ve adonde lleva, a la irrelevancia religiosa, política y en último término hasta moral y es lo que estamos padeciendo y vamos a padecer aún más en la geopolítica mundial.
Gente que no cree en Dios, en su propia Nación, en su cultura, en lo grande que ha sido su sistema y cuelan y consienten todo en un buenismo estúpido y suicida que lleva a la disolución y a la desaparición. Y a este individuo le nombran relator de un Sínodo que parece una encuesta de primero de sociología.
Si muchos obispos tuvieran dignidad tendrían que haberse negado a responderla. Si no le importa que se casen curas que se haga protestante este señor, pero no lo hace porque no viviría como un cardenal; puede hacerse anglicano que si vuelven a lo católico se consiente su matrimonio pero el problema es que a estas alturas con quien se iba a casar este buen cardenal luxemburgués.