Llegamos a 1.800 ‘Specolas’. Retomando la normalidad en cuanto es posible.

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Uno de los lugares de Roma que nos trae muy especiales recuerdos desde los inicios de nuestra Specola es la ‘Taberna de Mercanti’, posiblemente el restaurante más antiguo la ciudad eterna que ahora está, esperemos que temporalmente, cerrado. En ese rincón romano empezaron mucha cosas y sus discretos rincones son testigos de momentos inolvidables. La primera opción para nuestro retorno queda descartada. El Trastevere tiene la fascinación de lo marginal, de lo oculto, de lo popular. En el barrio castizo de Roma y nada serio puede hacerse en la ciudad alejado de sus laberínticas calles.

Nos decidimos por el Testacio, el antiguo puerto de Roma, con su montaña de desperdicios de cerámica convertida en un museo a cielo abierto. Felice a Testacio siempre es un buena opción, lo suficientemente romana y a la vez alejada de miradas indiscretas y del turisteo que  tímidamente empieza a despertar. Mesa tranquila protegida de miradas y posibles oídos indiscretos, los muros milenarios siempre escuchan. Son tiempos de reuniones clandestinas, de encuentros coloridos con aires de cónclave, de palabras insinuadas y frases incompletas. La ciudad eterna ha visto de todo y nada sorprende, nos alegra el poder participar un poco, muy poco, de su historia y de sus intrigas.

Continuamos con la intención de seguir con nuestra cita diaria, repaso de trabajos y objetivos, somos conscientes de que estamos haciendo el archivo y el relato de un tiempo que intuimos importante para la vida de la Iglesia y debemos estar con todas las antenas abiertas.

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Se comenta ampliamente el caso Zancheta y sus intentos de ataque, por ahora fallido, a nuestra Specola y a Infovaticana que nos acoge. Todos conocen los pormenores, y los lectores también: “Zanchetta amenaza con querellarse contra InfoVaticana y pide 300.000 euros” .Se comparten episodios que sonarían indiscretos al teléfono pero sobre todo se siente el gozo de encuentro directo deseado. Para toda la escuadra y sus alrededores, nos es sumamente útil el seguimiento diario y el gozo mayor de ver como el número siempre creciente de lectores indica el interés de algo que empezó y continua sin otra pretensión que acercar a los interesados, los conocedores del mundo romano y los alejados en las periferias,  de lo que se cuece en los sacros palacios.

El ambiente de sospechas y desconfianzas que reina en los sacros palacios hacen que, por hoy, y sin que sirva de precedente, prescindiéremos del tradicional paseo por los prohibidos y solitarios jardines de nuestro Vaticano. La epidemia ha cerrado algo más lo que ya estaba muy cerrado y son momentos en que la gendarmería controla todos los movimientos extraños. Somos buenos y mejor no queremos dar más trabajo que el que ya tienen con el corta y pega de las pruebas del proceso Becciu.

En Roma se cena pronto, pero el cuerpo pide continuar en un sitio tranquilo en ausencia del  paseo nocturno. Nos vamos a la cercana Bocca de la Verità y nos lanzamos a la romanísima terraza del 47. Vistas impresionantes de la noche romana con los templos del foro Boario a nuestros pies.

Nos alegra podernos centrar en el futuro inmediato, damos por amortizado el pasado y las efímeras noticas del presente son indicadores, síntomas,  que nos tienen que llevar a intentar profundizar y presagiar lo que nos viene. Roma es una ciudad en la que sus gobernantes han estado siempre obsesionados con los augurios. Para los que tenemos fe sabemos que lo tenemos todo en la Eucaristía y terminamos, que mejor, acercándonos a la vecina Basílica de Santa Anastasía al Palatino, para despedir el día ante el Santísimo expuesto las 24 horas. Pocos, el frio de nota, y no estamos en un barrio muy poblado. El Palatino es una excavación que nunca termina.

El contacto con el pasado y la historia de nuestra ciudad eterna nos hace situarnos mucho mejor en la realidad presente y en lo efímero y pasajero del tiempo que vivimos. Los tiempos de Dios no son los de los hombres, pero en los tiempos de los hombres siempre está presente Dios.

Terminamos con un enorme agradecimiento a los abundantes lectores. Mañana llegamos a las 1.800 entregas de Specola y vamos para los cinco años. Intentamos ser fieles a la cita diaria a pesar de que podamos entrar en cambios horarios ocasionados por el trabajo nuestra escuadra.

Un fuerte abrazo desde la Roma eterna a los católicos, o no; a los que nos leen y lo cuentan,  a los que lo hacen pero no lo cuentan; a los que les gusta, mucho o poco lo que decimos y a los que no les gusta nada o casi nada. Seguiremos  con interés los pasos de estos tiempos turbulentos.

Sub tuum praesidium

confugimus,

Sancta Dei Genetrix;

nostras deprecationes ne despicias

in necessitatibus;

sed a periculis cunctis

libera nos semper,

Virgo gloriosa et benedicta.

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