Empezamos con una larga entrevista a Viganò en Canale Italia. Así empieza: «Desde el Concilio Vaticano II (1962-1965), las infiltraciones masónicas dentro de la Iglesia Católica se han vuelto gradualmente más consistentes. El progresismo y el relativismo se han utilizado como armas para socavar la fidelidad a la Tradición». «Ciertamente. Monseñor Lefebvre fue uno de los pocos, poquísimos prelados que quisieron denunciar la revolución conciliar, entendiendo su carácter subversivo». (…) «Hoy comprendemos el mérito histórico de Monseñor Lefebvre al rebelarse contra la línea dictada por el politburó conciliar y haber creado las condiciones para un retorno de la Iglesia a la doctrina habitual y a la Santa Misa».
Sigue con la Mafia de St. Gallen como parte de «un golpe de estado mundial, que involucra tanto a la sociedad civil como a la Iglesia. Ambos están infiltrados y controlados por personajes que utilizan su poder y la autoridad que de él se deriva, no para los fines de las instituciones que gobiernan, sino para destruirlas». Los problemas del cónclave del que salió elegido el Papa Francisco nunca desmentidos: «el cardenal Giovanni Battista Re, quien como vicedecano del colegio cardenalicio presidió el cónclave de 2013, fue interrogado en privado sobre la base de qué párrafo de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis había llevado a cabo una tercera votación la noche de la elección, se negó a contestar, afirmando enfáticamente y enojado que todo había ido bien».
Es muy crítico con el actual pontificado, lo que «mueve toda acción de la iglesia bergogliana, es el odio implacable a la Tradición, del que las órdenes contemplativas y conservadoras son manifestaciones elocuentes». «En la mente de Bergoglio, solo merecen su aprobación las vocaciones modernistas, inclusivas, dirigidas a las periferias existenciales, hechas de nada doctrinal, de vacío moral, de trilladas consignas humanitarias. Tan pronto como una vocación muestra incluso vagos signos de ser genuinamente católica, animada por el deseo de dar gloria a Dios y salvar las almas, se convierte en una expresión de clericalismo, intolerancia, integralismo, rigidez… con todo el repertorio de palabras bergoglianas más o menos ofensivo que forma parte de las técnicas de criminalización del adversario ya ensayadas con éxito desde el Concilio».
Nos parece especialmente interesante sus referencias a su paso como delegado de las Representaciones Pontificias en la Secretaría de Estado. «Entre mis funciones estaba también la de instruir y examinar los procesos de promoción al episcopado en la Curia Romana y en las representaciones pontificias. En este cargo me había opuesto al nombramiento de prelados indignos u homosexuales, y había propuesto, entre otras cosas, quitarle el capelo cardenalicio a McCarrick».
Y entramos en el capítulo diario de las cosas ucranianas. El patriarca ruso Kirill animó a los ortodoxos a permanecer unidos en apoyo del Kremlin por el bien de Rusia, hablando «de estos tiempos difíciles para nuestra Patria», evocó la «capacidad de rechazar a los enemigos internos y externos». Mientras en Roma el Papa Francisco volvió a pedir un esfuerzo para llegar a negociaciones y una tregua pascual, teniendo en cuenta que las celebraciones de la Pascua ortodoxa de este año se realizarán el domingo 24 de abril, una semana después de la Pascua católica. Nunca como en este momento las distancias entre Roma y Moscú han sido tan evidentes y parece realmente difícil que el Papa y Kirill puedan verse y abrazarse en un tiempo cercano.
El embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, comenta el llamamiento a la tregua en Semana Santa realizado por el Papa Francisco “un llamamiento a detener los bombardeos y devastaciones que ya ha hecho el Pontífice en otras ocasiones”. No es muy optimista y piensa que “harán lo contrario, no hay pruebas de que los rusos estén preparados para escuchar los llamamientos del Papa y de otros líderes occidentales”. Sobre Kirill no duda en definirlo como «el líder espiritual que apoya esta guerra, está del lado de los terroristas».
El vaticano no se para en estos días y Turkson presenta «Values’ Metrics», unos criterios para analizar inversiones. El Vaticano es un gran ejemplo y está en momentos de dar lecciones universales en temas tan delicados en medio del proceso Becciu. La «Métrica de los Valores» se basa en los principios fundamentales de las encíclicas , «Laudato si» y «Hermanos todos». Es necesario poder «ayudar a los inversores ofreciéndoles una orientación coherente con la fe y la doctrina social de la Iglesia». “Los valores son tales en la medida en que promueven la plena realización de la dignidad de cada persona” y “el gran valor, la dignidad de la persona, tiene su origen en el hecho de que toda persona humana ha sido creada a imagen y semejanza de Dios». Nos tememos que será otro documento, uno más, de parto muy retardado, de vida corta y muerte prematura.
Zanchetta está en prisión, ha dejado la comisaría en la que se encontraba, poco más sabemos. nos ofrece en su artículo lo que sabemos. No deja de ser una situación dolorosa y escandalosa que un obispo emérito ingrese en una prisión de su diócesis y, mucho peor, el asqueroso motivo del ingreso. Este caso ha adquirido relevancia universal por la protección constante del Papa Francisco, antes, en, y después del parto, que no es necesario recordar a nuestros lectores.
En China no están las cosas muy serenas y el acuerdo secreto con el Vaticano no parece haber mejorado nada. Las autoridades comunistas vuelven a llevarse a Mons. Shao Zhumin, obispo de Wenzhou, liberado a principios de noviembre tras un arresto anterior, y a monseñor Cui Tai, obispo de Xuanhua que llevaba más de 10 años bajo arresto domiciliario y con sospechas de torturas. El 7 de abril se llevaron a Mons. Shao Zhumin y nada más se sabe, todo apunta a que no querían que celebrara la Semana Santa, especialmente la Misa Crismal. El acuerdo firmado en 2018 y renovado en octubre de 2020 entre China y el Vaticano no ha detenido la persecución.
El Via Crucis del Viernes Santo vuelve al Coliseo tras dos años de pandemia, una familia rusa y una ucraniana llevarán la cruz en la decimotercera estación que es considerada una de las más desgarradoras del camino. Cristo es bajado de la Cruz y su cuerpo es devuelto a la Virgen. Este es el texto: «La muerte alrededor. La vida que parece perder su valor. Todo cambia en unos pocos segundos. la existencia, los días, la nieve despreocupada del invierno, recoger a los niños del colegio, el trabajo, los abrazos, las amistades… todo. Todo de repente pierde su valor. ‘¿Dónde estás Señor? ¿Dónde te escondes? ¿Por qué todo esto? ¿Qué culpa cometimos? ¿Por qué nos abandonaste? ¿Por qué abandonaste a nuestros pueblos? ¿Por qué dividiste así a nuestras familias?, ¿tan oscuro como el Gólgota? Las lágrimas se han ido. La ira ha dado paso a la resignación. Sabemos que nos amas, Señor, pero no sentimos este amor y esto nos vuelve locos, nos despertamos por la mañana y por unos segundos somos felices, pero enseguida recordamos lo difícil que será reconciliarnos. Señor, ¿dónde estás? Habla en el silencio de la muerte y la división y enséñanos a hacer las paces, a ser hermanos y hermanas, a reconstruir lo que las bombas quisieron aniquilar”.
«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Buena lectura.
El texto de la decimotercera estación,una blasfemia en toda regla.El Señor Está exactamente donde nuestra libertad,sirviendo a satán,ha decidido que Ésté:Fuera de nuestras vidas.
Las reclamaciones,al maestro armero.Hemos sido tan inclusivos,tan inclusivos,que hemos ejercido una especie de apocatástasis originiana,incluyendo al mismísimo infierno.Pero infierno y Cielo se repelen…