Estamos ya en vísperas de los idus de Marzo, el tiempo pasa y el mundo que nos rodea se desmorona por momentos. Vemos cosas, nos acostumbramos a cosas, impensables e imposibles e tiempos no tan lejanos. Los tiempos del último concilio se van cerrando, las primaveras tantas veces anunciadas no han empezado y nos encontramos en un largo y frio invierno que no sabemos como terminará. Los equilibrios nacidos con el final de la última gran guerra se han terminado y el mundo feliz no termina de nacer adentrándonos en un paisaje de negros nubarrones.
Comenzamos con la imprescindible y debida referencia al caso Zanchetta, Infovaticana nos ofrece un artículo de Stephen P. White Transparency is Pastoral ,traducido en Transparencia es Pastoral. Este caso tiene su importancia, no tanto por Zanchetta, sino por su protector el Papa Francisco. Un obispo católico, curial, condenado y encarcelado por abusar de sus propios seminaristas, sería ya una noticia importante por sí misma, pero el caso del obispo Zanchetta ha acaparado la atención mundial debido a su estrecha relación con el Papa Francisco. No es la primera vez en que el trato selectivo y deferente de prelados bien conectados agrava una situación pastoral ya de por sí escandalosa. Barros en Chile, McCarrick, Marcial Maciel y tantos otros. Las reformas del Papa Francisco se han quedado un unas meras directrices pastorales que se aplican de forma selectiva, no son leyes que demuestran su eficacia en su aplicación. La aplicación imparcial y la trasparencia son imprescindibles y, y por ahora, totalmente ausentes.
Pasamos al sínodo alemán y tenemos entrevista de Edward Pentin al cardenal Brandmüller con el título ‘Quo vadis, Alemania?’. El Camino Sinodal está haciendo «peticiones sensacionalistas» que «contradicen claramente la fe católica auténtica, la constitución jerárquico-sacramental de la Iglesia y su enseñanza moral vinculante». Hablando de los principios del camino sinodal afirma: “El hecho de que no pocos de ellos hayan venido de los obispos indica la gravedad de la situación y plantea cuestiones fundamentales”. A los obispos hay que preguntarles si se han dado cuenta de que están «contradiciendo abiertamente las verdades de la fe que han jurado en repetidas ocasiones conservar y proclamar fielmente».
Estas «espectaculares necesidades», «han despertado tanto entusiasmo en los círculos católicos funcionalistas como horror entre los católicos comunes». Esto ha llevado a que la Iglesia alemana se convierta en una organización no gubernamental con objetivos humanitarios y culturales, un “artefacto majestuoso, limitado al aquí y al ahora, que se vuelve sobre sí mismo, superfluo”. El cardenal define este «ateísmo en el cristianismo» en contra de la comprensión judeocristiana que «no es el resultado de la autoexperiencia humana o de la reflexión existencial», sino la «revelación del Creador a su criatura, el hombre», lograda a través del «Hijo de Dios encarnado». Y esto no está «basado en ideas, mitos, etc., sino en hechos históricos comprobables».
Nuestro tercer capítulo nos introduce en la invasión de Ucrania. Las guerras, las pandemias, las crisis económicas nos confunden porque trastornan nuestra vida tan ordenada y regular. Son como un elemento de tropiezo en el fluir habitual de nuestros días y nos ponen frente a la precariedad, la fragilidad y la muerte. La posibilidad de tener tantas noticias disponibles nos hace sumergirnos aún más en el clima de gran tensión y ansiedad que ha conquistado al mundo. Ucrania es un país muy dividido. El sur y el este son en su mayoría poblaciones ortodoxas de habla rusa. De origen ruso es la región que se extiende entre Kharkiv, Lugansk, Donetsk, Nikolayev, Kerson y Odessa; esta región había sido unida a Ucrania en 1922 por Moscú con el objetivo de crear un poderoso proletariado ucraniano capaz de oponerse al campesinado considerado por los bolcheviques como un grupo de «pequeños burgueses». El Norte y el Noroeste, tierras anteriormente bajo la influencia de Polonia y Lituania, son pueblos uniatos, católicos leales a Roma. Esta división religiosa se prolonga a través de una división política que la muy corrupta clase dominante de este país no podrá reabsorber.
«La disponibilidad» de la Santa Sede » a mediar en Ucrania sigue existiendo. Entrevista a Parolin: «Obviamente, esta disponibilidad debe responder al deseo de las partes de hacer uso de esta ayuda». «La parte rusa ha tomado nota, pero hasta ahora no ha habido señales de que pretenda hacer uso de esta disponibilidad». Biden ha dado luz verde para otros 200 millones de dólares en armas: «Trabajamos para poner a los ucranianos en la posición de negociación más fuerte posible». Para Naciones Unidas, desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania hasta la fecha, han muerto 579 civiles, incluidos 42 niños, y otros 1.002 han resultado heridos. Entrevista a Stanislav Szyrokoradiuk, obispo católico de Odessa-Simferopol: “Estamos esperando que el Papa diga unas palabras más fuertes sobre el patriarca ortodoxo Kirill, que bendice y apoya a Putin. El Papa nunca dijo una palabra sobre Kirill. Y no entendemos esto. El Papa debería decir que hay una guerra con 79 niños y 1000 civiles muertos y que Kirill está bendiciendo al fascismo ruso ya este nuevo Hitler. Debe dejar claro lo que significa esta guerra”. Pekín, tras haber renunciado -por ahora- a invadir Taiwán, ha decidido distanciarse de Moscú, son la intención de que Xi Jinping tenga el papel de mediador mundial.
Los actos, sobre todo los de gobierno, tienen sus consecuencias, positivas o negativas. El Papa Francisco no está en plena forma física, pero parece cada vez más decidido a seguir adelante con el pontificado, que a muchos de sus inmediatos antecesores les parecía a veces agobiante. La ‘represión’ , con privilegios de las comunidades tradicionalistas, puede tener el efecto contrario al deseado y llevar a un debilitamiento, aun mayor, de las diócesis. El riesgo de provocar una hemorragia de seminaristas y fieles hacia las casas de formación y los lugares de culto de los institutos tradicionales está sobre la mesa. Roche, de Culto Divino, sabe que una vez ordenados, casi inmediatamente comienzan a celebrar el rito Tridentino. Misa. Muchos jóvenes han continuado, hasta ahora, ingresando en los seminarios diocesanos con la certeza de que, una vez ordenados, podrían celebrar en ambas formas, si esto cambia pueden tomar otras decisiones.
Terminamos pidiendo disculpas porque en nuestra información de ayer decíamos que el Papa Francisco había ‘asistido’ a la Misa en el Gesù con motivo del cuarto centenario de la canonización de San Ignacio di Loyola. No sabemos amparándose en que rito, vemos que el Papa Francisco, innovador como siempre, concelebró con un nuevo rito, desconocido hasta ahora. Asistió a la celebración vestido de calle, con la sotana blanca, por ahora, sin ornamento litúrgico alguno, por lo menos visible. No presidió la celebración a pesar de ser el obispo propio, quedando como un ‘invitado especial’, pero pronunció la homilía como sí presidiera. Ya todo esto es extraño, pero podemos justificarlo por la ancianidad y debilidad del pontífice que hace lo que puede debido a sus muchas limitaciones. Lo más sorprendente es que lo vimos sumarse a la consagración, no sabemos si esto es propiamente concelebrar o solo consagrar. Un caso por lo menos raro, extraño, que preferimos pensar que es fruto de las debilidades propias de la edad y no de una decisión positiva y consciente.
«…la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
Buena lectura.
Specola, no lo ni una palabra de condena a la injusta agresión de Putin a un país soberano vecino. Ni una. Y así, días y días. Todo son sutilezas, pero no hay condenas claras a una agresión que provoca sufrimiento y muerte. Lo único claro es la cantidad de veces que censuras la publicación de mis comentarios críticos a tus posturas, pese a ser expresados con un lenguaje educado. Pero yo también soy persona tenaz y perseverante, no pasa nada.
¿Qué condenas hay a tantas,y tantas guerras y masacres como el mundo padece ,esperpento?
Ah,que estos otros son- como en la archiconocida anécdota del accidente ferroviario-,muertos de tercera clase…
La Iglesia intercede ante Dios por el Mundo, pero el mundo se está desmoronando aparentemente, en medio de guerras y crisis económicas, antesala del paro, desnutrición y enfermedades, con una pandemia aún no controlada. Sin duda, es un castigo divino en línea de Fátima (IGM, IIGM y Guerra Fría), ocasionado por los actos personales y sociales y la misma naturaleza que se rebela «como dolores en el parto».
Si el mundo se desmorona es porque la Iglesia se desmorona con un Bergoglio heresiarca excomulgado latae sententiae non declarata, ante la idolatría-herejía de la adoración a la Pachamama de finales del 2019, así como la aprobación de la comunión y absolución de los adúlteros impenitentes, realizada en Amoris laetitia (n. 305, notas 336 y 351), y elevada a magisterio auténtico por el Rescripto ex audientia de 5 de junio del 2017, y publicado en el AAS de 7 de octubre del 2016.
A partir de aquí, los heresiarcas omisores en no ejecutar su deber de corregir y expulsar a Bergoglio si no se arrepiente son el colegio cardenalicio (229) y episcopal (5.200 obispos). Los cuales han decidido esconder su cabeza como los canguros: que lo que hay que hacer lo hagan otros o cuando sea inevitable, son, por ello, unos cobardes y malos pastores.
Por ello, hay miles de heresiarcas, uno emitente, miles omitentes. En consecuencia, la Iglesia entera está en ruptura interna porque está formada por falsos católicos, como demuestra el sínodo alemán, que son de alta jerarquía. Rota la Iglesia, se rompe la intercesión de ella por el mundo ante Dios.
Estamos, pues, ante otra época de castigo divino como Fátima, y sólo el cumplimiento del deber de obispos y cardenales puede salvar a la Iglesia y el mundo.
En mi tierra extremeña a esa debilidad la llaman el mal del milano:La pata mala,y el pico sano.
Sin duda al loro argentino no hay frenillo que le calle:Bla,bla, bla.