Ayer esperamos a la salida del Papa Francisco del Gemelli para dar el último retoque a nuestra información. Como era de esperar, poco más que constatar la salida y las dificultades, más que esperadas, del Papa Francisco, no solo para moverse, sino para hablar y, lo que es peor, también para respirar. La insuficiencia respiratoria es muy seria y nadie descarta que tengamos que verlo de nuevo en el hospital. Nos anunciaron que había perdido peso, la apariencia es que está muy hinchado, evidentemente por la cortisona que afecta y mucho a los riñones y a la glucosa en sangre. La respiración en el Vaticanos e contiene, sabemos que es complicado tomar decisiones en estas encrucijadas de la vida, el Papa Francisco bien, lo que se dice bien y recuperado, no está. Su vida, ya muy limitada antes del ingreso, está ahora totalmente limitada y con graves riesgos. Entendemos el deseo de volver a casa, todos lo enfermos lo tiene en estas situaciones, los médicos se han limitado a justificar una decisión que parece que ellos no han tomado. Ayer publicamos la imagen, la mejor que pudimos encontrar en los primero momentos, del Papa Francisco, era la noticia. Es el momento de rezar por el Papa Francisco, por la Iglesia y por todo lo que rodea una situación que puede ir para largo, o no, mucho no puede ser.
A partir de hoy, comienza «una nueva etapa» y será necesaria la creatividad para gobernar la Iglesia sin voz, al menos por primera vez, y sin poder encontrarse con demasiada gente. El regreso a la escena del Papa Francisco ya ha comenzado: aunque tenga contornos objetivamente dramáticos, y no esté claro a qué conducirá». Sor Geneviève Jeanningros, amiga de muchos años del Papa Francisco: «Estoy emocionada, muy feliz, y le doy gracias al Señor porque todo salió bien. Hemos esperado mucho tiempo para que llegara este día y gente de todo el mundo ha rezado por él, pero es difícil. Junto a ella estaba el ex chófer del Papa, que lo conoce bien y que lo encontró «cansado».
La estancia hospitalaria ha durado 38 días, marcada por una neumonía bilateral que requirió una larga estancia hospitalaria y cuidados complejos. Los médicos han prescrito ahora al Papa dos meses de reposo en su habitación, la 201 de Santa Marta, que será el lugar donde continuará su rehabilitación. Esto significa que durante este periodo de convalecencia deberá evitar al máximo compromisos, viajes y esfuerzos. Lo que todos se preguntan es si el Papa Francisco realmente será capaz de renunciar a sus compromisos. En el caso del Papa Francisco, la infección polimicrobiana, la edad avanzada y la presencia de otras patologías han hecho más complejo el cuadro.
Nos vamos la escenificación de la salida del hospital. La señora de las flores amarillas se llama Carmela Mancuso, de 79 años, muy conocida por estar todos los días durante la hospitalización delante del Gemelli y en la Plaza de San Pedro. Se le ve con frecuencia en primera fila en las audiencias papales. Todo hace suponer que la referencia a las flores amarillas estaba preparada para dar a entender que el Papa Francisco conserva sus facultades. Seguro que sabremos más datos estos días de cómo se ha teatralizado la salida para presentarla a los medios.
La carta que el Papa Francisco dirigió al periódico Il Corriere della Sera el 14 de marzo es el epítome, un compendio redactado con fines divulgativos y didácticos. Es evidente que la carta no está escrita por el Papa Francisco. No hay nada malo en ello. No todos los textos del Papa son escritos personalmente por él, pero deben ser aprobarlos antes de su publicación. Ahora, el Papa ha sido dado de alta del hospital. Cuando se publicó la carta, la información decía que el Papa se sentía mejor, su respiración era más regular y había retomado gradualmente algunas actividades laborales. Al fin y al cabo, algunas decisiones sólo las puede tomar el Papa, desde el nombramiento de nuevos obispos.
La grabación de la voz del Papa ha pasado por el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede y, desde allí, había sido distribuida a los fieles. La única foto del Papa en el hospital, tomada con cuidado para no mostrar signos de enfermedad, fue también la mediada por el Dicasterio para la Comunicación. Esta “protección” en torno al Papa fue rota por una carta a un periódico, una iniciativa personal, que sólo podía crear prejuicios. ¿Por qué se eligió ese periódico en particular? ¿Por qué el Papa Francisco no respondió a todos los demás mensajes? ¿Por qué el Papa Francisco sigue prefiriendo canales no oficiales para una comunicación tan importante?
Ningún Papa ha dedicado tanta atención a comunicarse fuera de la propia institución. La decisión de responder al Corriere della Sera está en consonancia con el pontificado de Francisco, pero también es indicativa de la dirección marcada por sus colaboradores más cercanos. Nos encontramos ante una burbuja comunicativa en torno al papa Francisco. Mientras el Papa estuvo hospitalizado, el gobierno de la Iglesia parecía estar paralizado, pues era difícil conocer su estado real. No todas las comunicaciones sobre la salud del pontífice deben ser públicas, pero hemos visto como no existía una red de información interna, al menos para los cardenales llamados a ser los primeros consejeros del Papa, que permitiera a todos entender cómo seguir adelante, qué tipo de decisión tomar y en qué perspectiva proceder.
La falta de redes institucionales no ayuda a la Iglesia a ir más allá del personalismo del Papa Francisco. La Institución ha salido dramáticamente debilitada de este pontificado, y debe ser la Institución la que garantizaría la continuidad incluso en situaciones críticas. Este pontificado no tiene un referente reconocido, salvo el Papa Francisco y se espera que este limbo termine pronto. Es más que dudoso que el Papa Francisco pueda retomar su ritmo normal de trabajo y queda por ver si quienes lo rodean volverán a presionarlo para que tome decisiones. algo que no sería nada nuevo, ni para él ni para la Iglesia. Alrededor del Papa Francisco, como alrededor de cualquier figura de poder, siempre ha habido chacales. Los chacales del pasado todavía consideraban la importancia y el equilibrio de la Institución a la que servían, ahora, parece que la propia Institución está al borde del abismo.
Está claro que los métodos de presencia y de gobierno cambiarán, teniendo en cuenta que habrá que racionar reuniones y esfuerzos, si no quiere comprometer la recuperación total. Pero también está claro que aún tiene cosas que hacer, es un hecho que el Papa Francisca ha presionado para abandonar el hospital, para acallar las voces de loa que ya habían archivado apresuradamente su pontificado. Son varios los cardenales que han expresado abiertamente su opinión sobre la renuncia, algo que el Papa Francisco, al menos hasta ahora, nunca ha considerado. Muchos también han hablado de un futuro cónclave, mencionando nombres y posibles escenarios. Francisco responde a todos: «¡Todavía estoy vivo!» Tal como se lo contó a los médicos, a Sergio Alfieri, quien mientras le auscultaba los pulmones le preguntó cómo estaba.
Entrevista al cardenal Leonardo Sandri, vicedecano del Colegio Cardenalicio, después del anuncio de que el Santo Padre será dado de alta. «Espero que pueda participar en la Misa de Pascua. Tendrá que reducir las audiencias, pero podrá seguir leyendo los papeles, estudiando los documentos y decidiendo». «Quizás Francisco, durante algún tiempo, no podrá recibir gente, o al menos tendrá que reducir las audiencias. Sin embargo, siempre podrás recibir castas y documentos de todo el mundo y seguir gobernando la Iglesia». «En un momento dado Juan Pablo II ya no pudo hablar porque tuvo que ser sometido a una traqueotomía. Habían llamado a un fonólogo para que el Pontífice ejercitara, como si tuviera que aprender de nuevo a usar la voz y a articular palabras».
En la memoria colectiva ha quedado la imagen de Juan Pablo II intentando hablar en el Ángelus del 30 de marzo de 2005 y sin conseguirlo… «Había hecho los ejercicios, ensayado el texto y cuando miró por la ventana, quizá también por la emoción, no le salía la voz y esto le hacía sufrir. Pero todo esto era en última instancia consecuencia del Parkinson, una enfermedad degenerativa que había acabado por dificultarle cada vez más el habla y que solo podía empeorar. El caso de Francesco es diferente. Y creo que se acordará del maestro de novicios». «El regreso de Francisco al Vaticano es una de esas grandes y hermosas sorpresas que a veces nos espera en la vida, gracias a Dios. Es una gran alegría. Espero que vuelva con la sonrisa que siempre tuvo y desgraciadamente en estos días, mientras estaba en la cama del hospital, no pudimos verlo». «Durante siglos los Papas no se movieron. En 1962, el viaje de Juan XXIII a Asís y Loreto fue un acontecimiento. Los viajes internacionales comenzaron con Pablo VI. Ya veremos, pero no es esencial».
Discurso del Cardenal Burke en la inauguración de la Escuela de Doctrina Social organizada por el Observatorio Van Thuân: “El reinado de Cristo sobre los corazones de los hombres es anterior a cualquier Estado o gobierno”, que se beneficiará de la «práctica de la religión cristiana como esencial para el orden correcto». «Los derechos fundamentales del hombre en sociedad -y no hablo del número cada vez mayor de supuestos derechos inventados para promover la secularización de toda vida- son anteriores al Estado, tienen su fundamento en la analogía del ser, en la participación del hombre en el Ser de Dios, en su Verdad, Belleza y Bondad». Son «inherentes a la naturaleza del hombre, varón y mujer, que conduce al hombre individual y a la mujer individual al matrimonio y a su fruto, la familia».
Y terminamos con un poco de historia hospitalaria de los últimos papas. La estancia hospitalaria más larga de un Papa en los tiempos modernos fue la de Juan Pablo II, 55 días, seguida por la de Francisco, que permaneció hospitalizado 38 días. Hasta 1981, los Papas eran atendidos dentro de los muros del Vaticano o, más raramente, en estructuras sanitarias externas vinculadas a la Santa Sede, como el hospital Santo Spirito in Sassia, situado a pocos pasos de la ciudad-estado. Quien inauguró las estancias en el Gemelli fue Juan Pablo II, trasladado allí el 13 de mayo de 1981, el día del dramático atentado de Ali Agca, estuvo hospitalizado en el Gemelli siete veces, la última en 2005 para una traqueotomía cuando su enfermedad de Parkinson también estaba en una fase avanzada. Benedicto XVI nunca fue internado en el Gemelli, aunque de todos modos lo visitó varias veces, tanto para estar cerca de su hermano hospitalizado como para presentar sus respetos a los pacientes y empleados. El Papa Francisco en 2019 fue sometido a una operación secreta en la clínica Pio IX por una catarata.
«…ningún profeta es bien recibido en su patria».
Buena lectura.