Ayer empezamos el día con el ya tradicional: “Como en los días pasados, la noche transcurrió tranquilamente y el Papa ahora descansa”. La tarde fue de de verdadero terremoto en el Vaticano y por la noche un rosario lleno de tensión en la plaza de San Pedro, presidido por el cardenal Fernández, el amigo Tucho. Nadie se atreve a comentar nada, nadie se atreve a decir lo que piensa, todo son miradas lo más inexpresivas posibles y gestos medidos. Es inevitable que pensemos que hemos entrado en una horas muy críticas, que dada la larga permanencia en el Gemelli del Papa Francisco, eran de esperar.
El último boletín del Vaticano no es el esperado. Después de días de ligeras mejorías, hoy el Papa Francisco tuvo una nueva crisis. “El Santo Padre esta tarde, después de una mañana transcurrida alternando la fisioterapia respiratoria con la oración en la capilla, presentó un ataque aislado de broncoespasmo que, sin embargo, desembocó en un episodio de vómitos con inhalación y un repentino empeoramiento del cuadro respiratorio».
Las condiciones del Papa Francisco obligaron a los médicos a intervenir. “El Santo Padre fue rápidamente aspirado y se inició la ventilación mecánica no invasiva, con buena respuesta del intercambio gaseoso”. Afirman que «permaneció siempre alerta y orientado, colaborando en las maniobras terapéuticas». El pronóstico, obviamente, sigue siendo reservado. El Papa recibió la Eucaristía esta mañana. Según fuentes vaticanas, serán necesarias “24-48 horas” para saber si la crisis de broncoespasmo sufrida esta tarde por el Papa Francisco ha empeorado el estado clínico del Pontífice, por el momento, gracias a la ventilación mecánica, el nivel de oxígeno es el mismo que antes de la crisis.
En los últimos días se había filtrado cierto optimismo desde Gemelli. El boletín de ayer hablaba de una «mejoría», más que «leve», como se había subrayado en días anteriores, y de un Santo Padre que reducía los niveles de oxígeno, recurriendo incluso al ventimask. Fuentes vaticanas habían hecho saber ayer que el Pontífice había quizá «salido de la fase más crítica», pero los médicos nunca han ocultado que la situación sigue siendo complicada. Francesco tiene 88 años, camina gracias a una silla de ruedas y cuando era joven le extirparon un trozo de pulmón. La bronquitis por la que fue hospitalizado, que luego se convirtió en una neumonía bilateral causada por una infección “polimicrobiana”, no puede dejar a nadie tranquilo. Sobre todo cuando existe el riesgo de que se produzca un “sapsi”, es decir, que la infección se propague a otros órganos a través de la sangre.
El episodio de broncoespasmo que hoy sufrió Bergoglio podría provocar una nueva infección capaz de desencadenar otra neumonía o un empeoramiento del cuadro respiratorio: lo afirma la neumóloga Dagmar Rinnenburger: «Esto es lo que los médicos analizarán ahora en las próximas 24-48 horas para evaluar si la crisis del Papa de hoy ha provocado un empeoramiento de sus condiciones, es decir, si la inhalación en los bronquios después de la crisis de vómitos podría haber provocado nuevos problemas. El riesgo es el de una nueva infección, una neumonía definida como ab ingestis, es decir, por ingestión, o un empeoramiento de la función respiratoria que podría comprometer los progresos realizados con dificultad en los últimos días precisamente en el frente respiratorio para intentar salir de la neumonía bilateral que obligó al Pontífice a ser hospitalizado en el Policlínico Gemelli».
El calendario litúrgico papal sigue siendo un rompecabezas que deberá ser resuelto en las próximas semanas. Se acerca la Pascua y todo sigue envuelto en incertidumbre, no sólo sobre cuándo el Papa Francisco podrá regresar a casa. Se tratará también de entender si, después de su convalecencia, podrá participar y de qué forma en el agotador maratón de la Semana Santa que incluye varias misas muy largas: la Misa Crismal, el Lavatorio de los Pies, la Passio del Viernes Santo junto al Vía Crucis en el Coliseo y luego la vigilia en la basílica, la Vigilia de Pascua y finalmente el Domingo de Pascua. Además de la dimensión pascual, que sigue abierta, se suman las Misas Jubilar dedicadas a algunos acontecimientos importantes: el 8 de marzo Francisco debía celebrar la Misa del Jubileo del Voluntariado, el 30 de marzo la Misa del Jubileo de los Misioneros de la Misericordia y el 6 de abril la de los Enfermos. Se recuerda el aniversario de su duodécimo año de pontificado, el 13 de marzo de 2013.
Luis Vadilla nos ofrece otro de sus comentarios que, como siempre, no tiene desperdicio y es un canto a la realidad, ante las graves condiciones de salud del Papa Francisco, “la Iglesia debe prepararse para seguir adelante con una Sede vacante por renuncia o con una Sede vacante por fallecimiento”. Badilla recordó que Francisco, incluso si pudiera regresar a Santa Marta, tiene su carga de enfermedades crónicas y degenerativas, como explicó la semana pasada el médico del Gemelli que dirige el equipo que atiende al Papa. «El Santo Padre es un enfermo terminal, por su edad, por sus enfermedades y por las características de las enfermedades», la situación clínica hace prever que sus crisis se irán «estrechando poco a poco».
Varios comunicados de prensa del Vaticano en los últimos días han subrayado que sigue trabajando y gobernando. Aunque claramente hay nombramientos y documentos recién publicados que datan de antes de la hospitalización. Si bien por una parte es cierto que «mientras esté vivo y no exprese un deseo contrario, gobierna la Iglesia», por otra parte en torno a la figura del Papa en general, por tanto no sólo de Francisco, hay siempre «un ritual mediático» que «sigue leyes diferentes a las de la Iglesia, sigue las leyes de los mecanismos de la información, donde todo emerge, todo se puede vender y se presenta para que se pueda comprar». Un poco como la distinción entre el Concilio real y el mediático de la que ya hablaba Joseph Ratzinger a propósito del Vaticano II.
«El período de enfermedad, agonía y muerte de Juan Pablo II es único en la historia de la Iglesia, es muy difícil poder ponerlo en paralelo con otro». Diferentes personalidades, diferentes formas de comunicarse respecto a hace veinte años. «Basta decir, por ejemplo, que en el caso de Bergoglio, los comunicados de prensa salen del hospital, en este caso del Policlínico Gemelli, son comunicados de prensa de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, no son comunicados de prensa de los médicos. Con Juan Pablo II ocurrió lo contrario: las comunicaciones médicas eran firmadas por los médicos con sus nombres y apellidos”. También son algo diferentes las “delegaciones” que tenía Joaquín Navarro Valls, que también era médico, respecto a las del actual director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni. Y la estrategia comunicativa dependió mucho de la voluntad del propio Francisco, quien antes de pedir la hospitalización había «subestimado la gravedad de su situación clínica personal».
En caso de salir, Badilla cree que Francisco «tendrá que reducir radicalmente sus compromisos pastorales y vivir en un aislamiento social considerable porque, al ser una persona con un sistema inmunológico prácticamente inexistente, y con graves enfermedades degenerativas y crónicas, su situación de riesgo es permanente». Lo que es cierto es que no debemos mirar la muerte como un tabú , porque es natural que antes o después – para el Papa como para cada uno de nosotros – llegue. Por eso, lo importante es prepararnos y vivir en gracia, porque «nosotros cristianos creemos en esa otra vida, la verdadera, la definitiva», cuando «podremos presentarnos ante Dios y ver su rostro».
“La pérdida de confianza en la oración”, dice Badilla, es una de las “manifestaciones más graves y preocupantes” de la crisis eclesial actual. La oración nos ayuda a sintonizarnos con la voluntad de Dios, ya sea la curación o una muerte santa: por cierto, el corresponsal del Vaticano recuerda que en el último tramo de la vida de Wojtyla «yo y otros pasamos días enteros en la Plaza de San Pedro rezando para que su agonía fuera serena». «En un determinado momento fue muy fácil para la prensa explotar el magisterio del Papa, ignorando su «reflexión religiosa, espiritual y moral». Otro problema son «las demasiadas decisiones arbitrarias» tomadas en este pontificado, lo que exige «restablecer el respeto de la ley en la Iglesia», recordando que el legislador supremo es Cristo mismo. “Hay un tipo de periodismo, un tipo de nomenclatura católica” que utiliza cualquier cosa en un “juego de polarización”.
Nos vamos a otros temas y la vida sigue. No fue una audiencia entre tantas: muchos esperaban que Giuseppe Pignatone se sentara frente a los parlamentarios de la comisión de investigación que investiga las desapariciones de Emanuela Orlandi y Mirella Gregori . El ex fiscal de Roma también fue presidente del tribunal vaticano, cargo al que renunció recientemente. Ha sido citado varias veces por el fiscal Giancarlo Capaldo, que durante años dirigió la segunda investigación sobre la ciudadana vaticana desaparecida misteriosamente en 1983. Capaldo declara varias veces que le quitaron la investigación «Porque Giuseppe Pignatone fue nombrado jefe de la Fiscalía y por otro lado comenzaron una serie de grandes maniobras en el Vaticano »
Los males nunca vienen solos y las cuentas del Vaticano no están en buena forma y parece misión imposible recortar los gastos que siguen aumentando sin control. Solo queda intentar aumentar las donaciones (incluido el Óbolo de San Pedro), cosa complicada después de los infinitos escándalos. La secretaría de Estado no quiere perder el control y para centralizar la gestión de las donaciones (entre las más notables están las del Óbolo de San Pedro) será el jefe de Asuntos Generales de la Santa Sede, monseñor Pennisi, quien al mismo tiempo lo será del Comité de Estabilidad Financiera de la Santa Sede. Fue el propio Moneyvall quien destacó la necesidad de un mayor control sobre las donaciones. El Papa Francisco dijo a un grupo de empleados en octubre de 2023 que los números no cuadran y la situación económica no es buena. Por ejemplo, el presupuesto elaborado por la Secretaría de Economía señala un déficit estructural y que solo en 2023 se perdieron 83 millones y medio de euros. Es mucho, pero aún menos que el «agujero» provocado por la inversión temeraria en la compra del llamado London Palace , en Sloane Avenue, donde la Santa Sede perdió 100 millones de libras.
Yo creo que cuando se sueltan afirmaciones tan graves como esa de que hay que restablecer el respeto a la ley, sí debe un buen periodista fundamentar tamaña afirmación. Lo de los nombramientos de cardenales de dudosa ortografía nos viene muy de atrás y no hay por qué achacarlo en exclusiva al papa Francisco. El haber defendido a un mafioso como el arzobispo Marcinkus, el haber nombrado en un dicasterio tan importante como el de la familia al arzobispo abusador colombiano, Trujillo, o el haber declarado como guía de la juventud a un pervertido como Marcial Maciel, bien hubiera merecido alguna explicación de parte de Juan Pablo II, sino que por el contrario los mantuvo en sus cargos con todos los honores, desprestigiando a la Iglesia Católica. Para beneficiar a su querida Polonia, ¿cuáles fueron las leyes que Juan Pablo Ii no irrespetó? El IOR y el Banco Ambrosiano se convirtieron en lavaderos de dinero sucio con el visto bueno del papa polaco. Ello no obstó para que lo nombraran santo, para escarnio de las virtudes cristianas y de la decencia de un cargo como el sucesor de San Pedro.
Specola no necesita aclarar nada respecto al necesario y deseado » restablecimiento del respeto de las leyes canónicas»…Basta un ligero seguimiento de las «cancelaciones» voluntaristas y sin fundamento de tantos buenos obispos, así como la protección y elevamiento de clérigos abusadores y probadamente corruptos a puestos de poder, para comprobar esa afirmación. Los casos son tan conocidos y abundantes que no hace falta ni mencionar aquí las fuentes.
«Restablecer el respeto de la ley», dice el cronista como quien no quiere la cosa. Pero en realidad esa frase encierra unas cuantas ideas y otras cuantas actitudes perversas. ¿Es preciso restablecer el respeto a la ley? ¿Qué ley? ¿La de Dios o la de los hombres? ¿Y quién la ha infringido en el Vaticano? ¿El papa Francisco? ¿La Curia vaticana? ¿Los cardenales? ¿La jerarquía eclesiástica en general? ¿Los progresistas? ¿Los tradicionalistas? Estas pueden ser algunas «especulaciones» que Specola podría afrontar en lugar de dar por sentado que la Iglesia posfrancisco debería restablecer la ley, lo cual es una ofensa, un disparate y una calumnia contra nuestro querido papa, a quien Dios guarde todavía ojalá por muchos años para que termine su gran obra de verdadero cambio que en algunos aspectos y lamentablemente está todavía un poco biche.