En Italia las normas impuestas a los fieles en la epidemia han sido muy duras, incluso en el Vaticano mucho más duras que en otros países, llegando a la suspensión de empleo y sueldo a los reacios a vacunarse. Hemos vivido con iglesias cerradas, fieles sin sacramentos, algo inédito en la bimilenaria historia del cristianismo, normas confusas que van y vienen. La epidemia sigue, pero ha perdido fuerza y se prefiere pasar página. Hay países que han vacunado mucho, otros casi nada, en todos parece que la epidemia ha pasado.
Ya parece que pasa la mascarilla, el cubrebocas, en la iglesia y la Comunión en la lengua vuelve a estar permitida al menos en Milán a partir del 16 de junio. Las pilas de agua bendita se pueden volver a llenar; la unción se puede hacer según lo prescrito por los rituales para los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, sin tener que usar necesariamente bolas de algodón, toallitas, u otros artilugios para este fin.
El Vaticano es uno de los estados más pro vacunas del mundo y el Papa Francisco su máximo defensor sin ninguna duda sobre la eficacia urbi et orbi de la vacunación. Semejante artículo de la fe ya tiene su moneda conmemorativa. De 20 euros y de plata, nuestra imagen de hoy, representa a un médico, una enfermera y un niño al que están a punto de administrar la vacuna. El Papa Francisco ha defendido que es una «obligación moral», «continuar el esfuerzo para inmunizar incluso a los pueblos más pobres».
Siguen los artículos sobre el eterno proceso Becciu en el Vaticano. Es un tema que lleva más de dos años con nosotros y , según parece, está empezando. Mucho nos tememos que se estirará hasta el final del pontificado y se dejara morir. El guion estaba escrito desde el comienzo: Becciu es culpable y debe ser condenado, le dio dinero a su hermano, robó fondos del Óbolo y desangró las arcas del Vaticano con acciones sin escrúpulos. Estamos ante un «podrido sistema depredador y lucrativo» creado por «sujetos improbables, si no poco realistas» para aprovechar los recursos de la Santa Sede gracias también a «una complicidad y connivencia interna limitada pero muy incisiva». Todo apunta a que estamos ante un mal relato de misterio en el que el único culpable es el narrador es el culpable. Las defensas de los imputados ya hace tres meses solicitaron acceso a los documentos, pro ahora sin respuesta. No hay elementos fácticos documentados. Y todavía no sería suficiente para probar el crimen. Mientras permanece el misterio: quién ha iniciado la operación. Seguimos envueltos en fantasmas y chismes, mientras pocos saben la verdad, tal vez solo el Papa. Nos movemos en un Vatileaks infinito, lleno de intrigas y ajustes de cuentas, enfrentamientos entre Becciu y Pell, enemistades con el IOR, los Caballeros de Malta, la «vieja guardia» y los «Bergogliani». Una película sobre un juicio interminable, sin pruebas, con un culpable ya escrito que en este caso, en otros quizás no, tal vez, por una vez, es inocente.
Hemos visto con la Greta era la referencia de las altas esferas, hoy parece un poco apagada, para los calentamientos. Fedez, un rapero idolillo entre los mozalbetes, se ha convertido en el ‘referente’ para la castidad. Parece los progresistas y abiertos de turno que hicieron del Papa Francisco su héroe cuando les convenía, no les gusta nada sus llamamientos a la anticuada castidad. Evitando las groserías habituales que rodean este tipo de personajes, nos quedamos con una apreciación luminosa: «Esa vida es demasiado corta para escuchar al Vaticano».
No ayuda mucho a aclarar las ideas escuchar al Vaticano, son tiempos en lo que la escucha suele traer mucha más confusión. La vida es breve, sin duda, y lo que nos encontraremos al final no será al Papa Francisco haciendo discernimientos jesuíticos sino el mismo Dios y eso es mucho más serio. Nos conviene escuchar a quién hay que escuchar y no caer en la cuidada confusión que tanto se siembra. Sabemos que el Papa Francisco recomienda a los suyos ‘guante blanco’, para ir introduciendo los cambios en la iglesia sin alborotar demasiado el gallinero. Resulta a que alguna vez se va la mano. El caso de la misa de acción de gracias por la unión civil de Bolonia no está dejando en buen lugar al moderado y papable Zuppi y lo puede destapar ante sus colegas. Hay comunicado oficial negándolo todo, incluso ante toda evidencia.
Lo oficial es que no hubo bendición, aunque estaba presente una pareja de personas del mismo sexo; fue “una misa de acción de gracias del grupo “En Camino”, presente en la Diócesis desde hace treinta años, que tiene como objetivo acompañar y apoyar también a las personas con tendencias homosexuales en su vida cristiana”. Se niega el hecho, Pietro y Giacomo, estaban allí por casualidad. Hoy se publica la invitación de Pietro: «El sábado 11 de junio de 2022, salvo imprevistos, Giacomo y yo nos uniremos civilmente en la ciudad de Budrio. Inmediatamente después, en la iglesia de enfrente, celebraremos una misa de acción de gracias por nuestra vida en común». Zuppi no podía no saber y ahora intenta justificar que «la Iglesia de Bolonia» está «en plena sintonía con el Magisterio y la Doctrina de la Iglesia». Otro dato más que demuestra la estrategia de Zuppi: promover la revolución antropológica en la Iglesia dando la idea de estar en sintonía con la Tradición.
Los famosos Fatebenefratelli de la isla Tiberina ya es administrado oficialmente por la empresa Gemelli Isola, creada hace apenas dos meses por la Fundación Hospital Universitario Agostino Gemelli. Es un intento de salvar al hospital de las deudas, acumuladas valoradas en 100 millones de euros. Una huida hacia adelante sin acometer el problema de un endeudamiento brutal que afecta también y con algún cero más, al Gemelli.
Todo apunta a que después de Alemania viene Francia. Le Figaro: los obispos franceses «preparados para un gran estallido de la Iglesia» envían el «texto explosivo» del Sínodo francés a la Santa Sede. «En la confusión jesuítica de este papado, parece haber nacido un eje franco-alemán: el sínodo francés quiere sacerdotes casados, y el arzobispo de Munich y Freising se mueve en la misma línea». Más de lo mismo: «Matrimonio de sacerdotes, mujeres diáconos o sacerdotes, transparencia en las decisiones parroquiales, revisión de la liturgia…». Las propuestas emitidas por las diócesis de Francia enviadas a Roma, tras una votación «tal cual son» , «sin cambios». Parece que hay tanto acuerdo como se vende y hablan de «aspiraciones» y «deficiencias» que «no significa que los obispos se adhirieran a todos los puntos. Todo muy claro.
«Georg Gänswein, secretario de Benedicto XVI, pronunció un discurso en la fundación «Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI» en el Palacio de Nymphenburg en Munich (Alemania) el 18 de junio, con motivo del 95 cumpleaños de Benedicto XVI. Todo fue según lo previsto hasta llegar a la renuncia de Benedicto XVI: “Nunca hubiera creído que el último tramo de camino desde el Monasterio Mater Ecclesiae hasta la puerta del paraíso de San Pedro…” no pudo completar la frase porque de repente se puso a sollozar y tuvo que interrumpir el discurso durante 22 segundos, «… hasta la puerta del paraíso de San Pedro fuera así de largo», luego sollozó durante otros 20 segundos. “Estas son las palabras que Benedicto XVI me encomendó, con su fino humor”, para luego detenerse por otros 22 segundos. Sin duda, la clave para entender mucho de lo que estamos viviendo es el antes, en y después de la renuncia de Benedicto XVI.
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos».
Buena lectura.
Nos vamos poniendo al dìa de varios puntos de interès, pero lo que me llama la atenciòn es la manera de referirse al papa Francisco. Hay una frecuente ironìa, un menosprecio solapado por el estilo, las ideas, las formas y algunos discursos del papa Francisco. Parece que prefirieron quedarse a la vera del camino, mirar còmo discurre la procesiòn y quedarse esperando tiempos mejores. Todo ello me parece lamentable porque no se toma en serio lo que tanto ha resaltado el papa: el discernimiento. No. Se actùa desde prejuicios, o juicios inmodificables, o actitudes solidificadas de mucho tiempo atràs sin posibilidad alguna de cambio, mirando los toros desde la barrera y conformàndose con silbar. «Ecclesia semper reformanda» se està convirtiendo en una realidad y la soluciòn es intervenir con lo fue el eje de Juan XXIII y Pablo VI especialmente: el diàlogo.