Ningún otro escándalo financiero vaticano anterior, ni siquiera el que terminó bajo el puente Black Friars en Londres, hace cuarenta años, con el asesinato de Roberto Calvi había provocado un cambio institucional tan profundo. Nada de esto había sucedido incluso después del primer Vatileaks, ni siquiera después del segundo Vatileaks que se cerraron en falso intentando salvar ‘el sistema’. Hemos de ser cautos, las raíces son muy profundas dentro de los sacros palacios y todo lo que vivimos es consecuencia de una cadena de hechos que parecía que no afectaban a un sistema intocable. ‘Un’ muro a caído, importante, impensable hace muy poco tiempo, lo que dudamos es que estemos ante ‘el’ muro. El título «Amén» es porque, sea como sea el final de esta historia, nada puede volver a ser como antes.
Ya hemos hecho referencia a una reciente entrevista de Müller, publicada en Katn.net. Hoy vuelve a ser noticia por sus referencias al sínodo Alemán: «Si la Iglesia en Alemania quiere reconectarse con la Iglesia universal, no solo se debe leer la carta del Papa Francisco, sino que también se debe finalmente reconocer el Vaticano II». El Papa Francisco reconoció el camino sinodal alemán como un callejón sin salida: “No necesitamos una segunda iglesia Evangélica”.
El «Camino sinodal», dos tercios del episcopado alemán, están camino del cisma e incluso directamente en la apostasía. «Ser católico» no significa utilizar los recursos políticos y financieros de las diócesis alemanas para establecer otra Iglesia, manteniendo la etiqueta, que ya no tiene nada que ver con el «misterio revelado en su fundación en el Dios Trinitario». Se parte de la insensata afirmación de que la Iglesia actual es una construcción ideológica del siglo XIX. En contraste con la antigua hermenéutica protestante con el principio «sola scriptura», la Iglesia católica enseña: «La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura forman el único tesoro sagrado de la Palabra de Dios que le queda a la Iglesia». (Dei verbum 10).
Lo único que llama la atención, en Alemania y en muchos otros sitios, es la fijación monotemática en la sexualidad, «que -reducida a la mera satisfacción de los instintos- traiciona una imagen del hombre sin el Dios vivo, que solo puede definirse como nihilismo antropológico, aunque todavía hablemos de amor como sentimentalismo narcisista, pero ya no en el sentido cristológico del amor como entrega y sacrificio». Frente a la escandalosa presunción de los «sínodos» para decidir sobre la necesidad del ministerio sacramental de los obispos, presbíteros y diáconos, el Concilio Vaticano II «subrayó la gran dignidad del sacerdocio». (Presbyterorum ordinis 1). En consecuencia, este Estado «tiene tareas muy significativas e indiscutiblemente cada vez más difíciles en la renovación de la Iglesia de Cristo». El furor contra el celibato de los sacerdotes y la infame sospecha de que el celibato carismático es fuente y causa de las perversiones sexuales
La relación del Papa Francisco con lo que englobamos en ‘la Tradición’ que corre el riesgo de tener consecuencias peligrosas. El Papa Francisco no se opone al antiguo Rito Romano en sí mismo, pero odia a los que son fieles a este Rito, o más bien a una negativa imagen caricaturesca. El «encaje de las abuelas» no existe sino en la imaginación de algún ideólogo progresista. La realidad del clero siciliano, por desgracia, no es la de encajes, sino que está formada, como en todas partes, por sacerdotes que andan en sandalias y celebran la Misa de manera desaliñada e irreverente. Se justifican afirmando que la forma no es sustancia, pero es su aversión a las formas demuestra cómo para muchos de ellos la forma prevalece sobre la sustancia.
El Papa Francisco no es sensible al tema de la liturgia, no está interesado en el debate doctrinal. «La realidad es superior a la idea», lo que realmente importa «no son las ideas», sino el «discernimiento»: “Cuando entras solo en el mundo de las ideas y te alejas de la realidad terminas en el ridículo”. Cuando el discernimiento es independiente de las ideas, se transforma en personalismo. El personalismo conduce al «excepcionalismo», pero las decisiones excepcionales, que no crean una norma objetiva y universal. El Papa Francisco no tiene miedo de infringir las reglas o cambiar el derecho canónico, si es necesario, precisamente porque cada acción suya es un asunto personal y, por lo tanto, «excepcional».
Tenemos otras cosas que si parecen entusiasmar al Papa Francisco: “Propongo el rito congoleño de la celebración de la Eucaristía como modelo para otras Iglesias en busca de una expresión litúrgica adecuada para hacer madurar los frutos de la empresa misionera de evangelización de las culturas y de inculturación del Evangelio”. Lo vemos en un mensaje a la presentación del volumen «El Papa Francisco y el ‘Misal Romano para la diócesis de Zaire'». “El rito congoleño de la celebración eucarística es ciertamente fruto de la predicación misionera”. Es el único misal romano ‘inculturado’, nacido de la reforma litúrgica del Vaticano II. Es fruto de largos años de investigación, de experiencia sobre el terreno y de una fructífera colaboración entre la Santa Sede y la Iglesia en el Congo”.
Hay noticias que llenan de alegría. En la catedral de Roma leemos: «Sacrosancta Lateranensis ecclesia omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput». En Roma, cabeza y madre de todas las iglesias de la ciudad y del mundo, nos hemos quedado sin procesión del Corpus. Un hecho más, triste, de este pontificado que pasará ala historia. En el Seminario de Pekín , el domingo 19 de junio, todos los seminaristas participaron en la celebración. Antes de la solemnidad del Corpus Domini, el 16 de junio se realizaron los exámenes y la defensa de tesis de 14 seminaristas de la facultad de filosofía. Previamente, 12 seminaristas de teología del curso 2014 habían defendido la tesis el día 9 Junio.
«Por sus frutos los conoceréis».
Buena lectura.
Racistas
«El Papa Francisco no es sensible al tema de la liturgia, no está interesado en el debate doctrinal. «La realidad es superior a la idea», lo que realmente importa «no son las ideas», sino el «discernimiento»: “Cuando entras solo en el mundo de las ideas y te alejas de la realidad terminas en el ridículo”. Cuando el discernimiento es independiente de las ideas, se transforma en personalismo. El personalismo conduce al «excepcionalismo», pero las decisiones excepcionales, que no crean una norma objetiva y universal. El Papa Francisco no tiene miedo de infringir las reglas o cambiar el derecho canónico, si es necesario, precisamente porque cada acción suya es un asunto personal y, por lo tanto, «excepcional».»
Típico argumentario de un demagogo populista que ignora la filosofía. La palabra «realidad» tiene muchos sentidos, entre ellos, la «realidad» de la doctrina y los dogmas católicos: o la consagración se hace sobre el pan y el vino o no es eucaristía. Por ejemplo, que se quiera hacer la consagración sólo sobre el pan o sobre diversas especies además del pan y vino: sal, agua, aceite…
La virginidad perpetua de María, su asunción, Jesús como Dios y Hombre verdadero… todo esto es «realidad». Pero claro, para uno politizado y demagogo populista, la «realidad» quiere decir la política, y en concreto «tomar decisiones en grupo»… y en este caso, es acontentar a todos los grupos…
Así, la expresión «la realidad es superior a las ideas» es una solemne irracionalidad: las ideas también son «realidad», la realidad lógico-racional, y las ideas también son los principios y valores supremos de la ley divina y natural, que forman parte de la realidad de una sociedad democrática y social: no matar, no robar, no mentir, no cometer actos impuros, amar a Dios…
De otro lado, si por «realidad» se entiende «lo que existe», y esto es superior a las ideas, es una irracionalidad: si la «realidad» es de tipo nazi o comunista, o mafiosa o corrupta, la «idea» de bien, justicia y verdad estarían subordinadas a la realidad, lo que consolidaría el mal.