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La Misa sin Biden del Papa Francisco, el patinete Vaticano SCV1, San Che Guevara, la decepción del pontificado.

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Una de las características del tiempo que nos toca vivir es la capacidad de la clase dirigente de hacer el ridículo sin límites. Nos encontramos ante marionetas que  tienen que mantener el ‘relato’  elaborado por equipos de asesores bien pagados sin dejar que la realidad estropee la ficción. Los hechos son tercos, las palabras se las lleva el viento y los mismos elaboradores de relatos adaptan el  relato, incluso negando los relatos anteriores, creando una confusión que no termina nunca. Nuestro objetivo es contar lo que pasa, pero también intentar entender por qué pasa, qué intenciones tenemos detrás o que hilos mueven las acciones. No es fácil, y es posible que de muchas cosas que estamos viviendo no sabremos nunca la trastienda, pero al menos lo intentaremos.

Hoy hay muchos artículos sobre la comunión de Biden. El Vaticano, con el Papa Francisco detrás, sin duda alguna, ha tomado posiciones muy claras en la guerra entre los obispos de Estados Unidos, ha sacado toda la artillería para intentar dejar la puerta abierta a que el católico Biden pueda recibir la comunión alegando todos los retorcidos argumentos posibles. Lo último que podían imaginar es que Biden quiera comulgar en la Misa del Papa Francisco, y según los medios americanos, no solo se le ha negado la comunión sino también la asistencia a la Misa en Santa Marta. Una cosa es dejar puerta abiertas y otra tener una fotografía del Papa Francisco dando la comunión al abortero Biden y a su cuadrilla.

El punto del problema está en el canon 1398 que establece que ‘quien recurre al aborto, logrando su efecto, incurre en la excomunión latae sententiae’ y el canon 1329 extiende esta excomunión a los ‘cómplices’ del delito. Para los llamados conservadores, un político ‘pro elección’ es cómplice, para los progres no, especialmente cuando un católico como Biden se opone personalmente a la interrupción del embarazo, pero respeta la jurisdicción estatal. Según el orden del día de la asamblea plenaria del los obispos norte americanos una pregunta se someterá a votación: «El cuerpo episcopal ¿Aprueba la solicitud de que la comisión doctrinal proceda a redactar una declaración formal sobre el significado de la Eucaristía en la vida de la Iglesia?».

Joe Biden ha implementado toda una serie de medidas, con declaraciones explícitas, a favor del aborto y su difusión no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo.  ¿Puede un católico, devoto o no, acercarse a la Eucaristía si promueve activamente lo que parece ser uno de los crímenes más atroces, el asesinato de un niño en el vientre de su madre?, ¿qué importa lo que él piense «personalmente», si luego públicamente trabaja a favor del aborto y revierte todas las medidas tomadas a favor de la vida por su antecesor?

Recordamos la Nota del Cardenal Ratzinger, cuando se trató el mismo tema en el caso del candidato John Kerry: donde se puede leer que el aborto y la eutanasia son «pecados graves» Y un obispo debe reunirse con quienes votan y apoyan las «leyes permisivas» para informarle que «no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que haya puesto fin a la situación objetiva del pecado, y advertirle que de lo contrario se le negará la Eucaristía «. El entonces Cardenal  McCarrick, decidió ignorar la carta del Cardenal Ratzinger y dejar que cada obispo decidiera en su diócesis. Hoy contamos con numerosos artículos que nos ofrecen la recopilación de todas las intervenciones a favor y contra. Es muy claro es que la posición de negar la comunión se funda en argumentos muy sólidos y la contraría en estrategias políticas que por su naturaleza tendrán un recorrido muy corto.

En la audiencia de ayer en San Dámaso seguimos viendo cómo no se respetan las normas mínimas de seguridad ante la epidemia y los periódicos lo cuentan. En Italia siguen prohibidos los espectáculos y las imágenes del Papa Francisco causan profundo malestar por ser consideradas un privilegio que otros no se pueden permitir. Pero lo importante es que ya tenemos entre nosotros: «Un símbolo de amor por el medio ambiente urbano y un incentivo para una movilidad más limpia y sostenible», el patinete del Papa Francisco, evidentemente blanco y matriculado  SCV 1. El Papa Francisco  escuchó con gran atención los motivos que impulsan el uso del patinete, pero evito probarlo.

La hija de Ernesto “Che” Guevara, Aleida, en su visita a Sicilia, nos cuenta que: “alguien en el Vaticano ha propuesto que hagamos beato a mi padre”. Ante la sorpresa de la afirmación abunda en el argumento:  «Una señora que estaba enferma en Cuba dice que se salvó pensando en él. Y otro también … «. Parece que se le olvidan los 144 asesinatos cometidos en primera persona por el beatificando.

Éramos pocos…, pero aumentamos los puestos en una curia más que sobrecargada de beneficios sin mucho oficio. El Papa Francisco crea el asistente eclesiástico del Departamento de Comunicación y nombra a  Don Luigi Maria Epicoco,  coautor de un libro con el Papa Francisco, y columnista de L’Osservatore Romano. El mismo define su oficio: “Creo que tiene el mismo rol que pueden tener los fisioterapeutas, los médicos o los entrenadores durante un partido de fútbol, ​​es decir, los que están ahí, no juegan el juego, pero cuidan el tratamiento de alguna manera, de quien juega, y de quien vive el juego en primera persona ».

Sobre «Libero» de hoy,  Antonio Socci, reúne las últimas noticias nada positivas dentro de la Iglesia: «La Iglesia alemana es un partidario histórico del Papa Francisco , con Marx en la primera fila,  «pero su vuelo hacia adelante», entendido como solicitudes de bendiciones para los matrimonios LGBT, abolición del celibato para los sacerdotes, sacerdocio femenino y comunión para los vueltos a casar – «no han tenido su apoyo y ahora están claramente decepcionados». Además seguimos con «los casos de pedofilia y la historia de la expulsión del padre Enzo Bianchi del Monasterio de Bose que se suman al descontento de las Iglesias alemana y estadounidense como posibles «señales» de una época nada fácil para la Santa Sede». Recuerda que Andrea Riccardi reconoce que las muchas «crisis» dentro de la Iglesia tienen un mínimo común denominador: «Muchos católicos han pasado rápidamente del entusiasmo por Bergoglio a la decepción». Socci no pierde la esperanza de que: «El Papa Francisco pueda reconocer que el intento de dar un futuro a la Iglesia adaptándola a la mentalidad mundana ha fallado y que el camino correcto es el de Juan Pablo II y Benedicto XVI». La esperanza es lo último que se pierde, pero también puede perderse.

«Cuando recéis, no uséis muchas palabras…»

Buena lectura.

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Comentarios
2 comentarios en “La Misa sin Biden del Papa Francisco, el patinete Vaticano SCV1, San Che Guevara, la decepción del pontificado.
  1. Efectivamente, los ilusos entusiasmados ahora están decepcionados, la pena de verdad la tenemos los escépticos, que ahora somos pesimistas.

  2. La comunión a políticos abortistas, proeutanasistas y prohomosexualistas, debe ser legislada solo por el Papa al ser materia grave (intrínsece malum) que causa perjuicio grave (escándalo) a todo el Pueblo de Dios, y se puede hacer en menos de una hora mediante rescripto. A estas alturas del siglo, 2021, el no hacerlo es complicidad con la cultura de la muerte y la ideología de género.

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