Noviembre va terminamos, empezamos semana y hoy tenemos un día de temas más locales. El frio de ha adueñado de Roma y todo hace presagiar un invierno poco habitual en una ciudad mediterránea, aquí nieva rara vez y las gaviotas forman parte de su paisaje. El solo lucha por asomar y esperemos disfrutar de otra luminosa jornada.
La actividad del Papa Francisco pasa desapercibida incluso para los más fieles. Nos vamos quedando con las emanaciones incontroladas que llenan titulares y son tan temidas en el Vaticano. Tan pronto la liamos con Ucrania, o con Rusia, o con Israel o con la ‘frocheria’, o con las suegras, o con la conejas y así hasta el infinito. Ayer tuvimos Misa en San Pedro con motivo de la XXXIX Jornada Mundial de la Juventud, los jóvenes portugueses confiaron a los jóvenes coreanos los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud: la Cruz y el Icono de María Salus Populi Romani, pocos se han enterado y poco medios dan la noticia. La táctica de las muchas audiencias a todo lo que se mueve por el Vaticano y sus alrededores intenta dar la imagen de un papa pleno de jovialidad. Llevamos años, desde la pandemia, en que las misas con asistencia en Santa Marta, en estos momentos la misa privada, si la hay, del Papa Francisco, es el secreto mejor guardado. En público, menos de una semanal, tenemos asentada la formula de presidir sin celebrar, o presidir concelebrado de hurtadillas.
En la homilía toco el tema de la guerra: «No es cierto que la historia la hacen los violentos y los soberbios, los soberbios. Muchos males que nos afligen son obra del hombre, engaños del Maligno, pero todo está sometido, al final, al juicio de Dios. Los que destruyen a la gente, los que hacen guerras, ¿cómo se verán cuando se presenten ante el Señor? ‘¿Por qué hicisteis esa guerra?’ ¿Y qué responderán? Pensemos en esto”, volvió a decir el Pontífice durante la homilía. «No os conforméis con ser ‘estrellas por un día’, en las redes sociales o en cualquier otro contexto «no es el consenso lo que salva al mundo, ni lo que hace a las personas feliz, sino la gratuidad del amor». «No os dejéis contagiar por el deseo – tan extendido hoy – de ser vistos, aprobados y alabados. Quienes se dejan atrapar por estas fijaciones acaban viviendo en problemas, se ven reducidos a «codazos», compitiendo, fingiendo, comprometiendo, vendiendo tus ideales sólo para obtener algo de aprobación y visibilidad. Tu dignidad no está en venta, ten cuidado, Dios te ama tal como eres: ante Él tus sueños puros valen más que el éxito. la fama y la sinceridad de tus intenciones valen más que el consenso. No te dejes engañar por aquellos que, seduciéndote con promesas inútiles, en realidad sólo quieren explotarte, influirte y utilizarte para sus propios intereses. libres en armonía con vuestra dignidad».
Que el sistema de pensiones del Vaticano va mal es un secreto a voces desde hace muchos años. Los empleados habían dado la alarma hace unos meses, ahora una carta del Papa Francisco a los cardenales ha confirmado que se producirá la temida intervención sobre las pensiones del Vaticano. El jueves pasado, Francisco admitió explícitamente que «el sistema actual no es capaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras» y quiere poner en práctica «medidas estructurales urgentes, que ya no pueden posponerse». El sistema de seguridad social del Vaticano fue diseñado para una pensión corta, pero hoy tiene que hacer frente al aumento de la esperanza de vida. Los empleados actuales y futuros corren el riesgo de quedarse sin una cobertura de seguridad social adecuada. Es la segunda vez que el Papa Francisco evoca «el déficit cero como uno de los principales objetivos a perseguir con determinación para garantizar la sostenibilidad económica de nuestra organización» .
No es exagerado definir el déficit de la Santa Sede y del Vaticano como imponente, cada año acumula en sus deudas, o reduce de sus reservas, que tanto monta, una cantidad superior a los cien millones, más que lo recibido por el Obolo de San Pedro. A esto, que ya es serio, porque no es fácil reducir los gastos, salvo con la reducción masiva de los empleados, o incrementar ingresos que van en la dirección contraria. Entre las estructuras más caras se encuentra sin duda el inútil Dicasterio para la comunicación. La reducción de unos 500 euros también al «plato» mensual de los cardenales que trabajan en los dicasterios de la Curia, es un gesto, pero no resuelve nada. Es imposible llegar al soñado ‘déficit cero’ con la adopción de medidas muy impopulares en el Vaticano que por ahora no resuelven nada. Quizás el Papa Francisco puede nombrar consultor del Vaticano a Milei, los dos predican lo mismo y en Argentina lo va consiguiendo, nos quedaremos empeorando con el macarrista Farrell.
El Papa Francisco ha confiado la misión de intervenir en el Fondo de Pensiones al fiel cardenal Kevin Farrell que tendrá un papel fundamental en el próximo cónclave porque Francisco quiso nombrarlo camarlengo, confiándole la administración de la Iglesia en sede vacante. Los numerosos cargos que ocupa actualmente, prefecto del dicasterio para los laicos, la familia y la vida, presidente de la comisión para asuntos reservados, presidente del comité de inversiones, lo convierten en el cardenal más expuesto a los agravios de sus hermanos en un futuro cónclave. La última vez, en 2013, el chambelán fue Tarcisio Bertone , que también ejerció el cargo de Secretario de Estado y que, como era de esperar, según diversas reconstrucciones, acabó en el banquillo de los acusados en las congregaciones generales que allanaron el camino para la elección de Jorge Mario Bergoglio. Fue Juan Pablo II quien instituyó el plan de pensiones con el motu proprio «La Preocupación» del 8 de septiembre de 1992. En 2010, Benedicto XVI aprobó la institución de cotizaciones voluntarias para el personal inscrito en el Fondo de Pensiones que, al dejar el servicio, si no se hubiera devengado el derecho a una pensión.
La polémica no cesa: ¿Se pueden rastrear matices de antisemitismo en la predicación del Papa Francisco? Una cuestión terrible y resbaladiza, que ha sido objeto de observación a partir del 7 de octubre, inicialmente con preguntas formuladas en el mundo judío y más tarde también en algunos círculos académicos católicos. El diálogo judeo-cristiano nunca ha estado en más crisis que ahora. En Alemania, dos conocidos profesores universitarios católicos, ambos teólogos, están provocando polémica. Después de haber analizado las palabras del Papa Francisco en la carta que envió el pasado 7 de octubre a todos los católicos de Oriente Medio, están convencidos de que su pensamiento es el mismo. portador -al menos en esa coyuntura- de una lectura desequilibrada de la historia. En particular, ese documento, según ellos, es un lastre para el diálogo con los judíos ahora relegados a tiempos mejores, prácticamente casi congelados. «La carta papal se centra sólo en un lado del sufrimiento e implícitamente culpabiliza al otro».
En la carta papal sólo menciona el sufrimiento de la población palestina, no se menciona a los israelíes, a pesar de que sufrieron el pogromo. «Hay, pues, un punto ciego en el pensamiento del Papa argentino». Juan Pablo II y Benedicto XVI, mucho más sensibles a la cuestión judía. «Debido a la apertura de las formulaciones y las diferentes metáforas utilizadas, la carta papal deja espacio para la interpretación de que la nolens volens conduce a una inversión perpetrador-víctima». Para Dausner y Frevel se utilizaran clichés antijudíos a pesar de que esto contradice el camino tomado por la Iglesia después de la Shoah. Y esto se debe también a que el Papa incluyó el «pasaje más antijudío del Nuevo Testamento», una discusión entre judíos y Jesús en el Evangelio de Juan.
En un quirógrafo firmado hace unos días con el que instituyó el Día Mundial del Niño. El incipit el Papa Francisco contiene problemas con una visión intrínseca llena de prejuicios. Francisco escribe: «La condición social del niño, a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido objeto de numerosas reelaboraciones teóricas y prácticas. En la época de Jesús no se tenía en alta estima a los niños, ya que aún no eran hombres. De hecho, molestaron a los rabinos que intentaban explicar los misterios del Reino». Según el rabino Riccardo Di Segni, de la Comunidad Judía de Roma, este pasaje transmite una visión distorsionada y negativa. «Entre las cosas desagradables que escuchamos, la semana pasada, la voz religiosa más autorizada dijo estas palabras: hubo un tiempo, en la antigüedad, en el que los niños, aún no siendo hombres, molestaban a los adultos. También sucedió en los tiempos de Cristo, con los rabinos a quienes les molestaba su presencia como una perturbación a su ministerio. Este es un nuevo episodio de la serie ‘tú eres malo, nosotros somos buenos'».
Todo esto se suma a lo ya publicado sobre la petición del Papa Francisco de abrir una investigación internacional para determinar si Israel está cometiendo «genocidio» en Gaza. El principal rabino sefardí de Israel, David Yosef, por ejemplo, pidió oficialmente a Bergoglio que se retractara de su declaración y se disculpara, explicando que se había puesto del lado de los asesinos y no de las víctimas. «Es muy interesante que el Papa no pida una investigación sobre la terrible masacre de judíos del año pasado, el 7 de octubre; Es interesante que no solicite una investigación sobre la incitación contra los judíos en toda Europa, dado que se trata de una incitación descaradamente antisemita».
Di Segni también ve una progresión inquietante. «Las críticas del Vaticano a la conducta de Israel son una cuestión muy compleja: de orientación política y de dirección moral. En el sentido moral, señalar a toda una comunidad como responsable del genocidio es muy arriesgado. La acusación está llena de símbolos. El pueblo judío, con la Shoah, fue víctima de un verdadero genocidio. Desde el decenio de 1960 ha habido un deseo generalizado de amortiguar el impacto de esa tragedia. Incluso los papeles se invierten: la víctima se convierte en verdugo. Pero la intención genocida pertenecía a quienes atacaron a Israel el 7 de octubre». En cuanto a las relaciones con el mundo católico: «Hay un enfriamiento objetivo, una regresión. Se están desempolvando viejos arquetipos sobre judíos vengativos».
Parolin camina con un extintor en la mano. «La posición de la Santa Sede sobre el antisemitismo es clara, no hay necesidad de hacer otras consideraciones, siempre lo hemos condenado, lo seguiremos condenando y trataremos de crear las condiciones, en la medida en que podamos, interesados para que pueda haber una lucha seria contra este fenómeno».
Giorgia Meloni, la presidente italiana, sale en defensa de una presentadora que ha realizado su trabajo en la televisión con un rosario muy visible al cuello: «Después de dos años, la periodista de TG1 Marina Nalesso vuelve a ser criticada por llevar el crucifijo durante una edición. En una nación donde el servicio público ha estado perpetuamente influenciado por la política, es extraño que una profesional que porta el símbolo de su fe cause escándalo. ¡Estoy con Marina!
Faltan 30 días para el inicio del jubileo y en dos semanas el Papa Francisco cumplirá los 88 años. El 15 de diciembre emprenderá un viaje relámpago a Córcega – su 47º viaje fuera de Italia – y se prepara para afrontar el tour de fuerza del Año Santo, la impresión es que hay que borrar el fantasma sobre posibles dimisiones a causa de su estado de salud. Se somete periódicamente a sesiones de fisioterapia y otros tratamientos periódicos bajo las indicaciones de los médicos de Santa Marta. Ya es el segundo pontífice con más años de servicio en el cargo de todos los tiempos, entre aquellos cuyas biografías son seguras. Sólo León XIII, fallecido el 20 de julio de 1903 a la venerable edad de 93 años, sigue a la cabeza como el más longevo, para superarlo, Francisco tendrá que gobernar al menos hasta el 7 de mayo de 2030.
Un lector nos envía algunos textos del escritor, historiador, filósofo y abogado francés, François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Mientras envejecía apaciblemente, empezó a reconsiderar su postura anticlerical y se fue acercando a la religión: “Con Dios nos conocemos, pero no nos hablamos” y con el tiempo hablaron… Las últimas palabras del filósofo fueron: “Me he confesado, y si Dios dispone de mí, muero en la santa religión en la que he nacido, esperando a la misericordia divina que se dignará perdonar todas mis faltas”. Dada la enemistad de las autoridades clericales con el escritor, se sabía que el obispo de París no habría de concederle el permiso de ser enterrado en camposanto. Sus sobrinos Monsieur d’Horne y el sacerdote abate Mignot intentaron cumplir su deseo de ser sepultado en camposanto. Fue enterrado en la iglesia Scellier, donde su sobrino tenía jurisdicción. El obispo de París, deseoso de una venganza póstuma, prohibió toda misa o servicio religioso para salvar el alma de este pecador arrepentido. «La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás». «Es difícil liberar a los necios de las cadenas que veneran». «Si quieres saber quién gobierna sobre ti, simplemente descubre a quién no puedes criticar». «Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una».
«…ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».
Buena lectura.
Propalestino? Bergoglio es un metepatas, es lo más necio del globo, un zafio que se las da de pensador aquilatado semicerrando los ojos.
No contemplaron reducir los viajes de los «favoritos». Al preso Mons. Zanchetta hoy invitado de Santa Marta, ¿quién le pagó todo? ¿Quién le paga los oropeles al cardenal Tucho, pornógrafo oficial de la corte? Y podríamos seguir…
Con respecto a la muerte de Voltaire, no es tan así el «arrepentimiento» del mismo. Al respecto puede consultarse con detalle todo lo relacionado con ella en el libro El éxito de la muerte correspondiente a
la vida de los tres supuestos héroes del siglo XVIII, Voltaire, D’Alembert y Diderot, publicado en Madrid en 1792.
Voltaire, que durante años había expresado su pánico ante la eventualidad de ser arrojado a un vertedero, como ocurría con los que morían sin recibir la
extremaunción y, en el caso de pecadores públicos y conocidos, sin hacer retractación formal de sus faltas, pensó en acercarse a la religión y aceptó redactar una
retractación y aun confesarse, aunque no con el cura que le correspondía, sino con otro confesor menos riguroso que él. Rechazó la fórmula de retractación que se le había presentado e hizo redactar otra menos comprometedora, en la que decía lo que aparece en el artículo publicado.
De hecho esta retractación pareció insuficiente tanto al párroco como al arzobispo de París, los cuales redoblaron sus esfuerzos para lograr otra más contundente y que el enfermo recibiera los sacramentos, sin lograrlo. El filósofo conservó sus sentidos hasta el final, de tal modo que su falta de arrepentimiento debía verse como algo consciente y voluntario, y no fruto del delirio
o la inconsciencia.