«La Iglesia está sin aliento». Nos encontramos en una de las peores crisis que recordamos y empeorando. No parece que las clases dirigentes sean conscientes de su situación y se les ve muy entretenidos en vivir cómodamente en medio de desguace. Es increíble la arrogancia intentando sostener fórmulas fracasadas y cortando alas a todo atisbo de ‘éxito’ en estos tiempos de erial generalizado. Nos venden que el enemigo es el clericalismo, no sabemos muy bien en que consiste, todo se reduce a un eslogan sin mucho contenido, mientras lo que queda de la Iglesia Católica se dedica a hacerse eco de los principios ideológicos de la sociedad moderna, cada vez más secularizados.
Hemos conocido a los teólogos de la muerte de Dios, que apoyan «religiosamente» el ateísmo o agnosticismo contemporáneo y ahora entramos en la teología de la muerte del sacerdocio, pretendiendo anular el sacerdocio en la sociedad. La perspectiva sinodal consiste en hacer que el presbiterio y el episcopado emanen de la Iglesia local. Se acusa al clero actual de ejercer un papel administrativo y burocratizado. Se pretende que la Iglesia local elija el tipo de pastores que necesita, los llame y les proporcione una formación local en línea con la cultura y necesidades concretas, sin obligarlos necesariamente al celibato. En esta perspectiva sinodal, los pastores nacerían del Pueblo de Dios para acompañarlo en su misión y el sacerdocio ministerial aparecería como emanación y servicio del sacerdocio de los fieles.
Hay otros que se van por la «pluriministerialidad» considerando el sacerdocio como un enjambre de ministerios laicales provenientes de los carismas del Pueblo de Dios, se habla de la posibilidad de «distribuir la totalidad o parte de las funciones hasta ahora ejercidas por los sacerdotes». En Europa Occidental, los rarísimos sacerdotes del mañana tendrán que ser «sacerdotes barqueros», en su mayor parte itinerantes, educarán a los cristianos en la fe, desarrollarán su sentido de la responsabilidad, con ministros laicos asegurarán una «presencia de la Iglesia». Los «barqueros-sacerdotes» podrán ser identificados y elegidos por las comunidades entre los que garantizarán estos ministerios plurales. El documento final del Sínodo de la Amazonía propone, en ausencia de sacerdotes en las comunidades, que el obispo pueda conferir, por un período determinado, el ejercicio de la responsabilidad pastoral a un laico.
El Papa Francisco no está contento de cómo estamos ‘aprovechando’ la pandemia: «Desafortunadamente, dos años después del inicio de la pandemia, debemos admitir que hemos perdido muchas oportunidades para cambiar nuestro enfoque. Estamos perpetrando nuevas injusticias y desigualdades”. “El cuidado de nuestra casa común, la distribución de vacunas, el aumento del hambre, la pobreza y el comercio de armas siguen siendo prioridades y desafíos para todos. El mundo de la economía y las finanzas tiene una importante responsabilidad en promover un cambio de paradigma y ayudar a encontrar soluciones creativas”, «a poner de su parte para que la economía y las finanzas estén al servicio de las personas y de nuestra Madre Tierra».
Cada vez más cardenales y obispos son llamados por los tribunales civiles en varios países para responder por el comportamiento de sus párrocos. Dentro de unos días en Alemania, el arzobispo Stefan Hesse, titular de la diócesis de Hamburgo, deberá comparecer ante el tribunal de Colonia por un caso de abuso sexual de menores por parte de un párroco, será como testigo, con la sospecha de que tuvo poca vigilancia. En Estados Unidos, en unas semanas, el 3 de marzo, será juzgado McCarrick, que deberá responder por haber agredido sexualmente a un menor.
El Vaticano ha ordenado el uso de la mascarilla FFP2, con multas de hasta 1,500 euros, en todos los lugares cerrados hasta el próximo 28 de febrero, se mantiene la obligación de utilizarla al aire libre. Las cosas no remontan y “se suspenden todos los viajes de trabajo, salvo autorización expresa de los órganos de gobierno para aquellos inaplazables e institucionales.
Son muchas veces las que oímos la exclamación ¡Pobre Iglesia! y no es para memos. Castillo, arzobispo de Lima y primado del Perú, hablando de la muerte de Jesús en la cruz: «Jesús no muere, haciendo un sacrificio de holocausto, Jesús muere como un laico asesinado, que decide no responder con venganza y que acepta la cruz para darnos una señal de vida. Y muere como un laico, que da esperanza a la humanidad. Muere como ser humano, como todos los que estáis aquí presentes». Estamos ante una clara seña de hasta qué punto la «apostasía silenciosa» va invadiendo nuestras vidas.
Otro reto que tenemos delante es la fabricación de “autómatas”, máquinas que pueden elegir libremente qué hacer y qué no hacer. Estamos llegando a la personificación de los robots. Si ya es muy discutible que «no todos los seres humanos son personas. Los fetos, los bebés, los retrasados mentales severos y los que están en coma sin esperanza son ejemplos de personas no humanas». Entramos en peligrosas definiciones de que es un ser humano y de los llamados «indicadores de humanidad»: autoconciencia, autocontrol, sentido del futuro, sentido del pasado, capacidad de relacionarse con los demás, respeto por los demás, comunicación y la curiosidad. Se pretende ‘anular’ la humanidad de algunos seres humanos y ‘concederla a maquinas con indicadores de humanidad. Cada vez más se empieza a hablar de los robots como personas, de subjetividad robótica, los robots parecen libres de decidir y parecen capaces de realizar actos inteligentes. Otro intento de subvertir el orden de la creación. Los no nacidos y las personas con limitaciones dejan de ser personas y se vuelven objetos, y objetos se humanizan, pensábamos que con la ideología de género ya lo habíamos visto todo, todo apunta a que estamos al comienzo de locuras mayores.
El remedio a nuestros males solo tiene una salida que es la Santidad. Dios concede santos, o decide no concederlos, de modo que, si es lícito expresarse de esta manera, se necesita un termómetro de santidad para probar la condición de normalidad de una época o de una sociedad. Hay siglos más tacaños y otros más generosos, en cuanto a la correspondencia con las gracias que Dios concede para llamar a la santidad. Un siglo pobre en santos fue el XV y un siglo generoso fue el XVI. ¿Será el XXI un siglo de generosa correspondencia a la gracia? Si miramos a nuestro alrededor no vemos a los grandes santos que nos gustaría que se levantaran a nuestro lado para sostenernos.
«Si quieres, puedes limpiarme».
Buena lectura.
Si se sustitullera a un sacerdote por un robot no existiria el problema de los abusos sexuales.
Nadie ha probado científicamente la existencia del supuesto virus SARSCOV2. Cada día sale más evidencia de cómo han invetado tal «virus». Si no existe el «virus» y hasta la Ministerio de Sanidad de España, Irlanda y otros países han tenido que reconocer que ellos no tienen ninguna prueba de su existencia, menos existen variantes como el omicrón que no pasa de ser un catarro. Basta ya de engaños y fraudes.
¿ Comentario pendiente o censurado ?.
Gracias.
Por si alguien aún no se ha enterado, » Clericalismo » es , precisamente. la actitud de Su Santidad centrada en sus intereses, desde la Pachamama a la Revolución y al cambio climático etc. dejando un modesto papel a cultivar la piedad de los fieles católicos
Por tanto con la progresiva desaparición de los sacerdotes y religios@s -los SJ Sj en cabeza- serán los ingenieros, ecologistas los que tengan que predicar y enseñarnos la doctrina central y ortodoxa de nuestra Fe.