«El Papa no tiene ninguna simpatía cultural por Occidente y por los regímenes democráticos. Si las violaciones de derechos humanos ocurren en los países del Sur del mundo, son tratadas con una actitud mucho más benévola que las que ocurren en Europa o Estados Unidos».  «El Papa nunca se ha pronunciado adecuadamente sobre la represión del gobierno chino contra Hong Kong o la minoría uigur, ni sobre la situación en Cuba, mientras que la defensa de los inmigrantes que llegan a Europa es tan incesante como sistemática».