Vamos adelante intentando navegar en estos tiempos turbulentos en los que tantas cosas confusas nos pueden despistar de los verdaderos problemas. Las noticias de cada día no son otra cosa que el termómetro, los síntomas, que nos indican el estado de la enfermedad, seguirlas nos da la pista para vislumbrar los males que las provocan y las mantienen. El Vaticano y todo su entramado, que viene identificado con la Iglesia católica en el imaginario colectivo, se mueve en el mundo de intereses de las instituciones de este mundo. Ocultar los problemas solo puede darnos una falsa impresión de optimismo fundamentado sobre principios falsos, analizarlo, conocerlo, nos puede ayudar al diagnóstico y a sus posibles soluciones.
A nadie se le escapa que estamos viviendo momentos inéditos en la historia bimilenaria de la Iglesia Católica. La cuestión de los «dos papas», la dimisión de Benedicto XVI está llena de episodios todavía hoy difíciles de interpretar. Benedicto XVI es un papa incómodo, el mundo vuelve contra él por ser el último obstáculo para los planes globalistas-progresistas programados por la izquierda internacional y masónica. Cerró la puerta a cualquier sincretismo religioso, «restauró» la Misa en latín y la su decisión destapa la «Mafia de St. Gallen», que según confesión de Danneels, tenía como objetivo provocar su dimisión. En 2012 hay demasiados en el Vaticano boicotean al Papa, el papa-teólogo empieza a entender que son pocos en los que puede confiar. Los EE. UU, los Obama-Clinton, intentan ahogar al Vaticano bloqueando sus cuentas, desbloqueadas inmediatamente después de la «renuncia» de Benedicto XVI. Hoy seguimos con interesantes y detallados estudios sobre estos convulsos tiempos que vivimos, cada vez es más claro que Benedicto XVI no huyó de los lobos, ni siquiera de los disfrazados de corderos, intentó, y sigue intentando enfrentar la situación.
El predicador de la Casa Papal nos invitó a examinar las conciencias sobre las formas en que pueden dañar la unidad de la Iglesia Católica. Es evidente que el tema de la predicación de viernes Santo es un encargo del Papa Francisco. El cardenal predicador parece que desconoce el ‘cisma alemán’ y sus consecuencias y piensa que gozamos de una maravillosa unidad: «La causa más común de amargas divisiones entre los católicos, no son los dogmas, ni los sacramentos y los ministerios, ninguna de las cosas que preservamos plena y universalmente por la singular gracia de Dios». Achaca las divisiones a causas políticas, es decir, que si todos seguimos los nuevos ordenes no habrá divisiones, al menos esto parece indicar, ojo al argumento porque en esas estamos. El Papa Francisco se postula como la máxima autoridad religiosa del mundo según los planes de las Naciones Unidas, lo hemos visto en el reciente viajes a Iraq en el que nos han vendido la gran fraternidad.
El dilema del Papa Francisco es que no puede vender su maravilloso efecto aglutinador y al mismo tiempo reconocer que los suyos se le revelan. Puede que las Naciones Unidas estén apuntando a otros posibles candidatos a la capellanía universal, eso explica la presencia del Dalai Lama en Italia, predicando del ecologismo y el calentamiento global, en clara confrontación con el Papa Francisco. No está previsto ningún encuentro entre el Papa Francisco y el Lama, pero tenemos la impresión de que a ninguno le gusta que le coman el terreno, veremos dónde se inclina la balanza de las agendas 2030. Será por esto, quien sabe, el Movimiento Católico Mundial por el Clima, según confesión propia con más de 700 organizaciones, ha organizado, del 13 de abril al 4 de mayo, un curso gratuito, será por dinero, de capacitación en línea para animadores ambientales inspirado en la ‘Laudato Si’.
La descomposición del Vaticano se ve en múltiples aspectos de la vida diaria, uno de ellos, sumamente doloroso, es el maltrato al que vienen sometidos muchos trabajadores, tanto sacerdotes como laicos y no precisamente de los niveles bajos. Hoy tenemos el caso de Robert Oliver, secretario de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, despedido sin previo aviso después de 8 años de servicio. Con sentido del humor, en público y delante de su obispo reconoce que : «Desafortunadamente, mis superiores en Roma no habían pensado en avisarme». La fórmula «mis superiores en Roma», indica que el propio O’Malley se enfrentó a un hecho consumado firmado por el amigo Edgar siguiendo la orden directa del Papa Francisco. No es un caso único, la lista de los despedidos de malas formas y con muy poca educación se alarga cada día, el Padre Oliver tiene fama de honesto y un trabajador preciso y serio, que no parece encajar muy bien en el régimen que gobierna en este momento en el Vaticano. Mal pagado y sin reconocimiento alguno.
El pizzero napolitano del Papa Francisco en el Jubileo de la Misericordia está de manifestaciones porque, como tantos en estos momentos, se está arruinando, el Vaticano ya no está para nada y mucho menos para pizzas.
Hoy tenemos dos noticias relacionadas con obras de arte religioso se primer nivel. Primero un documental francés sobre la increíble historia del «Salvator Mundi», obra atribuida a Leonardo da Vinci, pero que según la opinión actual de los expertos no es de su autoría. El príncipe saudí Mohammed bin Salman pago por el 450 millones de dólares. El Louvre no ha reconocido su autenticidad y el príncipe comprador intenta convertir su capricho en un «truco geopolítico», con la sucursal del Louvre en Abu Dhabi.
Y la segunda noticia es el último misterio de Caravaggio que se esconde en Madrid, en Ansorena. La pieza número 229 desaparece de la subasta programada para el 8 de abril, el estado español lo ha comprado. La imagen corre como la polvora en los chats de comerciantes, expertos en arte y de algunos museos. Al fin el Cristo que emerge de las sombras tiene todo el aire de un Caravaggio. Se sabe que en Roma, en 1605, Caravaggio pintó un Ecce Homo para el cardenal Massimo Massimi, inventariado en 1631 en la colección de Juan de Lezcano, embajador de España. Siempre es una alegría recuperar lo que estaba en paradero desconocido y puesto a la venta por 1.500 euros.
En tiempos de pandemia nos estamos acostumbrando a noticias locas. Según el Daily Star, el rabino Asor destapa que se han construido en la ciudad de Jerusalén túneles secretos de 600 metros de largo y 1,5 metros de ancho para permitir a los malvados miembros de la iglesia de la Dormición exhumar los restos del rey David. Asor, cree que el Vaticano quiere los restos del rey David para obtener el ADN, clonarlo y presentarlo como el regreso del Mesías. La autoridades de Israel explicaron que hay un antiguo túnel subterráneo de 150 metros de largo, pero sobre el resto de los ‘planes secretos’ Vaticanos no tenemos ninguna noticia ni negándolo ni conociendolo, pero en estos tiempos de locura vírica todo es posible.
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón?»
Buena lectura
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Seamos agradecidos, muy agradecidos, a Cristo que permitió a Benedicto ser emérito pero a su vez lo dejó entre nosotros como una luz que no se pueda ocultar, exquisita delicadeza personal del Señor y una señal clara que debe ser respetado y escuchado, salió pero no fue llevado, por qué ?.
El Predicador de la Casa Pontificia, el Cardenal Raniero Cantalamessa, miente por omisión, pero el Papa y los cardenales son copartícipes de este pecado grave, pues no pueden todos ellos dar el silencio o apagón informativo de la apostasía de la Iglesia alemana, que afecta al bien común y a la unidad eclesial y que puede tener una amplia difusión e intensidad.
Esta en crisis este sistema de predicación Cuaresmal, pues mentir por omisión para no molestar a altas Jerarquías, y éstas a su vez también pecan muy gravemente, pues al aceptar la omisión deliberada del predicador, revelan que el problema alemán es muy grave, y que no quieren afrontarlo por razones del todo antievangélicas, porque tienen el deber de emitir la decisión efectiva en defensa de la Fé católica, convocando si fuera necesario un Sínodo o concilio, y está omisión cardenalicia apunta a una apostasia por omisión: DEBIENDO EMITIR, QUIEREN OMITIR.