El mundo ha cambiado mucho desde que terminó la última guerra llamada mundial. Son muchos los que piensan que estamos en medio de una guerra de nuevo cuño que va creciendo y produciendo los efectos típicos de toda guerra. El planeta, del que ahora tanto se habla, es más pequeño que nunca y los riesgos más globales que nunca. Los equilibrios internaciones han cambiado, siguen cambiando, a una velocidad de vértigo y es complicado situarse ante la movediza realidad. Tenemos la peor clase política desde hace decenios a la que se ve despistada y sin respuestas ante lo que se nos viene encima. En la Iglesia no estamos mejor, van desapareciendo grandes párrocos que eran referencia de vida y de doctrina para sus fieles y de los nuevos obispos mejor no hablamos, su nivel es tan bajo e irrelevante que han desaparecido en una sociedad que apostata y una iglesia sin rumbo.
El Papa Francisco no es ajeno a toda esta situación y se le ve demasiado perdido dada la gravedad de lo que estamos viviendo. Como era más que previsible, no veremos un encuentro entre Kirill y el Papa Francisco, el patriarca de Moscú y de todas las Rusias ha anunciado que no irá a Kazajistán. De Moscú dicen que el encuentro: «Debe convertirse en un evento independiente por su especial significado» y «debe prepararse con sumo cuidado, su agenda debe ser acordada, el documento resultante debe pensarse con anticipación». Todo esto son cosas que producen alergia al Papa Francisco que lo único que busca es un abrazo para demostrarnos lo bueno y campechano que es. Desde Rusia, y después de la experiencia vivida, en donde el Papa Francisco hizo uso del contenido de la última conversación, dejan claro que esto no volverá a pasar.
Estaba previsto encontrarse en Jerusalén el pasado mes de junio, pero el encargado de asuntos internacionales del Patriarcado deja claro que: «esta primavera, para nuestra profunda sorpresa, el Vaticano anunció públicamente que los preparativos para la reunión habían sido suspendidos y que la reunión en sí no tendría lugar». «Desde entonces, no hemos recibido oficialmente ninguna propuesta del Vaticano sobre la posible organización de un encuentro en otro momento o lugar”. En el Vaticano, por ahora, callan y veremos si al final no nos encontramos con una suspensión de la asistencia del Papa Francisco que se ha quedado descompuesto y sin novia. Ir al encuentro y no poder decir nada de lo que está pasando a su alrededor, es impensable y lo contrario es muy peligroso.
En la audiencia de ayer, con la poca asistencia habitual en el aula Pablo VI, el Papa Francisco se ha metido en otro fregado y no pequeño y no precisamente por Nicaragua. Ha recordado a Darya Dugina, hija de Alexander Dugin, y reza por ella durante la audiencia general. “Pienso en la chica que voló por los aires por una bomba que estaba debajo del asiento de un automóvil en Moscú. Los inocentes pagan la guerra. Pensemos en esta realidad y digámonos que la guerra es una locura”. Dugina, es una conocida periodista y especialista en política que apoyó abiertamente la guerra de Putin contra Kiev, lo que provocó la feroz respuesta de la diplomacia ucraniana.
El embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, criticó las palabras del Papa, culpable de haber puesto al mismo nivel al agresor y a la víctima: «El discurso de hoy del Papa ha sido decepcionante y me ha hecho pensar en muchas cosas, no se puede hablar con las mismas categorías de agresor y víctima, violador y violada”. «¿Cómo es posible citar a los ideólogos del imperialismo ruso como víctimas inocentes?». Como sigamos haciendo amigos a este ritmo, Moscú queda lejos, Kiev enfadado, habrá que recurrir a la pertinaz rodilla para empezar a suprimir encuentros que poco bueno pueden traer y todo lo pueden complicar.
Tenemos un tuit de la cuenta del Papa Francisco con motivo del inicio de la Conferencia de la ONU sobre la revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear: “El uso de armas nucleares, así como su posesión, es inmoral. Pretender asegurar la estabilidad y la paz a través de una falsa sensación de seguridad y un “equilibrio del terror” conduce inevitablemente a envenenar las relaciones entre los pueblos y dificulta el verdadero diálogo”.
Seguimos con cortinas de humo para despistar a los acalorados cardenales que van llegando a la ciudad eterna. Hoy se nos anuncia una ‘nueva revolución’: “En los próximos meses, en las formas que se definirán, quisiera iniciar un diálogo sobre el tema con las Conferencias Episcopales para compartir la riqueza de las experiencias ministeriales que ha vivido la Iglesia en estos cincuenta años con institución de ministerios (lectores, acólitos y, solo recientemente, catequistas) y otros ministerios extraordinarios y de facto”. Lo vemos en un mensaje del Papa Francisco enviado a obispos, presbíteros, diáconos, consagrados y fieles laicos, en el cincuentenario de la Ministeria Quaedam de Pablo VI.
Ya sabemos que la cosa de que sea el IOR, el banco del Vaticano, el depositario, y gestor único, de todos los bienes muebles de la Santa Sede y del Vaticano, se ha firmado el 23 de agosto de 2022, con un Rescriptum ex Audientia Sanctissimi, tras la audiencia con el Secretario de Estado del 22 de agosto. La Secretaría para la Economía de la Santa Sede emitió en julio una nueva política de inversiones que obligaba a todos los Departamentos de la Santa Sede a transferir sus activos e inversiones a APSA a través de sus cuentas en el IOR. Entonces no se dio un plazo específico, esta es la novedad, el Rescripto establece que todos los activos deben ser transferidos antes del 30 de septiembre. Estamos en un gobierno caótico y errático en donde es muy fácil perderse rodeado de órdenes contradictorias emanadas por el Papa Francisco. La literalidad del texto publicado manifiesta el problema para la aplicación: «La Santa Sede y las Instituciones vinculadas a la Santa Sede que sean titulares de activos financieros y liquidez, cualquiera que sea la forma en que se mantengan, en instituciones financieras distintas del IOR deben informar al IOR y transferirlos a la mayor brevedad dentro de los 30 días a partir del 1 de septiembre de 2022». «Entra en vigor inmediatamente mediante publicación en el Osservatore Romano. Los actos previamente adoptados en discrepancia deberán ser puestos en conformidad con estas instrucciones».
Hasta ahora las instituciones vaticanas habían tenido la libertad de invertir donde quisieran y con los bancos que quisieran. En particular, la Secretaría de Estado, que ahora ha visto pasar su administración bajo la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, tenía cuentas e inversiones con Credit Suisse, UBS y otras instituciones financieras. El IOR tomará del APSA todo lo que sea «mueble», es decir, acciones, transacciones y depósitos. El IOR podrá conocer operaciones internacionales hasta ahora bien ocultas por el APSA. Mammì hará bien en cuidarse la espalda. No queremos ser demasiado mal pensados, pero todo esto apunta a que el IOR puede que ya no tenga liquidez y tenga que recurrir a otras fuentes. Si los clientes externos se ponen nerviosos se puede producir una desbandada que haría quebrar al Banco.
Con este cambio, el IOR pasa a confundir funciones y, además de gestor y depositario, pasa a ser como un órgano de control, lo llaman verificación. Todo apunta a que verificará sí la Autoridad de Información y Supervisión Financiera (ASIF) cumple con su deber. Esto volverá a crear nuevos problemas a la muy dañada imagen del Vaticano, ya que el ASIF en teoría debe actuar con plena autonomía e independencia, para realizar la función de supervisión y regulación con el propósito de prevenir y combatir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, así como la función de información financiera. Se abre un capítulo nuevo y sin precedentes.
El arzobispo Rembert Weakland, benedictino, obispo emérito de Milwaukee, murió el 22 de agosto. Larga vida llena de polémicas, demoledor de la liturgia, en 2002 también fue acusado de abuso sexual y, como no, es de la tribu, admitió relaciones homosexuales. Por si alguno tiene dudas, el Martin SJ dijo que lo consideraba un amigo y lamentó su desaparición. En 2002, un ex seminarista, Paul Marcoux, reveló que era el amante de Mons. Weakland unos 20 años antes y que había recibido unos 450 mil dólares por guardar silencio en una relación que, según Marcoux, también se caracterizó por la violación. En una entrevista con el New York Times con motivo de la presentación de su autobiografía unos años después, Weakland admitió que sabía de su homosexualidad desde la adolescencia y que había tenido relaciones sexuales con varios hombres, a veces pagando con dinero de la diócesis. Muy compresivo con sus abusos y los de los demás: «Todos considerábamos el abuso sexual de menores como un mal moral, pero no entendíamos su naturaleza criminal». Que Dios tenga misericordia de él, parece que lo necesita.
Hoy es San Luis, el gran rey justo de Francia. Su madre, Doña Blanca fue su gran ejemplo y educadora: «Hijo prefiero verte muerto que en desgracia de Dios por el pecado mortal». Siguiendo el consejo de su madre, se une en matrimonio con la virtuosa Margarita, hija de Ramón Berenguer, que se convierte en compañera de reinado y de santidad. Tenía la convicción de que el gobierno es más un deber que un derecho; todas sus actividades se orientaban a hacer el bien buscando en todo la felicidad de sus súbditos. En 1238 la hace llevar a París la Santa Corona y construye para ella, en su propio palacio, la Capilla Santa. Recorre los hospitales y reparte limosnas, pasa grandes ratos en la oración. Se alisa a las Cruzadas para rescatar los Santos Lugares de Jerusalén. Tiene por amigos a San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino. Muere en medio de la peste un 25 de agosto empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces cincuenta y seis años de edad y cuarenta de reinado.
«…estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Buena lectura.