Es complicado hacerse una idea articulada de lo que está sucediendo, son muchos frentes abiertos y la información diaria nos da datos clínicos de la enfermedad, pero no el diagnóstico preciso y mucho menos el tratamiento adecuado. Conocer lo que pasa, a ser posible, con una visión lo mas amplia y completa posible, es imprescindible.
Puede ser una coincidencia, algo pasajero, es un hecho que puede pasar desapercibido, pero algo así sucedió antes de la renuncia de Benedicto XVI. El Banco de Italia ha decidido suspender el sistema POS dentro del Vaticano, que es administrado por Deutsche Bank Italia, porque nunca se ha otorgado autorización para la gestión del servicio. A partir de ahora, la posibilidad de realizar pagos con tarjetas de crédito, en el estado de la Ciudad del Vaticano, solo será posible con la tarjeta interna ATM – Tertium Millennium – emitida por el IOR, el Instituto para las Obras de Religión, que administra los bienes de la Santa Sede. Para evitar malentendidos, parece que no se trata de una decisión tomada por operaciones sospechosas, sino por la aplicación de la legislación vigente en Italia.
El proceso Becciu tiene muchas ramificaciones y está dando abundantes noticias en los grandes medios. El resumen es el descrédito de un fallido sistema judicial de imposible funcionamiento, cuanto más se muestra, peor es. Por ahora, va adelante sin condenas, salvo las preventivas aplicadas por el Papa Francisco en persona. El promotor de Justicia va completando una primera ronda de interrogatorios a los diez sospechosos. El caso en sí ha pasado a un segundo plano y las declaraciones han ofrecido mucha información sobre cómo opera el Vaticano, en tramas dignas de una tragicomedia. La burocracia vaticana recurrió al espionaje, dio acceso al Palacio Apostólico a personas ajenas a la Iglesia con dudosas cualificaciones y la apelación continua de evitar responsabilidades al papa… hasta que alguien se vio en peligro.
El papa Francisco quería un juicio que mostrara su determinación de perseguir las supuestas infracciones financieras. Pero tres años más tarde, la investigación centra la atención sobre las decisiones de Francisco y del modus operandi de la gestión de la cartera de activos, con escasos conocimientos y sin posible supervisión externa. Es un misterio como entra la Marogna en Vaticano para convertirse en asesora de Becciu, el número dos de la secretaría de Estado. Era la intermediaria para cualquier cosa, desde emisarios rusos que pedían la devolución de reliquias sagradas, a los separatistas catalanes para establecer un canal de comunicación con el Vaticano. El Papa Francisco había aceptado dedicar hasta un millón de euros a la operación e rescate de una monja con un procedimiento que se debía mantener oculto a la gendarmería.
Parece que Becciu, con autorización del Papa Francisco , creó una agencia de inteligencia vaticana paralela utilizando a una trabajadora independiente italiana. Los andares no cambian y el sucesor de Becciu, el amigo Edgar , también había llevado miembros del servicio secreto italiano a la Santa Sede para comprobar si había micrófonos en su oficina, eludiendo a los propios gendarmes del vaticano.
Perlasca está en el centro de la intriga, era el gerente económico interno de la Secretaría de Estado, responsable del equivalente Vaticano a un fondo soberano con unos activos estimados en unos 600 millones de euros, que sepamos. Era uno de los sospechosos principales del caso, despidió a su abogado, cambió su versión, empezó a cooperar con los fiscales y pese a su implicación en todas las operaciones investigadas, no se han presentado cargos contra Perlasca. La corte le dejó sumarse al juicio como parte agravada, lo que podría permitirle recibir una indemnización. Perlasca se presentó en la corte sin ser anunciado, se sentó en primera fila de la zona de público y afirmó “no voy a moverme”, el juez le ordenó abandonar la sala.
Becciu explicó la tradición del Vaticano: “In odiosis non faceat nomen pontificis”, el papa no puede verse arrastrado a asuntos desagradables. “Soy de la vieja escuela (…) en la que uno intenta proteger al papa, proteger su autoridad moral sin implicarle mucho en asuntos mundanos. Esto no significa no informarle, sino no darle la responsabilidad de algunas decisiones”. Los abogados siguen sin entender: “El único misterio en esta historia es por qué querría el Papa Francisco que alguien celebrara un juicio en torno a un tema que los pesos pesados de la curia querían cerrar con un acuerdo”.
Entrevista a Gallagher en Vatican News, un medio del Vaticano, a nadie más le interesa de los grandes medios. “El Papa aún podría seguir desempeñando un papel muy importante en este conflicto y su resolución. Hay espacios». Se nota la desesperación impropia de los diplomáticos del Vaticano al verificar que no cuentan nada cuando existe un verdadero problema. Si el Vaticano busca intermediar, sería deseable una cierta discreción, exigida por la gravedad de la situación. Tenemos la experiencia de los ‘pactos chinos’ secretos por ambas partes. Publicitar cada paso, además en medios propios, no ayuda a que las partes se puedan fiar de un posible mediador. Las ‘intervenciones personales’ del Papa Francisco todavía ayudan mucho menos.
La puerta del Santuario del Despojo, donde San Francisco de Asís renunció a sus bienes y se desnudó, se vuelve a abrir después de 800 años. “Hemos redescubierto una parte del corazón de aquella historia antigua que vio a Francisco de Asís, la puerta misma del antiguo obispado, el umbral que Francisco cruzó y pisó». «Todas estas intervenciones harán del Antiguo Episcopio un centro espiritual, arquitectónico, arqueológico, histórico de rara importancia, que abarca 2400 años de historia».
La alianza internacional «Global Solidarity Fund» (GSF) ha invitado a destacados representantes de la comunidad católica a participar en el Foro Económico Mundial que comienza el domingo 22 de mayo en Suiza. El lunes 23 de mayo se celebrará una mesa redonda sobre el «liderazgo valiente», mientras que el martes 24 se debatirá sobre la creación de empleo para migrantes y refugiados, iniciativas de «Goal 17» de Davos. El Vaticano lo cuenta en sus medios encantado de verse en el ‘Foro’ con el que parece identificarse en sus proyectos y objetivos, no lo decimos nosotros, lo confiesan con orgullo.
Luigi Sofo, el cirujano que operó al Papa Francisco, es investigado por violencia contra su pareja, quien presuntamente recibió bofetadas, mordidas en la espalda y golpes. El médico de 66 años, experto en cirugía abdominal, asistió a Sergo Alfieri durante la operación realizada por el Papa Francisco el 4 de julio de 2021 en el Policlínico Gemelli de Roma. Luigi Sofo ha tenido presuntamente un comportamiento violento hacia su pareja durante años, que ha presentado una denuncia. Mordidas en la espalda y ataque con un zapato junto con insultos y humillaciones: «tú vales cero» o «eres una nulidad». Otro cargo gravísimo es haber entrado en el correo electrónico de su pareja.
«…llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios.»
Buena lectura.