Zanchetta ya tiene su Specola propia, que menos, y entramos en las otras noticias del hoy. Uno de los temas que nos acompaña en este valle de lágrimas en que se ha convertido el glorioso reinado del Papa Francisco sobre el estado pontificio es el proceso Becciu.
A estas alturas, está quedando muy claro que nadie, si fuera llamado a responder por cualquier cargo, desde asesinato voluntario hasta exceso de velocidad, aceptaría, si tuviera la opción, ser juzgado por un tribunal del Vaticano. Con todos los defectos de la humana naturaleza, es mejor enfrentarse a la justicia en un tribunal americano o en un tribunal italiano. Después de lo que llevamos viendo desde hace un par de años ene este proceso y de los visto en todos los anteriores, seguro que a nadie en su sano juicio se le ocurriría enfréntate a la diosa con los ojos vendados a la sombra de San Pedro.
Algunas cosas han quedado muy claras «más allá de toda duda razonable» y vemos como en el Estado del Vaticano, las penas se imponen antes de sentencias. Becciu fue privado de todos los derechos relacionados con el cardenalato de forma abrupta por el Papa Francisco sin que haya habido previamente ningún acto judicial de ningún tipo contra él. En el Vaticano, quien tenga el poder para hacerlo, puede cambiar las reglas del juicio como quiera durante el mismo: y no una, sino dos, tres, cuatro veces, mediante pronunciamientos especiales llamados » rescriptos «. El principal sospechoso, Perlasca, puede convertirse mágicamente en el principal testigo de la acusación y así evitar no solo cualquier acusación, sino incluso la molestia de comparecer ante el tribunal para reiterar sus acusaciones. Quien tiene la dirección efectiva del proceso no es el Presidente de la Corte sino el Fiscal, quien puede desconocer las disposiciones imperativas dictadas por el citado Presidente y así decidir cuándo presentar la documentación requerida y dar es una sola pieza y elige siempre la que más te guste.
En esa sala los tiempos del juicio son los más inciertos que uno pueda imaginar, incluso peores que en Italia, que ya es decir. La prensa italiana ha decidido no prestar excesiva atención a todos estos aspectos singulares de la justicia vaticana: «Es el sistema canónico la primera fuente de legislación del Vaticano , la ley divina es la base del poder del Papa: si esto no se entiende, uno se extravía «. El proceso Becciu lleno de situaciones grotescas es el escenario de una teocracia parece haber llegado a su fin.
Y después de tanto ruido y de aplicarle la condena, el juez de instrucción del Vaticano ordenó el sobreseimiento del proceso abierto contra Vincenzo Mauriello, ex ejecutivo de la Secretaría de Estado de la Santa Sede que estaba siendo investigado por malversación de fondos, abuso de autoridad y corrupción. En ese momento era «empleado de la sección de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado vaticana». El juez de instrucción del Vaticano sostuvo contra él que «no se han reunido los elementos necesarios para poder enjuiciar». Mauriello fue suspendido junto con los otros cuatro.
Relacionado con este proceso tenemos el tema de las trasferencias, inciertas pero cuantiosas, a Australia. Mira por donde, parece que el destino final podría estar en los Estados Unidos. Neustar, una empresa de tecnología y seguridad, ha sido nombrada en mociones previas al juicio presentadas por John Durham, el fiscal especial que investiga sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones generales de EE. UU. La compañía también ha aparecido en el juicio y escándalo financiero del Vaticano en curso, con el cardenal Becciu enfrentando preguntas sobre millones de dólares en pagos «clasificados» que autorizó a la compañía. El cardenal se ha negado a dar más detalles sobre la necesidad de la Secretaría de Estado de servicios clasificados de una empresa de seguridad e inteligencia de telecomunicaciones.
En documentos judiciales, Durham alega que Joffe «explotó» el acceso de Neustar a los datos con el fin de obtener información potencialmente dañina sobre Donald Trump. Hablamos de un presunto uso de los datos recopilados de servidores confidenciales vinculados a la Casa Blanca. Los pagos del Vaticano, autorizados por Becciu, desencadenaron investigaciones por parte de AUSTRAC, el organismo de control financiero nacional, y generaron preguntas en el Parlamento de Australia; sin embargo, la policía del estado de Victoria concluyó que no había evidencia de actividad delictiva relacionada con las transferencias electrónicas. La partida de Pell en julio de 2017 y el hecho de que Becciu forzara la renuncia de Libero Milone, el primer auditor general independiente del Vaticano. Becciu acusó a Milone de “espiar” sus transacciones financieras privadas y lo amenazó con arrestarlo y procesarlo si se negaba a renunciar a su cargo.
Becciu ha negado repetidamente cualquier vínculo o interferencia en el caso Pell. También se ha negado a decir para qué fueron los pagos a Neustar, diciendo que estaban relacionados con “actividades oficiales de la Secretaría de Estado que, por naturaleza, son clasificadas y no podrían ser comentadas». Pell ha intentado aclarar el asunto: “[Perlasca] dijo bajo interrogatorio que el dinero fue enviado a la conferencia de obispos en Australia para mi defensa legal. Eso no es cierto. Hemos preguntado a la conferencia de obispos, no recibieron nada. Ciertamente no recibimos nada. Así que tengo una pregunta para el cardenal Becciu: ¿nos dirá para qué se envió el dinero?»
El caos en que estamos instalados lo invade todo y hoy tenemos el caso de la parroquia de San Gregorio en Phoenix, Arizona, donde el padre Andrew Arango, ha renunciado después de 25 años y miles de bautizos realizados, que no serían válidos. El sacerdote usó una frase incorrecta al administrar el bautismo, habría dicho «nosotros os bautizamos», en lugar de la fórmula «yo te bautizo». El Vaticano en una nota emitida en 2020 aclaró que «el sacramento del bautismo administrado con una fórmula arbitrariamente modificada no es válido y quienes lo han recibido de esta forma deben ser bautizados en forma prevista». La fórmula inventada por el creativo Padre Arango, dice «En el nombre del padre y de la madre, del padrino y de la madrina, de los abuelos, de los familiares, de los amigos, en el nombre de la comunidad os bautizamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Como en tantos casos, aquí tampoco se enteró nadie y fueron 25 años.
«¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?»
Buena lectura.
¡Señor, 25 años haciendo ese disparate en los bautismos y a nadie se le movió un pelo ??!! ¿Qué estaba haciendo el Obispo?
Lo del cura me aterra. Yo todavía alcancé a tener el bautismo en el ahora llamado usus antiquior, pero, ¿cómo quedan todas esas personas, desde el punto de vista de la gracia?