Domingo primero de agosto, fiesta del Santo Cura de Ars, nuestra felicitación y oración a todos los párrocos y, por extensión, a todos los sacerdotes. Gracias a Paco Pepe por sus ánimos, los tenemos y no pensamos descansar, descansaremos informando.
Tarde, poco, y mal; después de una semana larga la Santa Sede, sin citar para nada al Papa Francisco, se manifiesta sobre la ceremonia de inauguración de los juegos satánicos, las olimpiadas demoniacas de París. Tememos un escueto comunicado en francés, solo en francés, sin firma y sin ninguna referencia al Papa Francisco, o alguno de sus textos. Dado el clamor universal, el silencio era demasiado llamativo, algo había que decir, poco se ha dicho, y lo poco, tarde y mal. Muy clara la intención de no disgustar a los hermanos ‘olímpicos’ tiene como consecuencia que no contenta a nadie y deja, como es habitual, un amargo sabor de boca.
El Vaticano en su nota sin firmante, se define «entristecido por algunas escenas», en clara referencia a la representación de aquel banquete inspirado en la cultura wake y que contenía claros elementos religiosos». «No puede dejar de sumarse a las voces que se han alzado en los últimos días que deploran la ofensa cometida contra tantos cristianos y creyentes de otras religiones. En un evento prestigioso donde el mundo entero se reúne en torno a valores comunes no debería haber alusiones que ridiculizan las creencias religiosas de muchas personas». La Santa Sede indica que respeta «la libertad de expresión», pues depende para que, después de las encuestas sinodales es como para dudarlo bastante. Asegura que «en un evento prestigioso donde el mundo entero se reúne en torno a valores comunes no debería haber alusiones que ridiculicen las creencias religiosas de muchas personas».
Mientras otros se ponen a trabajar. Los «Abogados Cristianos» de España denuncian a Francia ante la Comisión Europea por la ceremonia de inauguración de los JJ.OO. Gracias a las locuras de género, en medio de esta ceremonia del disparate, parece que en el boxeo femenino serán dos hombre los finalistas, pero en categorías de peso distintas. El patriarcado, en este caso suponemos que ‘no hétero’ triunfa de nuevo. Thomas Jolly, “el artista” director que organizó y ejecutó la blasfemia en la apertura de los Juegos Olímpicos en Paris parece que fue alcanzado por un rayo y está hospitalizado, es posible que la noticia que circula por la red sea más un deseo que una realidad, aquí lo dejamos.
Burke durante una homilía el 31 de julio con motivo del 16º aniversario de la dedicación de la Iglesia en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin: “abominable burla”, “una manifestación increíble de la oscuridad y el pecado en nuestro mundo”. Lo sitúa en un contexto más amplio de lo que ha sido Francia, con una cultura “acosada por la oscuridad y el pecado que cada vez tiene más cabida en el mundo e incluso en la Iglesia” y que colabora con “el padre de todas las mentiras». Lo ocurrido en París no es más que una de las muchas manifestaciones permitidas en la sociedad secular moderna “de ataques a la vida humana y a su cuna en la familia creada por el matrimonio de un hombre y una mujer, y de ataques a la religión misma y a su libre ejercicio”.
Müller también en LifeSiteNews: “Con esa representación sacrílega y vulgar ha conseguido de un solo golpe mancillar el noble rostro de los Juegos Olímpicos y ofender a millones de creyentes en todo el mundo. Este episodio no es sólo un golpe bajo al cristianismo, ya que el programa glorificó la ideología progresista que va en contra de la ley moral natural». «La burla de la Última Cena por parte de actores espiritualmente desarraigados y mentalmente perturbados, sus instigadores y patrocinadores fue un acto de terrorismo espiritual que se volvió contra sus autores”, el episodio no fue “más que una tapadera para la brutal violación del derecho humano a la libertad religiosa y de conciencia”.
Y pasamos al capítulo, casi diario, de abusos, La escasez de vocaciones hace que personas que nunca serían admitidas en un seminario o noviciado en otros tiempos, se cuelen y lleguen al sacerdocio con ‘aficiones’ consentidas, cuando no elogiadas, por sus propios formadores. El goteo continuo de ‘problemas’ y no menores, siembra las noticias. Pueden parecer pocos casos, todos sumados y situados en tan distintas latitudes, nos hacen pensar que el problema no es menor, ni mucho menos.
La excomunión fácil siembra el orbe católico, la reducción al estado laical es una amenaza continua sobre los sacerdotes rígidos. No sabemos las razones, posiblemente justificadas, no se explican nunca, Fabio Casotto, ordenado sacerdote en Padua en 2017, solicitó y obtuvo del Santo Padre su reducción al estado laical y la dispensa de la ley del celibato, que fueron comunicadas al interesado el lunes 29 Julio de 2024. La Sede ha declarado además la excomunión porque: » no comparte ni está en armonía con la doctrina de la Iglesia católica en varios puntos, sobre los cuales él mismo se ha expresado públicamente en diversas ocasiones y medios». Es lo que sabemos, reducción parece que pedida y excomunión de propina, un poco raro es.
Dura carta enviada al Papa Francisco por una víctima de abusos en Sicilia. La indignación proviene de que el Papa Francisco, poco antes de la sentencia civil, el pasado mes de diciembre, elogió a Monseñor Gisana: «Bien hecho, bien hecho. Ha sido perseguido, calumniado, siempre, justo, hombre justo. Entonces, el día que estuve en Palermo, hice una parada antes en Piazza Armerina, para saludarlo; es un buen obispo». La carta: «Querido Papa Francisco, en estos años experimenté el intento de ser comprado e incluso silenciado, así como el sentimiento de ser maltratado. Fui definido como «bastardo» y «mulo» por el Vicario General de la diócesis, Monseñor Antonino Rivoli; mientras que el obispo Rosario Gisana me llamó «deshonrado» y «endemoniado». Mis padres han sido ignorados y abandonados hasta el final». El obispo era plenamente consciente de lo que allí ocurría: «los abusos sexuales siguieron el sistema de encubrimientos, que duró años, por parte de algunos de los prelados y monseñores de la diócesis de Piazza Armerina, agravados por el obispo Rosario Gisana, a quienes me dirigí con espíritu filial».
«Munus, ministerium y officium, a pesar de tener matices jurídicos diferentes, deben considerarse «en gran medida sinónimos». Como términos técnicos, a excepción de «officium», rara vez se utilizan «en derecho canónico». Querer distinguir claramente entre munus y ministerium es proponer una hermenéutica que no tiene fundamento teórico: el munus existe sólo en vista de un ministerium y el ministerium se aplica si se posee un munus». El Papa Benedicto no estaba obligado a utilizar una palabra en lugar de otra ni a citar palabra por palabra el derecho canónico, sino que sólo debía dejar claro que renunciaba libremente al papado.
Cita al propio Benedicto XVI en su última audiencia general: La palabra «emérito» no indicaba al titular activo de una determinada sede episcopal, sino al ex obispo que seguía teniendo una relación especial con su antigua sede. De este modo, se tuvo en cuenta la necesidad de definir el papel del obispo dimisionario en relación con una diócesis real, sin convertirlo por ello en una especie de segundo obispo de la diócesis en cuestión. La palabra “emérito” significaba que el obispo jubilado había renunciado completamente a su cargo, pero el vínculo espiritual que mantenía con su antigua sede era ahora reconocido como una cualidad jurídica. Si bien una sede titular es generalmente una pura ficción legal, con la introducción del título “emérito” se reconoció oficialmente la relación especial del obispo con una sede que había sido su lugar de trabajo durante toda su vida. El nuevo significado de la palabra “emérito” formada después del Vaticano II no es otra cosa que el reconocimiento de la relación especial entre un obispo dimisionario y su antigua sede, una relación real, pero hasta ahora no reconocida en términos legales. No establece ninguna participación en el contenido jurídico concreto del episcopado, pero al mismo tiempo reconoce como real el vínculo espiritual con la sede episcopal. Por tanto no hay dos obispos, sino que hay un mandato espiritual del obispo emérito, cuya esencia es servir a la sede del pasado en la interioridad de la relación con Dios, en la participación y dedicación de la oración».
Sigue Benedicto XVI: «No está claro por qué esta figura jurídica no debería aplicarse también al obispo de Roma. La fórmula logra dar cuenta de ambos aspectos: por un lado, ningún mandato legal concreto, por otro, un mandato espiritual que se mantiene, aunque sea invisible. Precisamente la figura jurídica y espiritual del emérito permite evitar incluso la idea de la coexistencia de dos papas, dado que un obispado sólo puede tener un titular. Al mismo tiempo, se expresa una conexión espiritual que bajo ninguna circunstancia puede ser anulada. Agradezco particularmente al Señor que la atención bondadosa y cordial del Papa Francisco hacia mí me permita poner en práctica esta idea». Para el autor: «No queremos siquiera imaginar que Benedicto XVI, ahora que está ante Dios, hubiera querido conscientemente equivocarse en su «renuncia» por razones de política clerical-eclesiástica. Es una hipótesis que queremos descartar a priori, al no considerarlo capaz de semejante […] astucia de político maquiavélico, capaz, al final, de dañar a la propia Iglesia y confundir a los fieles».
Siguiendo con el tema, con sus antecedentes históricos tenemos una interesante jornada dedicada a Celestino V en Sulmona en la presentación de «La renuncia de Celestino V: un casus belli de los canonistas». «El tema más original de esta obra sigue siendo el análisis minucioso de la renuntiatio Celestine desde el punto de vista de las cuestiones de derecho canónico que suscitó en su momento, pero no sólo».
Es Domingo y terminamos con un comentario sobre las lecturas que nos invita a fijar la atención en Jesús en la Eucaristía. «Escucha Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno» (Dt 6,4). Vivimos un momento histórico en el que las personas, y lamentablemente muchos cristianos, no adoran a un solo Dios. El autor, exorcista designado por su obispo, reconoce que hay personas que tal vez van a misa, pero al mismo tiempo se juntan con magos, santones, videntes, adivinos, chamanes, psíquicos. En ocasiones ha invitado a retirar los ídolos y pedía a los presentes dejarlos en una bolsa de basura, los talismanes o amuletos de la suerte que bastantes guardaban en los bolsillos. Bolsas enteras llenas de ídolos, pulseras, talismanes, herraduras y fetiches diversos.
Su invitación es esta: ¡tíralos inmediatamente! ¡Libérense de los ídolos, para servir al Único Dios, Nuestro Señor Jesucristo! Id y confesad el pecado de idolatría y presentaos ante Jesús en la Eucaristía en adoración, para pedirle perdón, para pedirle que os libere de las tentaciones y de las influencias del maligno. Porque pocos son conscientes de las consecuencias nocivas que los ídolos provocan en el alma. ¡El sacramento de la Confesión es el exorcismo más fuerte! ¡Y no hay exorcista más fuerte que Jesús Eucaristía!
Es ridículo que los religiosos católicos, musulmanes y demás, no tengan idea de que los juegos olímpicos en la antigüedad griega se realizan en honor y prez de los dioses olímpicos. Por lo tanto, las escenas de la inauguración no tienen nada que ver con las religiones católicas, cristianas y demás.