Amanece en Roma, la plaza de San Pedro se va llenando de las primeras luces del alba, todo preparado, todo vacío, la clausura del sínodo se realizará en el interior, la plaza puede esperar. Parece que el sínodo que nos amenaza con acompañarnos durante otro año, puede llevarnos a la iglesia del agotamiento y el hastío. No hay ningún interés en acercarse a San Pedro para la Misa de clausura. El Papa Francisco preside de aquella manera, celebrar, lo que entendemos celebrar, hace mucho tiempo que el papa no lo hace. Todo languidece, el documento final deja muy fríos, algunos cabreados, porque resultados, al menos lo que esperaban cambios radicales, no encontramos nada. Es posiblemente la reunión que el Papa Francisco ha controlado más, a colocado a los suyos, estaba todo muy controlado, pero parece, eso dicen algunos ‘progres’ decepcionados, que una minoría conservadora se ha impuesto. Veremos las reacciones estos próximos días, hoy tenemos poco y los padres y madres sinodales se vuelven a sus cosas con la intención de ‘profundizar’.
Misa de clausura del sínodo, en el interior, algo se va aprendiendo, pero incluso la Basílica se queda grande, la cosa disimula mejor y las cámaras tienen muchos ‘frescos’ a los que enfocar. Menos fieles que en la oración por la paz que ya es decir y hoy los vacíos, incluso en la nave central, ya no se podían ocultar. Ordinario de la Misa en latín, y la cruz retirada del centro del altar, será porque estorba, y puesta en una esquina en el suelo, la decadencia al lado de la grandiosidad del Bernini es todavía mucho más clamorosa. Salve gregoriana para terminar y mucho eco, es la clausura de un sínodo que nació muerto y muerto seguirá por un año más. En la plaza, siguiendo la celebración de interior, nadie, ni por despiste.
En el documento final, el término LGBT+ desaparece y no parece haber apertura al sacerdocio femenino, como esperaban muchos católicos en Alemania. Hay un tímido atisbo de esperanza para futuras investigaciones teológicas «sobre el acceso de las mujeres al diaconado, aprovechando los resultados de las comisiones específicamente creadas por el Papa». La cuestión de la mujer analizada y votada en el Sínodo resultó ser la parte que más costó: «muchas mujeres han hablado de una Iglesia que duele. El clericalismo, el chauvinismo y un uso inadecuado de la autoridad continúan desfigurando el rostro de la Iglesia y dañando la comunión». Grech se consuela: «La votación confirma que se trata de puntos abiertos, que la discusión, la reflexión y el análisis en profundidad están en curso». «Estaba claro que algunas cuestiones encontrarían una mayor oposición. De hecho, me sorprende que muchos hayan votado a favor, lo que significa que la resistencia no es tan grande como pensábamos». El documento final servirá de base para la segunda parte del sínodo que se celebrará el año próximo, mientras tanto se han abierto algunas brechas y se han cerrado muchas puertas.
Entre las brechas abiertas: «La Asamblea nos pide que evitemos repetir el error de hablar de las mujeres como un tema o un problema. Más bien, queremos promover una Iglesia en la que hombres y mujeres dialogen con el objetivo de comprender mejor la profundidad del plan de Dios, en la que aparezcan juntos como protagonistas, sin subordinación, exclusión ni competencia». «Considerar, valorando caso por caso y según el contexto, la oportunidad de incluir a los sacerdotes que han abandonado el ministerio en un servicio pastoral que mejore su formación y experiencia». «Algunas cuestiones, como las relativas a la identidad de género y a la orientación sexual, el final de la vida, las situaciones matrimoniales difíciles, los problemas éticos relacionados con la inteligencia artificial, son controvertidos no sólo en la sociedad, sino también en la Iglesia, porque plantean nuevas cuestiones. A veces las categorías antropológicas que hemos desarrollado no son suficientes para captar la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia o del conocimiento científico y requieren refinamiento y estudio adicional. Es importante tomarse el tiempo necesario para esta reflexión e invertir en ella las mejores energías, sin ceder a juicios simplificadores que dañan a las personas y al Cuerpo de la Iglesia. El magisterio ofrece ya muchas indicaciones que esperan traducirse en iniciativas pastorales adecuadas. Incluso allí donde son necesarias más aclaraciones, el comportamiento de Jesús, asimilado a la oración y a la conversión del corazón, nos muestra el camino a seguir».
También se lían con la pobreza: «No existe un solo tipo de pobreza. Entre los muchos rostros de los pobres está el de todos aquellos que no tienen lo necesario para llevar una vida digna. Luego están los de migrantes y refugiados; pueblos indígenas, originarios y afrodescendientes; quienes sufren violencia y abuso, especialmente las mujeres; personas con adicciones; minorías a las que sistemáticamente se les niega la voz; ancianos abandonados; víctimas de racismo, explotación y trata, especialmente menores; trabajadores explotados; excluidos económicamente y otros que viven en los suburbios. Los más vulnerables entre los vulnerables, por quienes es necesaria una defensa constante, son los bebés en el útero y sus madres. La Asamblea es consciente del grito de los «nuevos pobres», producido por las guerras y el terrorismo que atormentan a muchos países en diferentes continentes y condena los sistemas políticos y económicos corruptos que son la causa».
Referencias muy genéricas al tema de abusos: «Deben activarse estructuras y procesos de verificación regular de la labor del Obispo, en las formas legalmente definidas, en relación con el estilo de su autoridad, la administración económica de los bienes de la diócesis, el funcionamiento de los órganos de participación y la protección frente a cualquier tipo de abuso. La cultura de la denuncia es parte integrante de una Iglesia sinodal que promueve la corresponsabilidad, así como una posible salvaguardia contra los abusos».
Ensayo de Müller publicado en First Thing . «Muchos observadores piensan que el Papa Francisco quiere corregir lo que podría llamarse el elemento jerárquico o “primado” del liderazgo de la Iglesia apelando al elemento sinodal del liderazgo supuestamente mantenido en Oriente. Desde el Concilio Vaticano I, los llamados teólogos “críticos de Roma” han calificado de excesivo el énfasis de la Iglesia en la primacía».
«La reflexión teórica sobre los principios del ser, del conocer y del actuar es mucho más difícil que hablar de cosas concretas. Por lo tanto, existe el riesgo de que una asamblea de casi 400 personas de diferentes orígenes, formación y experiencia, involucradas en una discusión no estructurada, produzca sólo resultados vagos y confusos. La fe puede ser fácilmente explotada para agendas políticas o convertida en una religión universal de hermandad del hombre que ignora al Dios revelado en Jesucristo. En lugar de Cristo, los tecnócratas pueden presentarse como salvadores de la humanidad. Si el Sínodo quiere mantener la fe católica como guía, no debe convertirse en una reunión de ideólogos poscristianos y su agenda anticatólica.»
«Cualquier intento de transformar la Iglesia fundada por Dios en una ONG mundana será frustrado por millones de católicos. Se opondrán hasta la muerte a la transformación de la casa de Dios en un mercado del espíritu del tiempo, porque la totalidad de los fieles, ungidos como están por el Santo, no pueden equivocarse en «cuestiones de fe. Nos enfrentamos a un programa globalista de un mundo sin Dios, en el que una élite del poder se proclama creadora de un mundo nuevo y gobernante de las masas desposeídas».
«Aunque el Papa ha concedido ahora “derecho de voto” a algunos laicos en el Sínodo sobre la sinodalidad, ni ellos ni los obispos pueden “votar” por fe. En un Estado que está comprometido exclusivamente con el bien común temporal de todos sus ciudadanos y que se rige por una constitución democrática, al pueblo se le llama con razón soberano. En la Iglesia, instituida por Dios para la salvación eterna de los hombres, Dios mismo es soberano». «El hecho de que la Iglesia no sea ni pueda ser una democracia no es el resultado de una mentalidad autocrática persistente. Se debe al hecho de que la Iglesia no es en absoluto un estado ni una entidad creada por el hombre. La esencia de la Iglesia no puede captarse con las categorías sociológicas de la razón natural, sino sólo a la luz de la fe que el Espíritu Santo obra en nosotros».
«Tengan la seguridad de que incluso si la mayoría de los delegados «decidieran» sobre la «bendición» (blasfema y contraria a la misma Escritura) de las parejas homosexuales, o sobre la ordenación de las mujeres como diáconos o sacerdotes, ni siquiera la autoridad del Papa sería suficiente para introducir o tolerar tales enseñanzas heréticas, o cualquier otra enseñanza que contradiga la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, la Tradición Apostólica y el dogma de la Iglesia».
Rob Mutsaerts, obispo auxiliar de ‘s-Hertogenbosch, quiere animar un poco las cosas, hacer lio, traer ajetreo y bullicio. ¿Qué quiere realmente el Papa? . Un artículo de hoy retoma su intervención del 4 de noviembre de 2022 al comienzo del sínodo: «Dios está fuera del marco de este innoble proceso sinodal. El Espíritu Santo no tiene absolutamente nada que ver con esto. Entre los protagonistas de este proceso hay, para mí, demasiados defensores del matrimonio homosexual, personas que realmente no creen que el aborto sea un problema y nunca se muestran realmente como defensores del rico credo de la Iglesia, porque sobre todo quieren agradar a su entorno secular. Todo esto no es pastoral, no es amoroso. La gente quiere respuestas honestas. No quiere volver a casa con más preguntas. Estás alejando a la gente de la salvación. Por eso abandoné el proceso del sínodo».
La Iglesia Católica tiene la tradición cultural más larga y rica del mundo. Lo que debe hacer llorar a los ángeles al ver el desgastado, presuntuoso, pseudosociológico, pseudopsicológico y obtuso lenguaje eclesial con el que se desarrolla el actual Sínodo. Es como si la Iglesia hubiera decidido que su profunda y amplia herencia de los profetas judíos, los primeros Padres de la Iglesia, la filosofía griega, el derecho romano y toda la historia posterior de los santos y sabios de nuestra civilización podrían dejarse de lado para “caminar juntos”. El Sínodo que parece en parte diseñado para ponerse al día con el “mundo”, está, incluso en sus elementos más progresistas, ya muy atrasado. Cuando aceptas el uso de un término (LGBT) creado con fines ideológicos y te aplaudes por tu humanidad, estás muy cerca del naufragio intelectual y moral. Los organizadores del Sínodo han declarado repetidamente que el Sínodo no tiene autoridad para decidir, sino sólo para discernir, un término clave en la tradición jesuita). Así que la broma que circula por el Vaticano es que el verbo «discernir» debe conjugarse: Yo discierno. Tú disciernes. Él (el Papa Francisco) decide.
Seguimos con artículos sobre al caso Rupnik y la ‘marcha atrás’ del Papa Francisco que decide renunciar al plazo de prescripción. Todo apunta a que ha habido más que palabras después de que la Comisión Pontificia para la Protección de Menores se reuniera con las víctimas del caso. Rupnik es acusado por alrededor veinte mujeres pertenecientes a la comunidad religiosa de Loyola que él mismo fundó a principios de los años noventa. ¿Qué ocurrió entonces para que el Papa cambiara de opinión, aunque acabó acusado bajo sospecha de haber querido proteger a su ex hermano?. Según el comunicado del Vaticano: «En el mes de septiembre, la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores informó al Papa de graves problemas en la gestión del caso de Marko Rupnik y de la falta de cercanía con las víctimas».
Es evidente que las víctimas de Rupnik, se quejaron de que el pontífice nunca las ha escuchado a pesar de las diversas peticiones formuladas en este sentido. La Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, encabezada por el cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, escribió a las víctimas y se reunió con ellas. El pasado 8 de octubre, un miembro de la Comisión Vaticana, en un correo electrónico dirigido a varias víctimas, explicó cómo la solicitud del organismo vaticano para reunirse con ellas se basó en la preocupación de conocer «el trato que usted, y las otras víctimas del caso Rupnik, habéis recibido durante un proceso que sabemos ha sido sumamente doloroso y frustrante para ustedes, sus familias, sus seres queridos y una parte importante de la iglesia, en cuanto a escuchar, investigar, dar seguimiento, apoyar y la comunicación que se les ha brindado”, tratando de “revisar los procesos y acciones que se han llevado a cabo en su caso particular, para identificar cómo todo esto pudo haber afectado la legitimidad de su denuncia, sus derechos y el apoyo y acompañamiento que no le fueron brindados.»
En este momento, no se olvida la intervención del cardenal vicario Angelo De Donatis, en defensa de Rupnik, aunque haya sido acordada con la Santa Sede, aunque no existan pruebas «oficiales» al respecto. Su calurosa acogida en Eslovenia ha despertado el descontento de los obispos eslovenos. Las autoridades políticas del país no ven con buenos ojos la decisión de permitir que Rupnik regrese a Eslovenia con el riesgo de una embarazosa crisis diplomática. El Papa Francisco ha decidido salir del punto muerto e intervenir, el tema le salpicaba muy de cerca y ya no podía resistir más.
De España llegan datos de un impactante informe. Según una encuesta, aproximadamente 440 mil personas, el 1,13 por ciento de la población adulta española, declaran haber sufrido abusos sexuales en un contexto eclesiástico y el 0,6 por ciento ha sido víctima de un sacerdote o religioso católico en los últimos 50 años. La mitad de los casos, unos 200.000, afectan a menores. El informe de 777 páginas, en cien de ellas están los testimonios de 487 víctimas, las únicas que parecen existir con nombres propios, todo lo demás es el resultado de técnicas sociológicas cuando estamos hablando de graves delitos penales. Las acusaciones genéricas de poco sirven y el informe no es otra cosa que un juego de artificio, esperemos que los obispos españoles se dejen comer el pan.
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Buena lectura.