La semana va adelante y esto no hay quién lo pare, el pontificado es un pollo sin cabeza, nadie espera ya nada de este periodo, pero somos muy conscientes de que su descomposición, si alguna vez ha estado compuesto, nos puede acarrear muchos problemas. Hay entre manos temas muy delicados, internos y externos, que hacen necesario un rumbo decidido. La barca de Pedro no es que está a la deriva, ha perdido el timón y no se encuentra.
Después del revuelo de la ‘bendición’ a la mujer del perro, el Papa Francisco nos cuenta otro episodio que le hizo perder el control. Esta vez fue una mujer, al parecer muy rica, que le confió que había logrado convertir a dos personas que antes no creían en Jesús. El Papa Francisco le contesta con un exabrupto: «hacer proselitismo no es evangelizar». “Nuestro anuncio misionero no es proselitismo, lo recalco mucho, sino compartir un encuentro personal -‘si quieres, así es el Señor, así es la vida…’, pero no proselitismo-, lo que nos ha cambiado la vida. Sin esto , no tenemos nada que anunciar, ni un destino para caminar juntos”. Este es el relato: «Yo salía de la sacristía y había una señora muy elegante, rica también, con un niño y una niña. Y esta señora que hablaba español me dijo: ‘Padre, estoy feliz porque me he convertido estos dos, este viene de tal y este viene de tal. Me enojé y dije: ‘tú no has convertido nada, has faltado el respeto a esta gente, no los has acompañado. Tú has hecho proselitismo y esto no es evangelizar. Estaba orgullosa de convertirse…». «Tened cuidado de distinguir la acción apostólica del proselitismo. Nosotros no hacemos proselitismo. El Señor nunca ha hecho proselitismo».
Al Vaticano no le gustan los supuestos «influencers cristianos» que se comportan como ‘haters’ en las redes sociales, y les recuerda que la actitud más cristiana es la de «construir comunidad». “Debemos tener cuidado de no publicar y compartir contenidos que puedan causar malentendidos, exacerbar divisiones, incitar conflictos y profundizar prejuicios”. Todo esto en un documento titulado ‘Hacia una presencia plena’. Advierte «de los muchos perfiles o testimonios que pregonan contenido religioso, pero no participan auténticamente en dinámicas relacionales». Dice a los ‘aborrecedores de los católicos’ que «las interacciones hostiles y las palabras violentas y degradantes están en contradicción con el Evangelio»; y que cuando quienes las publican son «obispos, pastores o laicos destacados, no sólo provocan división en la comunidad, sino que autorizan y legitiman a otros para promover un tipo de comunicación similar». El documento lleva la firma de Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. Lucio Adrián Ruiz, secretario del dicasterio, que también firma el documento, recordó que “se trata de un texto pastoral, no dogmático”, y por tanto “abierto a discusión”. Lo cierto es que los medios oficiales de la iglesia nos cuentan una fortuna y no los sigue nadie y los ‘otros’ rebosan de lectores y no cuestas. Lo que se pretende es imponer la ‘omerta’ y eso está muy feo.
Estamos en un momento, sobre todo en Europa y Norte América, de escasez de vocaciones, peor muy poco se preguntan por qué los seminarios están vacíos. “Ya no hay vocaciones. Los jóvenes no quieren seguir a Cristo». Pero, ¿es realmente así? La sociedad ciertamente ha cambiado y el mundo ofrece muchas posibilidades a los jóvenes, pero el Señor nunca ha dejado que «falten obreros en su mies». El error que comete la Iglesia, desde hace cincuenta años, es mirar con recelo a todo aquel que llama a la puerta. «¿Por qué viene al seminario?», «¿Por qué no se va a otro lado?», «¿Qué buscas aquí?», son las preguntas que habitan en la cabeza de muchos sacerdotes y monjas de 1968. Los lugares de poder en la iglesia están llenos de sujetos viejos, rancios, quejumbrosos. Nos encontramos con obispos, rectores de seminarios o abades que miran con recelo las vocaciones.
La puerta de la Iglesia está abierta a todos, pero por el tiempo necesario para poder bailar y cantar juntos. Si un joven llama a ese monasterio se crea el pánico. Sería necesario encontrar a alguien capaz de ser el «maestro de novicios»; significaría restablecer una regla de vida, ahora perdida; significaría trastornar la vida cómoda e insignificante. Muchas comunidades tienen miedo de los jóvenes, no es el Señor quien no envía vocaciones, somos nosotros quienes no las aceptamos porque son un espejo en el que no queremos mirarnos.
El joven que se define como «rígido», en realidad, es simplemente aquel que, llegando a las puertas de un seminario, busca una realidad estructurada. Si llega y encuentra gente cantando, bailando, saliendo a tomar un chorrito y los únicos momentos que pasan juntos son el almuerzo y la cena, está claro que dará un portazo y se irá. La respuesta de muchos educadores hoy, sin embargo, es satanizar al joven y no examinar su conciencia. El mismo Papa sigue señalando con el dedo a los que viven seriamente su vida religiosa, su vida sacerdotal. Al recibir los seminarios, siempre los invita a «repensar su elección» o les pregunta: «¿Por qué estás aquí? Puedes ir y buscarte una chica». Si un sacerdote no vive su vida de oración, si un monasterio no sigue su regla de vida, tenemos que preguntarnos: ¿qué estamos haciendo? ¿Es un asilo de ancianos, una casa de retiro donde cada uno lleva su propia vida? ¿Son estas personas las que se quedan juntas para poder pagar un solo conserje? Si un monasterio sigue su propia regla, entonces se toman medidas porque son estrictos.
Según una encuesta realizada por la página web La-Croix.com a casi el 40% de los jóvenes católicos franceses les gusta la Misa Tradicional, 38% de los más de 30.000 franceses que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa el próximo mes de agosto les gusta. Aquilatando más, el 8% dijo que es su Misa favorita, 11% dijo que les gustaba tanto como la Misa en francés y el 19% dicen que asisten ocasionalmente a esta Misa. Las personas entre 18 y 35 años constituyen el tercio de lo asistentes a la Misa tradicional. El primer argumento esgrimido por los jóvenes es que fortalece el “sentido de lo sagrado”.
Otro Rescripto del Papa Francisco que reforma la Oficina del Auditor General, estableciendo que sus funciones continúan incluso durante el puesto vacante. Todos los jefes de dicasterio dejan de existir, excepto el Vicario del Papa para la diócesis de Roma, el Camarlengo y el Auditor General. La última reforma de la Curia ha eliminado la Cámara Apostólica, que administraba el patrimonio de la Santa Sede en tiempos de sede vacante. La administración ordinaria no se interrumpe durante la vacante, y dado que la Auditoría General no contempla la figura de un secretario, entonces es la misma oficina la que continúa ejerciendo la función de control. Seguimos con las reformas fragmentarias del Papa Francisco y la verdadera pregunta es si estas reformas se mantendrán o están dramáticamente vinculadas solo a la persona del Papa Francisco.
En Roma se guarda silencio sobre la suerte de Marko Rupnik, pero desde su ciudad natal se filtran rumores. Carta abierta de un sacerdote esloveno que asegura que la suerte del jesuita ya está decidida en el Vaticano, a ritmo de la Compañía de Jesús, que aún realiza una investigación interna por su cuenta. «Rupnik será pronto destituido del estado clerical y hecho desaparecer de la vida pública, se ha llegado a un acuerdo en la Santa Sede según el cual, a cambio de una retirada pacífica del jesuita, no habrá ni visitas apostólicas ni verificaciones de operaciones financieras del Centro Aletti». En el Vaticano nadie, hasta ahora, ha creído necesario aún resolver las embarazosas dudas sobre la gestión de la excomunión de Rupnik. La intención del pontífice hoy parece ser, cerrar el asunto con el menor alboroto posible, con la esperanza de que la gente olvide lo sucedido.
Cámaras en todos los espacios para espiar a los canónigos de San Pedro. Se va notando el deterioro de la basílica, que tanto por sus dimensiones, como por los materiales que la componen y su calidad, necesita un mantenimiento constante. El polvo se acumula, el agua se infiltra en los techos y los escombros caen al suelo. Desde que Julio II la fundó, la Basílica nunca ha conocido un estado de degradación como el actual. El número de empleados en la Basílica y en la Fábrica es cada vez más numeroso. El Papa Francisco ha vuelto a recibir al cardenal arcipreste. Cada mañana, el terror se cierne sobre estos clérigos salientes de la Iglesia y cuando escriben el nombre del terrible sitio de noticias del Vaticano en el motor de búsqueda, sus dedos comienzan a transpirar. Luego, un suspiro: «Hoy no se habla de nosotros». Lo que teme Gambetti y su equipo es la filtración de noticias. No les importa que ciertas cosas deban cambiar y no se deban hacer, pero sí les importa que esta noticia salga a la luz. Gambetti dejar subir al tercer piso de la Fabbrica a numerosos periodistas para «cultivar amistades», y esto parece que no ha dado el resultado esperado, ahora la técnica es identificar espías y controlar quien «pasa la noticia». Cámaras en los pasillos, en las entradas de los apartamentos, en los ascensores. Todos los días en la Basílica hay obispos y sacerdotes que se quejan de la imposibilidad de poder celebrar, teniendo que someterse a las directivas vigentes.
Lo del calentamiento es una verdadera religión que el Papa Francisco ha abrazado sin dejas espacio a las razonables dudas de tan peregrina teoría. Ahora resulta que el hemisferio norte del planeta se está enfriando, y seguirá haciéndolo durante los próximos 20 a 30 años. Los defensores del cambio climático falsifican los datos para respaldar sus argumentos. «Para ocultar el hecho de que las medias globales son pequeños residuos de grandes números cuya precisión es cuestionable, las presentaciones comunes trazan las medias globales y aumentan la escala para que los cambios parezcan grandes».
El Papa Francisco invitó a los representantes diocesanos del Sínodo a no caer en la trampa de la autosuficiencia, una verdadera «enfermedad de la Iglesia». Tenemos muchas intervenciones del Papa Francisco sobre el tema: “A veces uno tiene la impresión de que las comunidades religiosas, las curias, las parroquias son todavía demasiado autorreferenciales. Y la autorreferencialidad es un poco como la teología del espejo, del maquillage… es una hermosa enfermedad que tiene la Iglesia”. «Parece que se está colando una especie de neoclericalismo defensivo -el clericalismo es una perversión, y el obispo, el sacerdote clerical es perverso, pero el clerical laico o la clerical es aún más ; cuando el clericalismo entra en los laicos es terrible!”. “La vida religiosa es una pesadilla si se vuelve autorreferencial”.
«Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Buena lectura.
Siempre leo con verdadero placer «Specola».
Y noto que cada vez se me hace más corta tal lectura.Y no sólo porque lo agradable siempre sabe a poco,sino también porque me salto todo lo que cuenta del okupa.A mi edad,he comprobado que hay que huir de todo lo que es tóxico y envenena,ya que nunca podemos estar seguros del daño que puede provocar en el subconsciente.Jung asegura que tal «ente» es comparable a la parte sumergida-e inmensa-de un iceberg;y de lo más lábil y sensible a cualquier tipo de información que le llegue.Por lo tanto,del mismo modo en que los mineros van desarrollando silicosis;los albañiles,intoxicaciones de amianto;los pintores,de diversos metales pesados…,quienes escuchan o leen a sofistas y chamanes,terminan «tocados del ala».
Con razón exhorta San Pablo a que determinadas cosas «ni se nombren entre vosotros»(y ello se extiende mucha más allá de las que atañen a la entrepierna).Cuanto más lejos de determinadas realidades,mejor.Llevar una vida saludable es mucho más que cuidar lo que se come y lo que se practica físicamente.