Ya estamos a domingo, el Papa Francisco retoma sus apariciones públicas después de la semana de ejercicios personales, espirituales, evidentemente. La imagen de hoy es de la plaza, momentos antes de comenzar el rezo de la oración mariana, estamos como estamos. Qué tiempos aquellos que se llenaba la plaza a rebosar con la ilusión del comienzo del pontificado. Qué triste ver dónde estamos terminando, fieles pocos, turistas algunos, la suma total es bien visible, ya no es posible ocultarla por mucho que hace tiempo que nos ocultan los datos de asistencia que antes se mostraban con orgullo.
Vivimos tiempos en los que pretenden imponernos demasiadas cosas, tanto por lo civil como por lo eclesiástico, lo que nuestros amados discernidores deciden que es él no va más. Todos los que piensan otra cosa, son unos pobres hombres que no son capaces de entender la sublimidad de los celestes destinos a los que nos pretende conducir. El rebaño está revuelto, antes se decía, y se decía bien, que está encabritado. Poco a poco, da la impresión, de que va naciendo una iglesia clandestina. Los curas son la parte más débil y todo apunta a que van aprendiendo. Un artículo de hoy nos recuerda «que un sacerdote que declara a su obispo su intención de no obedecer órdenes que, de ser cumplidas, privarían a los fieles de todos los beneficios para el alma derivados de la celebración de la Santa Misa in vetus ordo, sabe muy bien que ahora le pueden llegar las sanciones». «Sin querer llegar al extremo de una excomunión y reducción al estado laical, bastará con privar a ese sacerdote de cualquier oficio en la diócesis. Si es párroco, despojarlo de la parroquia y encontrarse, de un día para otro, sin medios de subsistencia y sin hogar».
Hoy el cura «rebelde» no se juega la vida y el «brazo secular» no le va a pegar, pero vistas las simpatías que reinan, no es de excluir una ‘muerte civil’. Son tiempos, creemos que se está haciendo mucho más de lo que creemos, que los fieles, deben, en estos tiempos de enfermedad, sentir el deber de ayudar a los buenos sacerdotes que no aceptan ajustarse a órdenes equivocadas e injustas. Vivimos años oscuros, años de satanás y debemos actuar teniendo en cuenta la situación real. Con el corazón en alto y los ojos al cielo, pero con los pies bien puestos en la tierra, de lo contrario corremos el riesgo de pedir sacrificios que se podrían haber evitado.
Silere non Possum nos ofrece un estupendo resumen de cómo fueron las cosas en la reunión del clero de Roma con el todopoderoso purpurado Ghirlanda. Fue el jueves día en el gran salón de la Lateranense. La intervención se centraba en la»explicación» de la inexplicable Constitución Apostólica In Ecclesiarum Communione, por el que parece ser su autor y el la que puso en práctica todas sus ideologías. El mismo problema ocurrió con Praedicate Evangelium, en el pasado las Constituciones y los documentos eran claros y resolvían dudas, hoy, estos textos llevan a la confusión. La participación fue alta y eso demuestra la inquietud reinante en los sacerdotes de la diócesis de Roma que buscan respuestas y temen hacer preguntas. El obispo de Roma no participo en la reunión con sus sacerdotes y envió a su embajador que recordó que el Papa es obispo de Roma. Un sacerdote le interrumpió: “Agradecemos mucho a Su Eminencia por recordarnos este dictado del Catecismo de la Primera Comunión”. En presencia del cardenal vicario, puesto por Francisco y ahora claramente marginado: “Pido disculpas a Don Angelo, pero el obispo de Roma no es el Vicario sino el Papa”.
Da la impresión de que Ghirlanda no está en el mundo y que considera que en la Iglesia son todos idiotas. Poletti, Ruini, Vallini y ahora De Donatis sabían muy bien que eran Vicarios de Su Santidad y no Obispos de Roma. Un párroco romano intentó explicar qué: «es muy diferente ser obispo de Roma en el papel y serlo en la realidad. Si antes el Papa era obispo de Roma y todos sabían su vicario se preocupaba por cuestiones concretas, hoy, como suele hacer Francisco, esto ya no sucede, la cuestión se agrava y no mejora». Ghirlanda ha admitido que «el Papa no podrá ocuparse de todo lo que prevé la Constitución», que “en lo que se refiere a los Consejos Episcopales, no los presidirá todos. A lo mejor mira la agenda y si le interesa alguna cosa en particular la presidirá”. Otro sacerdote preguntó, ¿por qué el Papa no ordena a sus sacerdotes romanos? ¿Por qué no conoce al clero?. Otro: ¿por qué el Papa no visita el seminario diocesano, como lo hicieron sus predecesores? ¿Cómo puede un obispo no preocuparse por sus futuros sacerdotes?. ¿Sobre qué base aprobará el Papa los nombramientos de párrocos? ¿Quizás basado en la simpatía?
Otra intervención: ¿deberíamos tal vez confiar en el juicio del «Consejo Pastoral Parroquial»? ¿Personas que no tienen conocimiento de las necesidades de una parroquia pero que actúan solo por intereses personales?. ¿Tendremos que someternos las “calificaciones” de nuestros feligreses? ¿O seguir las derivas de algunos blogs psicópatas que evalúan la «validez» de un presbítero según celebre con dos cordones en lugar de con uno?. Ghilanda aquí se le veía muy perdido, «nunca ha pasado un día en una parroquia y viene a explicar a los presbíteros romanos cómo se puede ser un buen párroco». Para Ghirlanda, el Papa puede decidir si los laicos tienen el poder de gobierno, el Papa decide y todos callan. Los hay con ganas de molestar y un presbítero señaló que el Vicariato gastará más de 250.000 euros para la Comisión Independiente de Vigilancia. La respuesta: «El control puede molestar a quien tiene algo que ocultar, de lo contrario no hay de qué preocuparse». «De esta manera, el controlado se distingue claramente del controlador». La impresión es que el Papa Francisco rehúye el cara a cara con sus curas, se ha enemistado con la Curia romana y ahora con su diócesis de Roma. Cuando los sacerdotes le señalan que su forma de gobernar no es en absoluto «sinodal», los desprecia y no los escucha más. El mensaje es claro: «si el Papa quiere ser obispo de Roma, realmente debe hacerlo y no quedarse en cómo controlar una situación que se le ha ido de las manos.
¿Qué hará monseñor Georg? Hoy tenemos varios artículos sobre el argumento. En el encuentro del sábado estaba sobre la mesa el futuro del secretario privado de Benedicto XVI, quien durante los últimos tres años ha sido destituido de facto del cargo de prefecto de la casa pontíficia tras la explosión del caso Sarah. Siguen los fieles pasando por la tumba del Papa Benedicto y a primera hora de la mañana, la ‘familia pontificia’ de Benedicto XVI se sigue acercando para rezar el rosario. Hoy sabemos que el Papa Francisco le asignó en 2018, tras negarle la residencia en el Palacio Apostólico antes reservada para quienes ocupaban el cargo de prefecto. Tras la muerte de Benedicto XVI, el escenario más probable era un destino en el extranjero como nuncio apostólico en una de las catorce sedes actualmente vacantes. La posibilidad de verlo como titular de alguna diócesis alemana se consideró complicada, pero en las últimas horas desde Alemania hay quienes empiezan a considerarla una hipótesis no tan descabellada. Gänswein va a Baviera la próxima semana en donde está libre Bamberg, la más posible ya que en la otra libre, Paderborn, el arzobispo es elegido por el cabildo catedralicio. La otra posibilidad es una prórroga de su retiro que se prolonga desde 2020. La audiencia del sábado duró poco : prevista para las 9 de la mañana, a las 9:30 ya había terminado.
Audiencia del Papa Francisco a la redacción del mensual femenino del Osservatore Romano, en ella mencionó al presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y su capacidad de aprobar el ‘plan de recuperación’ a pesar de la oposición de los países del norte. «Incluso en el Vaticano, donde ponemos a las mujeres, todo cambia inmediatamente». Las mujeres tienen «una capacidad de manejar y pensar» que es «superior» a la de los hombres.
«Señor, ¡qué bien se está aquí!».
Buena lectura.
Si un elemento como Bergoglio dice que las mujeres tienen una capacidad de pensar «superior a la de los hombres», las mujeres deberían mosquearse. Está intentando generar división como hace siempre. Y en realidad, a su estilo peronista, piensa que las mujeres son tan tontas que son más manejables. Ya está: traducido al cristiano. ¿Hasta cuando, Señor?