Hemos pasado el segundo ferragosto de la peste, la ciudad eterna sigue languideciendo y la alegría de tiempos que hoy nos parecen tan lejanos no regresa. Muchos negocios cerrados ¿temporalmente?, otros que no abrirán más, las calles de Roma desiertas y abrasadas por el calor no prometen primaveras sino largos inviernos. Si repasamos la historia de las pestes suelen suponer cambios sociales de un cierto calado, la de hoy no es una excepción y el mundo está muy revuelto. El Papa Francisco recordó la tragedia perpetua de Haiti, un país fallido que encadena desgracias, ahora un terremoto; y Afganistan, una larga guerra que termina con el poder de lo más odiado y que puede traernos muchos quebraderos de cabeza. El rico primer mundo, en estos momentos mucho más hipotecado que rico, se deshace en deseos de buena voluntad, en invitaciones al diálogo con quien no quiere ni empezarlo.
En los viejos cuarteles preside la máxima ‘si vis pacem, para bellum’, atribuida a Julio Cesar pero basada en Vegecio en su obra Epitoma rei militaris del 390. Es estos tiempos de buenismos vacíos en que pensamos que todos nuestros antecesores eran una especie sub humanoide, se nos olvida que el miedo cuida el huerto y si queremos la paz tenemos que estar preparados para defendernos. La frasecita, con los escasos latines de hoy, es hoy mas famosa por la popular pistola ‘parabellum’ de fabricación, como no, alemana.
El Papa Francisco sigue con sus mundos virtuales, con cielos arco iris, sin muros y llenos de puentes: «Me uno a la preocupación unánime por la situación en Afganistán. Les pido que recen conmigo al Dios de la paz para que cese el clamor de las armas y las soluciones se encuentren en la mesa de diálogo”. «Solo así la población maltratada de ese país, hombres, mujeres, ancianos, niños, podrán regresar a sus hogares, vivir en paz y seguridad en pleno respeto mutuo». Es pavoroso ver las imágenes del aeropuerto de Kabul con miles de personas intentando huir dejando a millones en manos del estado islámico. A los talibán no se les ve muchos ánimos de dialogar, tienen muy claro lo que quieren y están dispuestos a imponerlo.
Los buenistas de siempre solo ofrecen la huida por respuesta y el abandono de los más débiles. La capital ya está tomada y continúan los procedimientos de evacuación de las embajadas en el territorio. El pacifista Biden defiende a los suyos: «Cualquier acción contra el personal estadounidense se encontrará con una respuesta militar estadounidense rápida y fuerte». El Papa Francisco: «Oren para que cese el clamor de las armas», en este caso no han necesitado muchas armas y simplemente han tomado lo que no se ha defendido. Los números asustan y Biden ha enviado a 5.000 marines para evacuar a 30.000 ciudadanos estadounidenses antes del 31 de agosto. Estados Unidos está trabajando «para evacuar a miles de personas que han ayudado a nuestra causa y a sus familias. Nuestros corazones están con los valientes hombres y mujeres afganos que ahora están en peligro». Abandonar a mujeres y niños a los asesinos islámicos no es humano, es lo que el maravilloso primer mundo provoca con su vergonzosa huida.
Luigi Bisignani, guinda de todas las logias, siempre atento a los movimientos de poder nos da algunas calves de interpretación sobre la administración actual del Vaticano. La diplomacia de la Santa Sede se ha transformado en un sistema muy ambiguo y el frente arco iris y los chinos, que no pierden el tiempo, son los dos quebraderos de cabeza en este momento. Empiezan a aflorar la operación de inteligencia que Guoanbu, el poderoso servicio secreto chino, emprendida en los últimos años, espiando la plataforma ‘Grindr’, el ‘social’ mundial para encuentros homosexuales, adquirido por el grupo chino Kunlun. A estas alturas, de Washington a Munich hablar de cisma ya no es un pecado y quedan lejos los grandes éxitos de la diplomacia del Vaticano: el establecimiento de relaciones diplomáticas de la Santa Sede con Libia, Israel, la Autoridad Palestina, la presidencia de la conferencia sobre seguridad en Europa, el papel de Juan Pablo II por la primacía de los derechos humanos y la libertad de religión y por la distensión con Europa del Este. Hoy la situación es muy distinta y la pregunta es ¿es esto realmente lo que el rebaño de fieles quiere de su pastor?
Sinos fiamos de los datos que nos aporta el ‘Otto per mile’, los fieles italianos se alejan de sus pastores como de la peste. Hay una disminución progresiva en el número de inscritos que optan por la «donación» anual a la Iglesia. Il Messaggero ha inmortalizado la situación sobre la contracción de «tres millones y medio» durante un período de nueve años, no son euros, sino «opciones».
El cardenal Burke, positivo por Covid desde el 11 de agosto, está hospitalizado
«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno».
Buena lectura.