No nos dejan descansar ni el día de Sábado Santo. Empezamos la Semana Santa con el ‘silencio’ del Domingo de Ramos, la estamos terminado con la ‘ausencia’ de Viernes Santo. No se puede esconder la realidad en medio de argumentos que nadie cree, esto se termina, y asistimos a una agonía de acontecimientos imparable.
La noticia de hoy, suponemos que nada deseada por el Papa Francisco, es su ausencia del Vía Crucis, dejando a un lado el pobre contenido de texto preparado por él mismo. El sillón quedó vacío, todo un símbolo de este momento. El argumento, esta vez, no es ninguna indisposición, líbrenos Dios de pensar tal cosa en persona cargada de espléndida y jovial salud . El comunicado oficial nos dice que es «para preservar su salud de cara a la Vigilia de mañana y a la Santa Misa del Domingo de Resurrección, esta tarde el Papa Francisco realizará el Via Crucis en el Coliseo desde Casa Santa Marta». Todos recordamos a San Juan Pablo II abrazando la cruz en su capilla privada y visible a través de las pantallas del coliseo, hoy no tenemos ni imágenes desde Santa Marta. Seremos tan malvados que tendemos a no creernos los argumentos , y esto minutos antes de comenzar. Todo estaba preparado, el dispositivo de seguridad a lo largo del camino desde el Vaticano, la organización preparada para recibir al Papa, los fieles esperando, el despliegue masivo de las fuerzas policiales en el lugar: pero el sillón quedó vacío.
Otro duro artículo de Quarracino. «En estos días de meditación y piedad, que acompañan la semana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, no tenía intención de escribir nada ajeno a esta gran semana, es decir, dejar los análisis críticos para otro momento. Pero parece que el actual Pontífice insiste también hoy en su camino heterodoxo, pero de manera muy cruda y banal, presentando a Cristo como un psicólogo o terapeuta «dulce», «afectuoso» y «comprensivo», casi mudo».
«Casi inmediatamente después de la muerte de Benedicto XVI, ocurrida el 31 de diciembre de 2022, el actual Obispo de Roma comenzó a desplazar a Jesucristo del centro de la vida de la Iglesia, mediante una tergiversación farisaica y jesuítica de las palabras de Nuestro Señor contenidas en los Evangelios, haciendo una interpretación que no se corresponde con los textos sagrados». «Prueba de estas imposturas son las homilías que pronunció este Jueves Santo, tanto en la Misa Crismal como en la Misa de la Última Cena del Señor, con las mujeres detenidas en una prisión romana».
«Más que una reflexión exegética, esta interpretación bergogliana parece una «reflexión» hecha con una mezcla de palabras o textos dispersos, una interpretación libre y sin ningún tipo de rigor. Pero en absoluto las palabras del propio Jesucristo, porque en realidad la homilía es más bien un texto de terapia «espiritual y psicológica» para sacerdotes y clérigos». La misa vespertina en la prisión de Rebibbia se reduce a decir que “Jesús todo lo perdona, Jesús siempre perdona. Sólo nos pide que pidamos perdón». «En rigor, las homilías del pontífice argentino no son homilías, sino estafas litúrgicas».
En los textos de la tradicional cita de esta tarde en el Coliseo, el Pontífice menciona la actualidad, dejándola en el fondo de una reflexión de corte espiritual. Están «los que sufren la tragedia de la guerra», las mujeres que sufren «indignidades y violencias», las víctimas de quienes utilizan «un teclado para insultar y publicar frases», pero también están los «niños por nacer» y los «abandonados», los jóvenes «esperando que alguien escuche su grito de dolor», los «demasiados ancianos descartados».
Muy llamativo el despliegue de Le Figaro Magazine con el título: “Final de Reinado en el Vaticano – Cómo la Iglesia prepara el día después de Francisco” (Fin de Régne au Vatican – Comment L’Église prépare l’après-François), motivado, según afirma, por una salud del Papa que “se fragiliza”, si bien se mantenga “su voluntad de conducir las reformas de la Iglesia de una manera que es más poderosa que nunca”. Desde el inicio tiene un cariz un tanto dramático sobre la situación física del Papa, cuando expresa que es en la Basílica romana de Santa María la Mayor, donde “a sus 87 años él hace cavar su tumba». Oficialmente los avisos de obra anuncian trabajos de ‘restauración’. Le Figaro Magazine ha podido verificar que una sepultura está en preparación”.
El artículo de Guénois pasa a hacer una especie de balance del pontificado en los que “la imagen de Francisco es siempre buena en los medios y en la opinión mundial”, pero en los que “el clima en la Iglesia se ha degradado”. “En el Vaticano, el ambiente es más tenso que nunca; en las parroquias sobre el terreno, reina la confusión”, situación que se intensifica, según “numerosos responsables, testigos y expertos, con la muerte del Papa Benedicto el 31 de diciembre de 2022”, que ha “producido un efecto misterioso, “imposible de medir”.
«Tras el fallecimiento del Papa alemán, Francisco ha tomado “decisiones de importancia”, “y a un ritmo acelerado”, de las que “la más marcante fue la nominación en julio de 2023, a la cabeza del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, de Mons. Víctor Manuel Fernández, argentino, amigo personal de Francisco”, una nominación que lo elevaba a un lugar como “número dos del pontificado. Para situarnos, es preciso recordar que Juan Pablo II había escogido a Joseph Ratzinger para ocupar esta función clave”. “Muchos vieron esa nominación como la elección coherente de un teólogo considerado como ‘el inspirador de Francisco’, otros lo han percibido como una ‘provocación’ dirigida a los conservadores”, una “orientación sin vuelta atrás”.
Otra de las decisiones post-Benedicto es, obviamente, la de la declaración Fiducia supplicans, del 18 de diciembre pasado. “Según un Cardenal residente en Roma, Fiducia supplicans habría actuado como ‘la gota de agua que hizo desbordar la copa’, provocando esta fragmentación y polarización inédita en la Iglesia. Y desanimando, incluso en la curia romana, secciones enteras de prelados, particularmente obispos, hasta ese momento más bien leales a Francisco”. Aunque “el Papa ha sido salvado en las críticas públicas”, “el Cardenal Fernández ha perdido su credibilidad y su autoridad”. Una imagen también fuertemente minada con la aparición de una antigua obra del Cardenal argentino, ‘La Pasión Mística. Espiritualidad y sensualidad’, con contenidos sexuales muy explícitos, que había sido “disimulada al punto de ser extraída de la bibliografía oficial de este teólogo promovido al más alto puesto teológico de la Iglesia”. “‘El Papa, amigo personal de Fernández, no podía ignorar la existencia de ese libro y su disimulación’.
«Otra decisión reciente que ha ocasionado serios movimientos telúricos en la Santa Sede, ha sido la condena a más de cinco años y medio de prisión del Cardenal Angelo Becciu, antiguo sustituto de la secretaría de Estado, decisión que “ha sido recibida como un martillazo en el Vaticano. Muchos pensaban que sería objeto de una sentencia simbólica por un proceso que entre tanto demostró que el principal cargo que se le imputaba, una calamitosa inversión inmobiliaria en Londres, había sido igualmente cubierta por sus superiores, incluido el propio Francisco”. «Severidad muy diversa a la de casos como “el affaire Marko Rupnik, este mosaista jesuita conocido en el mundo entero, acusado de decenas de abusos sexuales en diciembre de 2022, quien escapó a la excomunión, protegido por el Papa”. Las sesiones sinodales de octubre 2023, “en las que la Iglesia católica da la impresión de poner en cuestión sus fundamentos”, reformas que “caerían muy mal en ciertos círculos”.
“Estos acontecimientos, y su aceleración, alimentaron una especie de ‘malestar general’, revela un Cardenal, una ‘atmósfera deletérea’, efectivamente palpable en Roma. «Desde la muerte de Benedicto XVI, el tren se descarriló». Demos II, documento que empezó a circular en la curia romana a finales de febrero pasado, “efectivamente redactado por un Cardenal como nosotros hemos podido verificar”. El derecho canónico prohíbe formalmente todo conciliábulo previo entre cardenales. Pero nada impide a los prelados reunirse a título privado –aquello que ya se ha producido, y ha habido reuniones como en el pasado– algo que Le Figaro Magazine ha podido verificar”.
A diferencia del anterior cónclave “esta vez, según opinión unánime, la cuestión número uno no es ‘quien’ podría suceder a una personalidad tan fuerte como Francisco, sino ‘como restaurar la unidad de una Iglesia ahora profundamente dividida’. Se escucha eso por todas partes”. Una preocupación “por el pontificado futuro: ‘¿Qué orientación para la Iglesia? ¿Es necesario regresar atrás’, se interroga un alto responsable en el Vaticano, o continuar la reforma’ ¿Hacer una pausa? ¿La Iglesia cree aún en alguna cosa?’”
El articulista pasa a los ‘papabiles’, afirmando de inicio que por ahora “nadie se impone”. «Las múltiples fuentes interrogadas sobre un papa africano juzgan que ‘aún no ha llegado la hora’, pero todos coinciden sobre el hecho que los africanos estarán en posición de ‘árbitros’ del próximo cónclave”, con sus 17 cardenales electores. Lo que si es muy claro es que: ‘Todo menos un latino americano, todo menos un jesuita». “Europa, polarizada, será decisiva con 52 electores”.
Varios artículos sobre la larga entrevista de Becciu a Die Zeit. Hablamos de un diario que vende casi 500.000 ejemplares. «Ahora ya no es el Colegio Cardenalicio el que juzga a los cardenales y obispos que trabajan en el Vaticano, sino el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano». «Acepté la citación por obediencia al Papa, y pensé que me tratarían con justicia, no que me condenarían a priori». «El Papa siempre ha depositado su confianza en mí. Estoy convencido de que le dijeron cosas equivocadas sobre mí». «No siento ni tengo la más mínima culpa. Todas las acusaciones han sido refutadas por mis abogados». «Estoy seguro de que mi inocencia será reconocida y que la verdad saldrá a la luz. Recurriremos la sentencia».
«¿Está la Curia autorizada a especular o tiene razón el Papa Francisco cuando dice que quiere una Iglesia pobre para los pobres? El Papa tiene razón, pero también hay que garantizar los salarios de los 4.000 empleados que trabajan en el Vaticano. La mayoría de ellos son laicos con familias. ¿Deberíamos despedirlos si el dinero ya no es suficiente? A pesar de todas las reformas, la Santa Sede todavía presenta un balance negativo. La Iglesia no es un negocio y no debe buscar lucrarse, pero también debemos financiarnos».
«Durante el juicio, las declaraciones de los testigos revelaron claramente que había conspiraciones en mi contra. Empecé a tener sospechas hace tres años, cuando empezó esta pesadilla. Mis abogados están tratando de obtener información que aún es clasificada, pero necesaria para llegar a la verdad». «Nunca le he pedido al Papa que testifique ante el tribunal, incluso si algunos hechos sólo los conocemos yo y el Santo Padre. Le fui fiel». «Mi Iglesia está pasando por un momento difícil. Está sacudida por el secularismo y los escándalos de abusos, por el relativismo teológico y la polarización ideológica, por el abandono de la Iglesia y por la escasez de sacerdotes. Pero ella siempre ha salido mejor de estas crisis».
Esta mañana nos recuerda que estamos en tiempo de Oficio de las Tinieblas. Nos esforzamos en ocultar la realidad bajo capas de chucherías y lentejuelas de hojalata: si no existiera la luz, que es Cristo, estaríamos completamente a oscuras. Jerusalén,
«Jerusalén, convertere ad Dominum Deum tuum».
Buena lectura.
«¿Está la Curia autorizada a especular o tiene razón el Papa Francisco cuando dice que quiere una Iglesia pobre para los pobres? El Papa tiene razón, pero también hay que garantizar los salarios de los 4.000 empleados que trabajan en el Vaticano. La mayoría de ellos son laicos con familias.
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Esto es otra mitología de los progres de los 1960: «Una Iglesia pobre para los pobres». Un lema absolutamente vacío de contenido, utópico dentro del pensamiento Alicia de la más absoluta irresponsabilidad y falta de argumentación, fundamentación y lógica. Un lema partidista que sólo conduce al desastre de la misma Iglesia. Y la responsabilidad es de los obispos y cardenales, porque tienen el deber de rectificar al papa si éste se equivoca gravemente. Pero no cumplen su misión, todos callan, obedecen por miedo o interés, y dejan que un lema absurdo y destructivo vaya haciendo estragos dentro de la Iglesia: «pero lo dice el papa…»
La única finalidad de la Iglesia, la preferente, la prevalente y la suprema, es la salvación de las almas, no el ser una ONG o una ONU o un Estado para atender la cuestión de la justicia social, que no es el objeto de la Iglesia.
Los Estados europeos tienen un PIB de 15 billones de euros, y el estado del bienestar se desglosa aproximadamente así:
1. Pensiones de jubilación, desempleo, enfermedad y discapacidad: 19%: casi 3 billones de euros
2. Sanidad: 7%: más de 1 billón de euros
3. Educación: 4,6%: casi 0,7 billones de euros
4. Servicios públicos, cultura, infraestructuras, seguridad y defensa: casi 15%: 2,2 billones
– TOTAL ESTADO DEL BIENESTAR UE (1 a 4): casi 5 billones de euros
Con este nivel de gastos y de presión fiscal europea (el Estado se come la mitad del PIB anual), representa un modelo de gran presencia del estado, con lo que se crea un dilema que cada año crece sin parar, y más con el tema de la guerra de Ucrania, la falta de energía y materias primas, el desguace de la agricultura, ganadería y pesca y la desindustrialización de la UE por mor del rescate y recuperación de la naturaleza: o se sigue como ahora y se arruina el potencial de desarrollo de las sociedades, o apostamos por echarle fuerza al motor del crecimiento económico.
Como puede verse, LA JUSTICIA SOCIAL NUNCA JAMÁS ES COMPETENCIA DE LA IGLESIA, sino del Estado, y en concreto, del Estado del Bienestar, único que tiene capacidad de recaudar 5 billones de impuestos sociales coercitivamente, a la fuerza de las multas, embargos y prisión.
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ES LA CURA ANIMARUM (salvar a las almas), que está recogido en el canon 1752 CDC. Luego están las obras de misericordia espiritual y corporal, estas últimas pueden incardinarse dentro de la cuestión de la justicia social, pero cristalinamente se observa que nunca jamás la Iglesia puede disponer de más de 7 billones de euros para gestionar un Estado.
Para ello hay que ver que la CEE española tiene un presupuesto anual de 1.000 millones de euros, una birria frente al PIB español de 1 billón de euros y unos presupuestos estatales españoles que se llevan la mitad, debiendo de pagar sólo en pensiones de jubilación unos 900 millones de euros mensuales… De ahí se infiere la irracionalidad del lema «una Iglesia pobre para los pobres».
Pero la Iglesi no tiene facultades de recaudar tal volumen de impuestos, ni de dar leyes, decretos y sentencias para el ordenamiento de un sistema del Estado del bienestar. La Iglesia en la UE no tiene capacidad como para recaudar 5 billones de euros cada año de un PIB o riqueza generada anual de 15 billones. Esto es tan obvio que es de cajón.
La Iglesia tiene además el deber de velar por los 4.000 funcionarios y por el funcionamiento tanto de la Santa Sede, el Estado de la Ciudad del Vaticano y de la Iglesia en general en el mundo. Este lema «Iglesia pobre para los pobres» es absurdo, debería de ser eliminado, y ciertamente, los obispos y cardenales, que para eso tienen seso y conocimientos, deberían de haber criticado desde el minuto 0, y no haberse convertido en un rebaño pastueño y ovejuno de súbditos obedientes a un poder vaticano que ha perdido toda lógica y racionalidad.
Hubo gente de los 1960 y hasta bien entrado el 2000 que decían que se debía de vender todas las obras de arte de la Iglesia. Con certeza no sabían que casi todas las obras de arte del Vaticano están aseguradas al coste de 1 euro, porque es tal su valor que no hay aseguradora que pueda costear los daños hasta cierto punto de, por ejemplo, el Moisés de Miguel Ángel.
Además, todo el dinero obtenido por las subastas irían a parar en manos privadas, que las privatizarían, las pondrían fuera del sistema museístico «sólo para su ojos» y las de sus amigos, pasarían a ser una moneda especulativa de cambio, o las ubicarían dentro de museos privados y pagando grandes sumas para verlas.
Del dinero obtenido por las subastas del arte católico vaticano, todo el dinero iría para los pobres de los países pobres que sería fundido en un segundo por las corruptas autoridades de estos países, transfiriéndose todo el dinero solidario hacia sus cuentas privadas de todos los bancos y paraísos fiscales del mundo.
En definitiva, el Vaticano y los católicos nos quedaríamos sin arte religioso, éste estaría privatizado en su propiedad, posesión y uso, sería moneda de uso mercantil y de poder y fama para su propietario, y de otro lado, no veríamos el dinero obtenido en subasta, pues todo éste se iría a los pobres de los países pobres pero en realidad sería fundido y reenviado a bancos y paraísos fiscales, para enriquecimiento de los políticos corruptos de estos países.
Si quieren una Iglesia pobre para los pobres, ya saben, descapitalización total y absoluta irreversible para siempre, y enriquecimiento injusto para ricos privados y políticos corruptos, sin poder atender el proselitismo y la extensión de la Iglesia por el mundo… buen negocio… y todo eso, porque los obispos y cardenales carecen de inteligencia colectiva, no piensan ni manifiestan la crítica en relación a los nefastos efectos y consecuencias de estos lemas progres sesenteros y de pensamiento Alicia salidos del Vaticano, que sólo conducen a la irrealidad, la ruina, la pobreza, la sandez y la ilógica irracional.
¿Mejor una Iglesia rica para los pobres?